De los experimentos caseros de Marlene Dietrich a la apuesta sutil de Kris Jenner, el lifting facial cambió radicalmente. El doctor Paul Durand explica cómo la cirugía pasó de estiramientos visibles a técnicas tridimensionales que devuelven volumen y armonía al rostro.

Por María Jesús Sarca Antonio

¿Alguien recuerda a Marlene Dietrich tirando de su propio cabello para tensar la piel del rostro? En los años 40, la actriz recurría a lo que se conoció como Croydon facelift: un “homemade lifting” que usaba cinta adhesiva y ganchos ocultos bajo pelucas o peinados. Era un recurso ingenioso pero rudimentario, que marcó los primeros intentos de rejuvenecimiento facial.

La técnica del “skin only facelift” se considera inferior por su resultado artificial y cicatrices visibles.

“El facelift es uno de los procedimientos que más han evolucionado, en técnica, tecnología y resultados”, comenta el cirujano plástico peruano Paul Durand. “En los años 60 consistía en levantar solo la piel, hacer incisiones alrededor de la oreja, por la patilla o en la línea del cabello, estirarla y cortar el exceso. El problema era que duraba poco y dejaba cicatrices notables”. El resultado solía ser un rostro estirado hacia los lados, con el temido efecto “cara en túnel de viento”.

La década de los 80 cambió el rumbo. Los cirujanos comenzaron a trabajar con planos más profundos. “Se entendió que el envejecimiento afecta también a músculos y tejidos, por lo que había que reposicionarlos”, explica Durand. La introducción del trabajo en el SMAS (Superficial Musculoaponeurotic System) permitió resultados más duraderos y naturales.

“El facelift es uno de los procedimientos quirúrgicos que más evolucionaron en técnica, tecnología y resultados”.

“Cuando haces un facelift, abres la cara y levantas la piel. Debajo está el tejido subcutáneo y, justo encima de los músculos, existe una capa llamada SMAS. Esa es la capa que se eleva para reposicionar el tejido. Lo ideal es que la fuerza de la cirugía esté en esa capa, no en la piel”, señala el especialista.

A partir de allí surgieron diferentes técnicas: plane face, SMASectomy, SMAS Plication, high extended SMAS o composite deep plane facelift, todas enfocadas en reposicionar los tejidos profundos. Estudios con gemelas idénticas confirmaron que los mejores resultados se lograban cuando la cirugía iba más allá de la piel. “Lo que realmente marca la diferencia es la pericia del cirujano y personalizarlo según el rostro que tiene delante”, apunta Durand. Sin embargo, en esa etapa aún faltaba devolver volumen, lo que en ocasiones dejaba expresiones rígidas.

La actriz alemana Marlene Dietrich, belleza del cine clásico, popularizó el ‘homemade lifting’ en los años 30. 

La revolución del volumen

El gran avance de los últimos quince años fue el injerto de grasa, también llamado lipofilling. “Hoy en día se puede aumentar volumen con ácido hialurónico o con grasa del propio paciente. En un facelift me gusta extraer un poco de grasa —generalmente del muslo o del abdomen—, procesarla e inyectarla en las áreas del rostro que cada paciente necesita”, describe Durand.

El primer estiramiento facial de Kris Jenner  fue realizado por el Dr. Garth Fisher y documentado en un episodio de “Keeping Up with the Kardashian”.

Esta técnica permitió recuperar la tridimensionalidad perdida sin caer en el exceso. “Ese relleno excesivo produce rostros hinchados, poco armónicos, lo que muchos critican como una mala cirugía plástica. Pero en realidad, en muchos casos esas personas intentaron compensar con rellenos lo que debía resolverse con un facelift”, aclara.

El lipofilling convirtió el rejuvenecimiento en un proceso completo: estirar, reposicionar y reponer. Y en paralelo, la cultura también evolucionó. “Antes se veían caras muy ‘operadas’. Hoy hay una búsqueda de resultados discretos”, afirma Durand.

“Kris se ve más  natural frente al bombardeo de rostros hinchados de Hollywood”, explica el Dr. Paul Durand.

El ejemplo más comentado es el de Kris Jenner. “No es el primero que se hace, pero le ha quedado muy bien. Kris se ve más natural frente al bombardeo de rostros hinchados que solíamos ver en Hollywood”, añade. Incluso dentro del clan Kardashian hubo un giro: labios menos voluminosos, facciones más equilibradas y un regreso a la naturalidad.

Cambios que, en palabras del especialista, deben ser “elegantes, naturales y difíciles de detectar”.

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