El destacado diseñador brasileño de la firma Sollos llegó a CASACOR para presentar una curaduría de piezas extraordinarias con su indiscutible sello de creador.
Por Jimena Salas Pomarino Retrato de Joselyn D’Angelo
Exquisitez, simplicidad y lujo. Jader Almeida no sonríe fácilmente, pero sus palabras suenan a poesía. En esta entrevista, habla sobre este, su primer encuentro con Lima, así como sobre las piezas que ha traído para lanzar su marca en nuestro país.
¿De qué manera crees que tus piezas se integran a las tendencias del mercado peruano?
En realidad, no hablaría directamente del mercado peruano. Yo pienso que los objetos están hechos para seres humanos. Todos tenemos la necesidad del arte en nuestro ADN, de valores estéticos, de abstracción y del mundo subjetivo. Por eso, todos los productos que llevan la firma Jader Almeida tienen en su esencia la sencillez y la elegancia, que se traducen en la justa proporción y precisa combinación de materiales y formas naturales. Ahora bien, Lima es una ciudad cosmopolita y abierta al mundo que tiene una historia cultural muy rica, por lo que es un destino para un intercambio muy ameno y que, sin duda, será muy productivo.
¿Qué referentes visuales interesantes has encontrado en tu primera visita al Perú?
Algo que llama la atención es la combinación de montaña y mar que crea este clima y color únicos, este gris que tiene una profundidad con matices. Pienso que esta combinación de tonalidades, profundidades y texturas crea una esencia estética. En CASACOR, además, he encontrado estilos eclécticos en los que se evidencia una mezcla cultural y riqueza de detalles.
¿Cómo defines “el estilo Jader Almeida” entre todas las posibilidades del diseño actual?
El estilo Sollos, de Jader Almeida, ha sido definido como minimalista, mid-century u otros estilos en los que tengo raíces. Sin embargo, creo que la definición más exacta es que se trata de un estilo basado en la sencillez y la elegancia. La sencillez es el máximo grado de sofisticación, por lo que esta definición realmente tiene sentido para toda la colección, ya que hablamos de líneas bien resueltas, una combinación de materiales armónica y en proporciones adecuadas.
¿Con qué materiales trabajas más a gusto?
Nunca he tenido inclinación por ningún material, porque todos tienen una belleza en sí mismos, ya sea que provengan de la naturaleza o sean manipulados por el hombre. He trabajado con infinidad de materiales que van desde la cerámica y la madera hasta tejidos, vidrio, aleaciones metálicas y componentes químicos como resinas, y todos tienen una belleza en su esencia. Sin embargo, es claro que hoy en día los materiales naturales son predominantes en mi trabajo, ya que permiten un intercambio mucho más profundo con los seres humanos. En vez de encontrar una evolución, hablas de transformación en tu trabajo.
¿Podríamos decir, entonces, que puedes hacer una lectura hacia el pasado y encontrar sentido, pero no tienes certeza sobre lo que viene?
Tal vez, tal vez no. Esta es la mejor definición: solo podemos conectar los puntos mirando hacia atrás. Por eso siempre digo que el mejor proyecto será el próximo; hoy es mejor que ayer y no tan bueno como mañana. Pero las colecciones cohesivas existen independientemente de la época en que fueron diseñadas; por ejemplo, en un mismo espacio pueden convivir piezas mías de hace quince, dos, cinco o siete años, sin tendencia ni predilección por una cronología. Esto es porque la premisa del lujo es no estar condicionado a lo que otros piensan; el lujo es la esencia de la creación y un escenario de expresión.
¿Cuál es tu definición de elegancia en el diseño?
No solo en el diseño, sino también en la vida, en la arquitectura, en el arte… la elegancia es lo correcto, lo cierto, la verdad de las cosas, la verdad de los materiales, la verdad en la persona. La elegancia es una cualidad que se lleva naturalmente, independientemente de cuando alguien nos mire. La elegancia es estar dentro de nuestra casa y tener un mejor ambiente a nuestro alrededor. No es lo que otros ven, sino lo que se supone que debemos ser. Por eso, vuelvo a la idea de sencillez y simplicidad, que nada tienen que ver con ser “simplón”. Lo simple es lo complejo bien resuelto. Es absoluto en su momento y ese momento trasciende el tiempo.
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