La cita internacional más importante del sector del diseño y el mueble reabrió sus puertas para su edición número 61. Rho Fiera ofreció una experiencia nueva y única en los últimos días de abril, retomando una tradición que se detuvo desde el inicio de la pandemia de la COVID-19.
Por: Redacción COSAS Fotos: Salone del Mobile.Milano
Volver a la presencialidad ha significado un desborde de entusiasmo e innovación en las iniciativas del Salone del Mobile de Milán. Como prueba de ello, este año se planteó una metamorfosis del concepto de la feria. Los eventos de 2023 contaron con una nueva distribución y se presentó un diseño transformado de los espacios de Euroluce, el Salón Bienal de Iluminación. Con estas y otras novedades, se buscó que el trabajo de expositores y diseñadores dialogara con un verdadero camino estético y cultural, lleno de propuestas e instalaciones, pero también con áreas de descanso y una biblioteca especializada.
El objetivo de la 61ª edición de esta importante feria fue crear valor duradero, rediseñando el futuro de la experiencia ferial. Punto de referencia internacional en el sector del interiorismo y el diseño, el Salone pasa por una reingeniería en la que se busca una experiencia inmersiva, cada vez más cerca del visitante, con un intenso aprovechamiento de las herramientas digitales y una profunda reflexión en torno al propósito e impacto de las ferias como puntos neurálgicos de intercambio y generación de valor. Gracias a su variada propuesta expositiva y a un recorrido pensado para ser más intuitivo, con una propuesta cultural amplificada y enfocada en lo multidisciplinar y una agenda abundante, el certamen otorga un sentido nuevo a los eventos feriales del mañana, a la vez que proporciona respuestas concretas a los cambios y a los desafíos actuales del sector del diseño.
Algunas novedades
Para mejorar la experiencia ferial, el Salone fue rediseñado en una sola planta expositiva, con el fin de otorgar coherencia a los recorridos estéticos y narrativos, así como generar visitas más eficientes y ampliar las oportunidades de encuentro entre profesionales del sector. Luego, destaca el replanteamiento de Euroluce como un trazado urbano anular, para evitar crear recorridos innumerables y, más bien, encontrar a todos los expositores de forma más sencilla. Y, por último, está el ingrediente cultural, diseminado a lo largo de los espacios de la bienal de la luz, cuya curaduría estuvo a cargo de un equipo de profesionales de diferentes orígenes, generaciones y especialidades, que abarcan desde la arquitectura hasta la fotografía, pasando por el arte.
El Salone Internazionale del Mobile, el Salón Internacional del Artículo Complementario para la Decoración y Workplace3.0, por su parte, presentan este año dos consignas: bienestar y responsabilidad medioambiental. Al prestar atención al origen de los materiales, los métodos de producción, la durabilidad y el final de la vida útil de los objetos, la nueva apuesta del diseño asume el compromiso de preservar la belleza, el bienestar y esa sensación de serenidad que nuestra época precisa.
La feria de diseño y mobiliario más grande del mundo no deja de sorprender con su efervescencia y vitalidad. La propuesta innovadora que se adapta al contexto cambiante, con una mirada que siempre apunta al futuro –por más incierto que este sea– es su mayor enclave de valor, y la razón por la que no se puede dejar de experimentarla al menos una vez en la vida.
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