El departamento de la pareja de arquitectos Juan Carlos Doblado y Verónica Pereira sintetiza sus estilos de diseño y de vida. Formas geométricas, contrastes y mucha sensación de amplitud priman en este espacio en el que la simpleza es sinónimo de elegancia.
Por Jimena Salas Pomarino / Fotos: Gonzalo Cáceres Dancuart
Intervenido desde planos, este luminoso apartamento de doscientos cincuenta metros cuadrados fue concebido como un proyecto integrado de arquitectura e interiorismo. Mientras el edificio aún estaba en obras, Juan Carlos Doblado y su esposa, Verónica Pereira, plantearon una serie de modificaciones sobre la distribución. La más significativa fue la que Doblado llama “el corazón y punto de partida del proyecto”: la biblioteca familiar.
“Era un dormitorio que no necesitábamos, así que lo transformamos en lo que, tradicionalmente, es la sala de estar”, acota el arquitecto. Solo que, además del televisor, el sofá y un escritorio lineal y minimalista hecho a medida, este espacio cuenta con un amplio librero de diseño geométrico que funciona como separador de ambientes. En él, la familia atesora algunos de sus objetos más preciados.
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“Los libros que contiene los hemos leído y hojeado. No son de adorno”, precisa. La tercera parte son novelas, otro tercio son publicaciones de arquitectura, y el resto reúne una vasta colección de cómics del hijo de la pareja con volúmenes de cocina que la arquitecta Pereira colecciona y utiliza. Sin duda, una familia de lectores necesitaba un ambiente específico para conservar y, al mismo tiempo, compartir y exhibir con orgullo sus lecturas.
Privado y social
Entre la biblioteca –pensada como el núcleo en torno al cual se articulan los demás ambientes– y el área del salón y comedor, no hay puertas. Los espacios están conectados.
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Sin embargo, para Juan Carlos Doblado esta no termina de ser un área social, puesto que es un lugar de encuentro familiar y uso habitual. La terraza que también une estos espacios funciona como una transición, a la vez que permite ampliar los ambientes.
En los meses de verano, las mamparas corredizas se abren completamente e integran exterior e interior. Así, en los días soleados el clan desayuna en el pequeño comedor de tres puestos, al aire libre. La barrera de macetas perfectamente uniformes permite, además, conservar la privacidad. De esta forma, la apertura ha sido meticulosamente pensada para cumplir una doble función: ganar extensión, por un lado, y conservar la independencia e intimidad, por el otro.
Líneas y volúmenes
Los muebles de obras en cocina y baño, así como varias de las piezas de mobiliario, se caracterizan por su estilo abstracto y geométrico. Por su parte, la paleta base tiene como protagonistas al blanco y al negro, que contrastan con la calidez del piso de madera.
Para mantener la sensación de luminosidad y amplitud, lo que más se deja sentir es la presencia del blanco. Los zócalos, incrustados en la pared como detalle, son de porcelanato blanco, y los muebles de los baños son de cuarzo del mismo color. En la cocina ocurre lo mismo, con el añadido de un contraste de gris en el área de trabajo.
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Sobre este prístino lienzo destacan varias piezas con un marcado guiño arquitectónico, como el papel tapiz del baño, de una serie inspirada en Le Corbusier. Luego están las butacas Swan, las mesas de vidrio y estructura metálica tubular que emulan el trabajo de Mies van der Rohe, y las sillas Coconut y bancas Barcelona en el dormitorio y la sala, respectivamente. Todo es claro, coherente y armonioso dentro del conjunto. La iluminación ha sido pensada para dar protagonismo, en lugar de retenerlo. Todo el departamento tiene luz led y algunas zonas están retroiluminadas.
No obstante, en ciertos puntos específicos, como la mesa del comedor o el comedor de diario y el escritorio, sí se han incorporado piezas colgantes, pero que se mantienen en la misma línea minimalista y con predominancia del blanco.
En el suelo, las alfombras conversan con el entorno que enmarcan. La del comedor, de lana, fue hecha a pedido, mientras que todo el resto es de Nathan. Sus diseños geométricos, con franjas, formas y algunos repliegues, conectan los tonos de la madera con la paleta básica.
Cada uno de los elementos ensamblados en el todo configura un paisaje limpio y neutro, en el que los acentos se encuentran en el arte y los elementos decorativos. Así, la geometría del espacio se transforma en un marco que resalta lo bello y sofisticado de este hogar familiar.
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