La IA no matará la creatividad. El diseñador de interiores Louis Pisconte y apasionado por la inteligencia artificial, analiza cómo esta tecnología ofrece nuevas oportunidades para la creación artística
Por: Fiorella Iberico | Fotos e imágenes: cortesía de Louis Pisconte
Hace menos de un año, Louis Pisconte llegó a Madrid para hacer un máster en diseño de modas. Además de su experiencia académica, su trabajo como artista e interiorista lo ha llevado a sumergirse en las potencialidades de la IA para la creación estética. A continuación, comparte algo de lo que está descubriendo en el Viejo Continente, y que seguramente pronto marcará tendencia en esta parte del mundo.
¿Cuáles crees que son los principales beneficios que la inteligencia artificial (IA) ha traído al mundo del diseño?
Encuentro que la tecnología, en este caso aplicada a la IA, ofrece tres ventajas claras: velocidad, cálculo y resolución de datos. En términos de velocidad, basta con proporcionar una instrucción a la IA para obtener, en muy poco tiempo, una resolución de imágenes o un modelo 3D. Respecto del cálculo, generar resultados precisos a partir de datos específicos, siendo la respuesta más exacta cuanto más detallada sea la información proporcionada. En cuanto a la resolución de datos, la IA actúa como una herramienta de recordatorio, señalando detalles que podríamos estar pasando por alto y asegurando que se consideren todos los aspectos relevantes en un proyecto.
A tu criterio, ¿cómo ha mejorado la IA la eficiencia y la productividad en los procesos creativos?
Significativamente. Los creativos a veces podemos ser muy dispersos en nuestras ideas, y aquí es donde la IA se convierte en una herramienta invaluable. Esta ayuda a reunir y fusionar las ideas dispersas, transformándolas en un concepto concreto. Esto no solo acelera el proceso creativo, sino que también mejora la calidad y coherencia del resultado. Al automatizar tareas repetitivas y tediosas, la IA libera a los creativos para que se concentren más en la innovación y exploración de nuevas ideas, potenciando su capacidad para producir trabajos más originales y de mayor impacto.
¿Crees que la IA está ayudando a personalizar y adaptar diseños a las necesidades específicas de los usuarios?
Diría que la verdadera clave no está tanto en la inteligencia artificial en sí, sino en cómo el creativo utiliza esta herramienta. La IA sigue un proceso algorítmico basado en los prompts que recibe del usuario, pero es el creativo quien realmente da forma al mensaje. Es él quien selecciona, interpreta y filtra las opciones generadas por la IA antes de presentarlas al cliente. En este sentido, actúa como un potente asistente que amplifica la capacidad del diseñador, pero siempre necesita de un intérprete humano que guíe y refine su output. Como digo, la IA está al servicio de quien la maneja, potenciando su creatividad y eficiencia.
¿Cómo consideras que debe ser el rol del diseñador con la herramienta?
Así como la imprenta revolucionó los procesos en su tiempo, la IA también facilita el trabajo creativo, pero es esencial recordar que el usuario sigue siendo quien está al mando (por ahora). La IA ofrece opciones y alternativas, pero no posee creatividad ni capacidad para innovar por sí misma. Aunque es una herramienta moderna, no genera vanguardia por sí sola. El usuario sigue siendo el responsable de utilizarla de manera efectiva. Hay cierta incertidumbre sobre el futuro de esta relación, pero es crucial que el enfoque continúe siendo el de herramienta. Debe existir una relación armoniosa entre el usuario y esta, porque la IA ya no es una tecnología del futuro; es parte integral del presente.
¿Cuáles piensas que son los mayores desafíos éticos que enfrenta la integración de la IA en el diseño?
Definitivamente, se anticipa que habrá una mayor regulación en áreas como los derechos de imagen y derechos de autor. El diseño, en su esencia, busca soluciones que faciliten la vida de las personas y constantemente da lugar a nuevas herramientas para lograrlo. En este contexto, la cuestión de la autoría dependerá en gran medida de la autenticidad del diseñador. Esto presenta nuevos desafíos y oportunidades para que los diseñadores busquen y definan su sello distintivo. “Copiar” se hará más evidente, por lo que el verdadero reto estará en encontrar y consolidar una identidad única y reconocible.
¿Qué herramientas de IA consideras más revolucionarias para el diseño?
Existen tres programas a los que suelo recurrir: Prome AI, LookX AI y Playground. Estos generan vistas 3D a partir de una perspectiva básica o imágenes referenciales, creando composiciones coherentes rápidamente. A diferencia de 3ds Max y SketchUp, que requieren más tiempo, estos programas optimizan el proceso, permitiendo a los diseñadores ser más específicos antes de presentar una propuesta final. Esto no implica que la primera vista será la definitiva, sino que el tiempo ahorrado puede usarse para perfeccionar detalles y mejorar la calidad y eficiencia del diseño.
¿Qué lecciones has aprendido al trabajar con IA en tus proyectos de diseño?
Primero, es fundamental mantener una mente abierta. Lo segundo, como ya dije, es no conformarse con el primer resultado. La IA ofrece un amplio abanico de posibilidades y siempre hay lugar para realizar ajustes y mejoras. Es similar al proceso de prueba y error con los materiales: no debemos asumir que todo está resuelto al primer intento. En lugar de eso, el verdadero impacto positivo de la IA debería estar en liberar tiempo para el aspecto humano del trabajo. Esto nos permite enfocarnos en el equipo, tener más tiempo para dialogar con proveedores y, en general, mejorar la calidad. Una herramienta digital como la IA puede elevar significativamente la eficiencia y la eficacia, permitiendo que los profesionales se concentren en las relaciones y en la creatividad.
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