En medio de una planicie agrícola en Cieneguilla, en las afueras de Lima, el estudio de arquitectura ViccaVerde elaboró una vivienda en sintonía con los colores, materiales y matices del entorno.

Por Giacomo Roncagliolo Fotos de Enrique Castro-Mendívil

El principal requerimiento que los propietarios comunicaron al equipo de arquitectos fue aprovechar al máximo la relación con la naturaleza: que la casa permitiera gozar del exterior desde donde se estuviese. Con esa premisa –y teniendo en cuenta todas las variables de un antiguo terreno agrícola ubicado en Cieneguilla– ViccaVerde, el estudio dirigido por Mateo Peschiera, Horacio Goitre y Gonzalo Zegarra, desarrolló un proyecto de absoluta coherencia con sus proximidades.

Abrir la puerta al paisaje

En la primera etapa de conceptualización, hubo que hacer estudios sobre el terreno para entender su orientación, el recorrido del sol y los vientos principales. Como explica Horacio Goitre, arquitecto a cargo del proyecto: “en el campo, los vientos muchas veces pueden traer malos olores: de una caballeriza o chanchería cercana, o incluso de tu misma cocina u hornos. Si no orientaste bien tu casa, podrías padecer incomodidades para siempre”.

En este caso, el estudio del terreno y la planificación realizada por ViccaVerde consiguieron que la vivienda matizara muy bien el sol de verano, aprovechara el de invierno, y se protegiera de los vientos y las ventilaciones cruzadas. “A veces el problema puede ser una excesiva exposición al viento. En este proyecto, buscamos que la casa tuviera un nivel térmico ideal sin necesidad de usar aire acondicionado o calefacción, que resolviera sola sus problemas. Así, a través de su diseño, tiene un confort natural e idóneo”.

En cuanto a la organización, se atendió otro de los requerimientos del cliente: que la casa no tuviese que activarse por completo en el contexto de un uso más cotidiano. Para lograrlo, se dividió la vivienda en dos zonas: por un lado, la casa principal, distribuida en dos pisos, donde la pareja propietaria dispone de una cocina, un gran espacio social, una sala de estar familiar, un estudio privado y un dormitorio principal; y, por otro lado, un espacio con bungalows, listo para recibir a hijos e invitados, además de lavandería y zona de servicio, todo separado de la casa principal por un patio acogedor e inundado de naturaleza.

El acceso a la luz y a los paisajes fue uno de los requerimientos del cliente que orientaron el desarrollo del proyecto. A nivel estructural, el trabajo con materiales naturales marcó la personalidad de los ambientes en etapas posteriores de interiorismo y decoración

“En los alrededores había bosques con árboles de eucaliptos, pero el entorno inmediato era otra historia. Recordemos que se trataba de un antiguo terreno agrícola. Aquí sí tuvimos que hacer una proyección a nivel paisajístico, de forma que pudiéramos crear una extensión de ese paisaje que se veía más a lo lejos”, comenta Goitre. “En otras palabras, dejar que el entorno que rodeaba el terreno ingresara la casa y que esta fuera muy permeable a esa atractiva influencia”.

Si bien la frontera entre interior y exterior se difumina en las áreas sociales, la delimitación entre lo privado y lo público está debidamente marcada. Así, el dormitorio principal y el estudio, ubicados en el segundo piso, están fuera de los límites de lo social.

Materiales y matices

“Más que imponer nuestro estilo a los proyectos, en ViccaVerde nos basamos en respetar nuestros procesos de trabajo y de diseño”, cuenta el arquitecto, y regresa a la importancia de la primera etapa de conceptualización, cuando se realizó una exploración inicial muy profunda. Fue entonces que se determinó usar materiales de acabados naturales, que necesitaran un mantenimiento relativamente sencillo.

“Todos los materiales están lo más ‘al natural’ posible”, asegura Horacio Goitre. “Es una casa muy práctica, de fácil mantenimiento y limpieza”.

Se eligió trabajar con ladrillos de concreto y, en algunos casos, pigmentarlos para que se asemejaran a los tapiales que típicamente cercan las chacras en las zonas aledañas, una forma más de generar hilos conductores entre la casa y los alrededores. También se utilizó madera y fierro sin pintura, únicamente barnizados, de limpieza muy práctica. “Tratamos de trabajar de un modo muy honesto con el material: que se muestre como es y que sea fácil activar la casa cada año, sin tener que arreglar lo que el clima haya deteriorado”, explica Horacio.

La sintonía con las paletas del entorno, la apertura de todos los rincones de la casa hacia vistas privilegiadas del horizonte natural y la lógica detrás de la orientación de cada ambiente han dado como resultado la casa de campo soñada por el cliente. Además, ViccaVerde cumplió un objetivo concretamente humano: que construir una casa propia sea una experiencia enriquecedora, limpia y ordenada, en la que se toman decisiones informadas y avanzando con claridad. “Fue un proyecto ágil en ese sentido”, recuerda Horacio Goitre, satisfecho con el resultado, pero más aún con el camino recorrido.

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