Inaugurada el sábado 20 de mayo, la edición 18 de la Exhibición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia se desarrollará hasta el 26 de noviembre bajo el título “El laboratorio del futuro”, con la presencia de sesenta y cuatro países, entre los que se encuentra el Perú.
Por Giacomo Roncagliolo Fotos cortesía de Bienal de Venecia 2023
¿Qué justifica que una feria tan grande como la Exhibición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia se realice hoy en día? Esa fue la pregunta que su curadora, Lesley Lokko, confiesa haberse hecho de manera recurrente durante el último año; sobre todo, en relación con el costo y las emisiones de carbono que suponen su puesta en marcha. La respuesta la encontró en el concepto de cambio: plantear la exhibición como un evento que manifieste un viraje respecto del compendio de voces que solemos escuchar cuando discutimos sobre sostenibilidad y representación en la arquitectura.
Escuchar a la periferia
Siguiendo el camino señalado por las palabras de su curadora, la composición demográfica de los participantes de la exhibición ha sido uno de sus aspectos más destacados: más de la mitad procede de África o de su diáspora; la mitad son mujeres y la edad promedio es 43 años. Quienes en años anteriores fueron ubicados en los márgenes de la bienal hoy gobiernan su centro, redirigiendo el porvenir de las tendencias que dispara a nivel global esta exhibición. No por gusto el nombre que este año ha tomado es “El laboratorio del futuro”.
La exhibición comienza en el pabellón central del Giardini (o Jardín de Venecia), sede principal de la bienal desde 1985, donde hoy se ha instalado la sección principal: Force Majeure, representada por dieciséis de los estudios más potentes de África y sus embajadores en otros continentes. El recorrido continúa en el Arsenale, que desde 1980 forma parte de las sedes de la bienal. Aquí encontramos la sección Dangerous Liaisons, en la que participan treinta y siete pequeños estudios que se caracterizan por trabajar con insólita hibridez, atravesando fronteras disciplinarias, enlazando geografías y proponiendo novedosas formas de colaboración.
En esta misma sede también se instala la sección Curator’s Special Projects, diseñada como complemento de las secciones principales por Lesley Lokko y su equipo, cuya mayor victoria ha sido lograr que, por primera vez, sus dimensiones alcancen a las de las categorías más importantes. Esta sección está dividida en cuatro bloques: Food, Agriculture & Climate Change; Gender & Geography; Mnemonic, y Guests from the Future. En este último, el interés puesto en la decolonización y la decarbonización de la arquitectura (dos de los ejes principales de esta edición) nos dan nuevas luces sobre lo que se puede lograr cuando nos aventuramos a escapar de barreras puramente estéticas y decidimos, en cambio, escuchar las demandas humanas y medioambientales que la contemporaneidad exige.
El clamor de la Amazonía
Así llegamos a las participaciones nacionales, repartidas entre el Giardini y el Arsenale, así como en otras sedes complementarias (el Centro Cultural Don Orione Artigianelli, la Asociación Cultural Spiazzi, entre otros). Sesenta y cuatro países encuentran así la oportunidad de descubrir lazos no previstos entre los intereses propios de cada región y las preocupaciones particulares de sus naciones. En esta categoría, el Perú se halla representado por los arquitectos Alexia León y Luis Marcial, con su instalación “Walkers in Amazonia: The Calendar Project”.
Esta exposición, elegida por el Patronato Cultural del Perú de entre dieciocho propuestas, la compone una larga tienda triangular donde se exhiben calendarios, videos y carteles que demuestran cómo, a lo largo de un año, se reparten las prácticas agrícolas, ganaderas y domésticas de las comunidades quechua, shawi y awajún. “Walkers in Amazonia: The Calendar Project” ha sido el resultado de un trabajo realizado en escuelas rurales de la región San Martín junto a la institución cultural Waman Wasi, en colaboración con el Estado y la Unidad de Gestión Educativa Local. Su propósito es transmitir didácticamente el saber ancestral de la selva peruana, a fin de intercambiar conocimientos y establecer un nuevo pacto biocultural. Al mismo tiempo, coloca como su eje central a la decolonización de lo que entendemos por “arquitectura” y “proyecto urbano”, dos categorías que necesitan conectarse con la realidad de la Amazonía y sus redes de cuidado y mantenimiento del territorio.
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La 18 Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia constituye un momento único que plantea expandir las fronteras de un campo históricamente marcado por el elitismo y el occidentalismo que, en tiempos recientes, han comenzado a generar un ruido que ya no se puede ignorar. Otorgar mayor eco a aquellos que tradicionalmente han visto sus opiniones opacadas es la urgencia que definirá el futuro de la arquitectura y, en consecuencia, el de nuestra humanidad.
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