No hay excusas para perderse la gran experiencia de ingresar al pabellón Ann Sullivan de CASACOR 2023. Este año, se expondrán y venderán piezas de arte hechas por los mismos alumnos del centro, quienes muchas veces se ven obligados a trabajar para ayudar económicamente a sus familias.
Por Laura Gonzales Fotos: cortesía CASACOR / María Ofelia Montes
No hay excusas para perderse la gran experiencia de ingresar al pabellón Ann Sullivan de CASACOR 2023. Actualmente, un comprometido equipo viene trabajando por brindar una experiencia inmersiva al usuario, con la que se pueda dar a conocer las historias de niños con habilidades diferentes. Este año, se expondrán y venderán piezas de arte hechas por los mismos alumnos del centro, quienes muchas veces se ven obligados a trabajar para ayudar económicamente a sus familias.
El pabellón de Ann Sullivan en esta edición de la feria de diseño y arquitectura más importante del país será un lugar que –a través de la arquitectura, el diseño de interiores, la materialidad, los colores, la iluminación, las sombras y los elementos naturales– “despierte la sensibilidad, conmueva y active fibras de los visitantes; un espacio de introspección que invite al recuerdo, a la reflexión y a la toma de conciencia”, explica la arquitecta María José Barbosa Alvistur. Ella y su colega Gabriela Guevara Mercado se han dado a la tarea de concebir este punto de encuentro en el que convergen arte y solidaridad.
Este ya tradicional espacio de exhibición-venta en CASACOR ayuda a incrementar la autoestima de los alumnos de este centro dedicado a la educación de las personas con habilidades diferentes. Como es sabido, son los mismos alumnos los que producen piezas de arte para ser expuestas y vendidas en el pabellón. El año pasado, se inició su preparación en el conocimiento del arte abstracto de la mano de tutores generosos. “Cada uno aportó una técnica diferente. Hubo algunas de pintura con hielo, con esponjas, con bolsas anudadas que puestas sobre la cartulina formaban flores; inclusive pintaron piedras. La idea es llevar las obras a un nivel más elevado. Por ejemplo, se nos ocurrió sublimar las obras sobre tela y con esto mandar a hacer neceseres y bolsos que son de gran demanda por parte de la población joven”, explica Gabriela Fariña, una de las cuatro artistas comprometidas en el proceso de capacitación. A ella le acompañan Melissa Larrañaga, Itziar Olaechea y María Yzaga de las Casas.
En cuarenta y cuatro años, Ann Sullivan ha capacitado a más de cincuenta mil familias del Perú y del mundo. En la actualidad, el centro cuenta con trescientos treinta y cuatro alumnos, en un rango de edades de 2 a 56 años en educación presencial, a los que se suman alumnos de provincias y de otros países, así como un número considerable de padres de familia que se unen mediante un programa virtual. Las iniciativas en el marco de CASACOR son una oportunidad perfecta para dar a conocer su extraordinaria labor, además de visibilizar el arte de sus alumnos.
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