Un equipo interdisciplinario logró lo que, en un momento, se creía imposible: plasmar en un libro la historia no contada del arquitecto suizo Theodor Cron (1921-1964), quien fue un protagonista clave en el desarrollo de la arquitectura contemporánea en el Perú.
Por Jorge Riveros-Cayo
Reconstruir la vida de Theodor Cron ha sido una odisea. “Cron es uno de los grandes pendientes en la historia de la arquitectura peruana”, sostienen el arquitecto Johann Schweig y la periodista Irene Arce, quienes encabezaron el equipo de investigación que después de más de una década de trabajo ha logrado la publicación de un libro sobre la vida y trayectoria profesional del arquitecto suizo en el Perú. “Por décadas, investigadores, arquitectos y fotógrafos han intentado publicar un libro sobre él y su obra, pero ninguno se ha concretado debido a accidentes y a la pérdida de documentación por situaciones extraordinarias, además de la desaparición de sus construcciones”.
Schweig retornó al Perú en 2012. Conoció a los hermanos Arturo y Gustavo Ghezzi, ambos arquitectos, en la misma firma donde trabajaba. “Un día Gustavo me consultó si me gustaba la obra de Cron. Le dije que no sabía quién era. Me explicó que era un arquitecto suizo. Eso me hizo recordar una visita al edificio que Cron diseñó en la calle José Granda, en San Isidro. Había quedado sorprendido de su calidad espacial”. Salvo la tesis de Hugo Romero, quien era el único que había recopilado su obra hasta ese momento, había muy pocos datos biográficos y en internet, solo información reciclada. Fue entonces que se les ocurrió hacer un libro sobre la vida y obra de Cron.
Seguidamente, Schweig contactó con la Escuela Politécnica Federal de Zúrich –donde estudió Cron– en busca de más datos. Aquí sucedió el segundo misterio: inicialmente, dijeron que no había nada, pero meses después, confirmaron que sí había información. “Documentamos sus obras existentes en Lima y contactamos a sus clientes originales o gente que lo había conocido”, explica el autor. En 2014, Schweig ganó una beca de investigación de la universidad de Cornell, gracias a lo cual pudo viajar a Suiza y encontrarse con Víctor Pazos, un peruano que también había investigado la vida del enigmático Theodor Cron. “En esos días rastreé, cual detective, a sus familiares, a través de quienes conseguimos mucho material de época”, recuenta Johann Schweig. Y finalmente, la idea del libro empezó a tomar forma.
“Un país hermoso y grande”
Cron llegó al Perú el 15 de agosto de 1948. A partir de esa fecha, la periodista Irene Arce ha indagado 16 años de la vida del arquitecto —desde su arribo por el puerto del Callao, hasta su suicidio por congelamiento en los Alpes suizos en 1964— en un recuento sumamente detallado por momentos. A través de dos capítulos del libro, Arce sugiere cómo el suizo abrazó el Perú y su cultura, y cómo aquí encontró el estímulo emocional e intelectual para quedarse. “Esa topografía tan abrupta, en la que se podía ir del mar a los Andes en dos horas y, si se quería, continuar un trecho más hacia la Amazonía —tantos mundos y tiempos en tan poca distancia— podría haber determinado la permanencia de Cron en el país”.
En 1950, Theodor envía una carta a su hermana Gertrud, donde le asegura que se quedará en Perú “por mucho tiempo” porque “el país es tan hermoso y grande y aún no he visto ni la centésima parte”. Al poco tiempo de haberse asentado, Cron ya tenía un circulo social interesante encabezado por Alex Ciurlizza, diseñador de interiores con quien realizaría varias colaboraciones. También había conseguido trabajo. Pero, además, había mostrado interés en la arqueología, en aprender quechua y, muy particularmente, en los textiles precolombinos, al punto que se volvió un coleccionista. Parecía feliz, según la correspondencia que mantuvo con su familia y que ha sobrevivido hasta el día de hoy.
Durante los años que residió en el Perú, Cron diseñó casas y edificios con un trazo muy personal. Logró innovar y dejar huella en proyectos como el edificio de la Compañía de Seguros Peruano-Suiza, realizado en 1952. “Emplazada en la esquina de los jirones Ica y Camaná, la edificación no solo irrumpía en la horizontalidad del antiguo casco histórico limeño, sino que se tornó en ejemplo de cómo una obra moderna podía engarzarse con el paisaje tradicional”, apunta Arce. El retorno de Cron a su país, imbuido en una depresión aguda que lo llevó al suicidio, dejó un espacio vació e inconcluso en la historia de la arquitectura contemporánea peruana que pudo haber visto más de él.
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