Desde el tamaño ideal hasta el material, existen criterios muy precisos para elegir la alfombra que cada espacio necesita.

Por Fiorella Iberico

Fotos de Grosby

¿Qué color o diseño elegir?

La alfombra debe complementar la decoración de la habitación. A la hora de elegir el color y el diseño, es crucial considerar el efecto que deseamos lograr en el espacio. Para un dormitorio, los tonos fríos como el beige o gris y con un diseño liso son recomendables, ya que fomentan una atmósfera serena. En la zona de juego de los niños, el naranja y el amarillo ayudan a potenciar la creatividad. En la sala, donde suele haber una gran variedad de elementos decorativos, es crucial observar las paredes. Si son oscuras, mejor optar por una alfombra en tonos claros y con pocos patrones, para dar luminosidad. Si, por el contrario, son claras, una alfombra con varios colores y diseño llamativo puede dar más fuerza a la decoración.

¿Cómo elegir el tamaño?

Primero, se debe medir el espacio donde se va a colocar la alfombra. Es importante que esta sea lo suficientemente grande para abarcar la zona que se desea cubrir, pero no tanto como para saturar el espacio. Por ejemplo, si es para la sala, lo ideal es que el sofá, los sillones y demás elementos auxiliares queden sobre la alfombra y que esta no sobresalga más de diez centímetros por cada lado. En cuanto al comedor, lo más importante es que, al jalar las sillas y sentarse, las patas se mantengan dentro de su perímetro. Estas siempre deben adaptarse a las dimensiones del espacio a cubrir, y no al revés.

¿Cuál es el mejor material?

Los materiales de las alfombras varían en términos de textura, resistencia y mantenimiento. Dentro de las fibras naturales, las alfombras de lana, algodón y yute destacan por su durabilidad y belleza. Su limpieza es algo más delicada, por lo que se recomienda para zonas de poco tránsito o donde no se suela usar calzado de exterior, como dormitorios u otras estancias privadas. Por otro lado, están las alfombras sintéticas, hechas de polipropileno, nylon o poliéster, que son más resistentes y fáciles de limpiar, ideales para la sala, el comedor o el pasadizo.

¿Cuál es la forma ideal?

Las alfombras rectangulares son las más comunes y versátiles. Se adaptan bien a espacios que comparten formas o distribuciones similares, como salas de estar y comedores. También se pueden usar debajo de las camas. Las redondas, en cambio, son ideales para romper la monotonía del formato rectangular en una habitación. Funcionan bien en áreas de descanso, como rincones de lectura, o debajo de mesas redondas. Las alfombras cuadradas pueden ser una opción interesante para delimitar el espacio dentro de una habitación más grande.

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