Camila Ruiz Figari y Gary Pierce desarrollaron una singular propuesta para esta casa de playa, que destaca, entre otras cosas, por su impresionante vista a una cancha de golf. El enfoque plantea una nueva forma de concebir los espacios: la neuroarquitectura.
Por Fiorella Iberico Fotos: Jaime Gianella
Una pareja sin hijos y con tres perros, con bastante vida social y que recibe visitas de familiares y amigos. Un terreno con una vista privilegiada a una cancha de golf. Un enfoque de construcción basado en la neuroarquitectura, que plantea que el entorno construido influye en el bienestar de sus ocupantes. Estos son los tres ejes en los que los arquitectos de Hausstudio, Camila Ruiz Figari y Gary Pierce, se basaron para el diseño de una casa en la playa Asia Golf.
El punto de partida fue el paisaje. El panorama es primordial en este terreno, de ahí que los arquitectos decidieran poner el área social en el segundo piso, o sea, a la inversa de lo que normalmente se estila. Esta zona está compuesta por la sala, el comedor y la cocina, esta última, muy abierta. Asimismo, se añadió un jardín –donde se encuentra la terraza– para compartir y disfrutar con las mascotas. Aquí la vista se prolonga gracias a que el área abierta colinda con la cancha de golf. También se dispuso que la habitación principal esté en esa planta. “Aparte de tener la mejor vista, aquí los dueños tienen lo que necesitan para vivir la casa en un solo piso, en este caso, el segundo”, explica Gary.
En el primer nivel están los espacios que no se usan a diario, como la zona de servicio y la lavandería, el cuarto de las mascotas, un estudio, tres habitaciones para las visitas y una pequeña sala de estar, además de una terraza más chica, otro jardín y, claro, la piscina. Hay un vestíbulo que atraviesa toda la propiedad, desde la puerta principal de la casa hasta el jardín con vista al golf. Así, desde que el visitante entra en la casa, recibe el impacto visual de tan imponente y privilegiado cuadro.
El vestíbulo fue concebido de esta forma por Hausstudio porque así funciona como un eje de distribución que ancla diversos ambientes: conduce a cada uno de los espacios de la primera planta y converge en la escalera externa que conecta con el segundo nivel. La idea es que los peldaños acaben por prolongar la sensación de circulación continua hasta arriba. Por su parte, la escalera mantiene la conexión entre la piscina y el área social, en el segundo nivel.
Hay una aproximación sumamente interesante que ha sido utilizada por los arquitectos para desarrollar el diseño; esta se basa en lo que se conoce como “neuroarquitectura”. Se trata de un enfoque que permite crear conceptos arquitectónicos que promuevan la salud y el bienestar de los usuarios de la vivienda. “Tratamos de usar evidencia científica que indique que ciertas características o componentes de diseño fomentan aspectos positivos en la salud de las personas”, sostiene Camila, quien tiene una maestría en Neurociencias aplicadas a la arquitectura.
Entonces, cada detalle que han pensado no solo responde a aspectos estéticos y funcionales, sino que tiene una incidencia directa con el bienestar. Vale decir que las proporciones, la escala y los materiales no han sido seleccionados de forma intuitiva, sino que tienen una razón científica detrás. Por ejemplo, la verticalidad de los listones de madera que enchapan varias partes de la casa, o la geometría curva del bar escondido que está en la terraza del primer piso, ayudan a disminuir el esfuerzo cognitivo y, por tanto, impactan positivamente en la salud.
En definitiva, se trata de una propuesta de arquitectura multisensorial, con entornos enriquecidos que procuran influir de manera positiva en el sistema nervioso de los habitantes de la residencia. Decisiones como subir el jardín al área social, diseñar espacios transitorios, como la escalera, desde la perspectiva de la contemplación, o abrir la cocina para que esté totalmente integrada con la sala y el comedor, responden a este enfoque.
Camila y Gary han unido acertadamente cada uno de estos detalles y los han integrado para pensar y diseñar una casa que es a la vez balanceada, sencilla y estéticamente atractiva, que transmite mucha calma e invita al relajo y la desconexión de la rutina. Al mismo tiempo, su diseño saca millaje a la incomparable vista de la zona de golf, que la familia planea disfrutar todo el año, y ofrece un beneficio adicional muy especial a sus ocupantes: espacios pensados con la premisa de hacerlos sentir bien.
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