Una residencia de dos plantas, estructurada sobre líneas puras y verticales, sirvió como gran lienzo para que el estudio Olivegrey diseñara acabados de delicada elegancia, potenciados por juegos de luces artificiales y materiales naturales.
Por Giacomo Roncagliolo Fotos João Morgado
Cerca de la campiña portuguesa, frente al verdor de las afueras de la ciudad, el estudio de diseño Olivegrey recibió el encargo de desarrollar el interiorismo de la Casa SV, un espacio amplio, de dos niveles, con extensos ventanales y tonos neutros derivados del blanco, el beige y la madera clara. Aquel estilo cálido y elegante, apoyado en el uso de materiales naturales, fue la base para una estrategia que colocó como protagonistas al paisaje vegetal que se observa en el exterior y al diseño lumínico que se instaló en cada espacio, con piezas que se vinculan a una estética futurista en su vertiente más minimalista.
Tránsito y visitas
En el ambiente social de la vivienda, el elemento de mayor disrupción es una instalación luminaria que dinamiza por completo el amplio espacio superior. La composición estrictamente personalizada para este propósito –conformada por elegantes, escultóricas y flotantes varillas de aluminio con luz lineal– conecta la planta superior con la pared frontal de esta sala, abarcando ambos niveles mientras la luz se proyecta en tres ángulos distintos, lo que genera un juego de tonos y sombras que completa los vacíos.
Por su parte, en el comedor, el equipo de Olivegrey apostó por una versión cotidiana de la estética de una cafetería o ‘diner’ estadounidense, con una mesa tipo barra instalada junto a la ventana, sillas altas a juego y una coloración de madera más oscura, propia de geografías con temperaturas bajas. Este manifiesto de sencillez y calidad, que en Casa SV toma el significado de austeridad y lo transforma en el de serenidad, hace contrapunto con el vuelo vanguardista de una lámpara que asemeja la figura de un platillo volador. Su difusor en forma de disco, suspendido muy cerca de la mesa, crea un plano de luz horizontal que envuelve el espacio con suavidad y que, al mismo tiempo, ubica en posición predominante este potente elemento gráfico, de enorme personalidad, en un entorno cargado de sutileza.
Caso contrario es el de la sala de estar, un ambiente discreto y ligeramente apartado, diseñado para momentos de relajo en soledad, donde una luminaria suspendida en el aire aporta un toque nostálgico. A través de un difusor de vidrio soplado que nos recuerda a las lámparas esféricas de la era victoriana, su figura ovalada y sus líneas esbeltas ayudan a lograr una composición y una atmósfera sosegadas, donde el estilo contemporáneo y el diseño clásico se encuentran en armonía.
En la intimidad
Al acercarse a los espacios más íntimos de la vivienda, en ambos dormitorios, las camas son coronadas por cabeceras y mesas de noche con acabados en madera clara, casi en una tonalidad crema, muy en sintonía con la utilizada en la sala principal. En uno de ellos, además, el escritorio independiente y la estantería han sido construidos con ese mismo material para prolongar la sensación familiar que aporta a toda la casa. En contraste, las luminarias elegidas responden cada una a un estilo de vida específico: la de la habitación principal incorpora un novedoso difusor en forma de diamante que emite una luz que ilumina 360 grados, ideal para las noches de lectura, mientras que la lámpara del segundo cuarto tiene un disco reflector de color grafito que evita que la luz se proyecte hacia afuera y, en cambio, la rebota hacia abajo, consiguiendo un efecto cautivador, misterioso y hasta romántico.
En la Casa SV, conforme uno recorre las estancias y se adentra en las habitaciones, encuentra replicada esa combinación de tonos neutros, suaves texturas y materiales naturales que es transversal a toda la residencia. La estrategia, en cierta forma, parece ser una sola: hacer que cada espacio sea tan agradable a la vista como al tacto, y que las luces, sobre esa base de breves y acogedores estímulos, dibujen nuevas posibilidades. Una mirada hacia el futuro –fusión de tecnología, diseño y arquitectura– que en su repaso incorpora el concepto de lo esencial: la austeridad como valor y el estilo como revolución. Cuando los exteriores ofrecen tanta información sensorial, la sabiduría dicta reducir el resto al mínimo, confiar en el vacío y amplificar sus bondades a través de un uso creativo del espacio, la ubicación de los elementos y el poder de la luz.
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