El Grand Slam más clásico del mundo no solo reúne a los mejores tenistas desde hace más de un siglo, sino que también se ha convertido en una cita indispensable en la agenda de celebridades y royals. Con motivo de su más reciente edición, recordamos a sus visitantes más ilustres.

Por Andrea Mena

El famoso campeonato toma su nombre de un suburbio ubicado al suroeste de Londres —donde se ubica el All England Club, club privado de tenis fundado en 1868 que ha servido como casa del certamen— y se realiza cada año seis semanas antes del primer lunes de agosto. Una de sus características más curiosas es que es el único torneo donde se exige que la vestimenta de los participantes sea cien por ciento de color blanco, regla que, evidentemente, no aplica para el público asistente.

George VI fue participante de Wimbledon y presidente del All England Club, organizador del torneo.

A pesar de que figuras como Roger Federer, Rafael Nadal o Serena Williams son los protagonistas sobre el césped de las canchas, los espectadores que los alientan desde las tribunas también cumplen un rol fundamental en el desarrollo del torneo. Después de las carreras de Royal Ascot, Wimbledon es la cita deportiva favorita de los británicos, el lugar que les permite mostrar sus looks más creativos y relajados. Casi como una alfombra roja, alberga a numerosas personalidades, entre estrellas del cine, royals y glorias del deporte, quienes visten de gala la cancha central del All England Club de acuerdo con la etiqueta que exige un evento con una concurrencia tan distinguida.

Los royal

Casi treinta años después de su creación, el Grand Slam de Wimbledon tuvo por primera vez una visita real. El rey George V y la reina Mary asistieron a una inauguración y, según un análisis realizado por la revista “Vogue” sobre la importancia de la asistencia real en el torneo, el rey se convirtió en el presidente del All England Club, organizador del encuentro, debido a su fascinación por el deporte blanco. Desde entonces, es una tradición inquebrantable contar con los royals no solo como espectadores, sino también como organizadores, patrocinadores e, incluso, participantes del campeonato. Así sucedió en 1926, cuando el duque de York, luego George VI, compitió en la categoría de dobles.

Pippa Middleton junto a su esposo, James Matthews, en Wimbledon 2017.

De esa manera, cada año la monarquía es invitada a sentarse en el Royal Box, la zona más exclusiva de la tribuna, a la que solo tiene acceso quien haya recibido una invitación formal por parte del club privado de tenis. La reina Elizabeth II y la princesa Margarita fueron las asistentes más importantes durante la década de los sesenta, e iniciaron una tradición que las acompañaría durante años. Tiempo después, esta sería continuada por el príncipe Charles y la princesa Diana, así como por el príncipe William y Kate Middleton, la duquesa de Cambridge, quien se convirtió este 2019 en presidenta del All England Club luego de que la reina Elizabeth II decidiera dejar su puesto.

El príncipe Charles, a los 21 años, durante la inauguración de la edición de 1970.

“Wimbledon es parte esencial del verano inglés y cumple un gran trabajo inspirando a los jóvenes. Yo misma me sentí inspirada al haberme involucrado en este deporte. Con el pasar de los años, la esencia del campeonato no ha cambiado, lo que me parece lo más maravilloso”, aseguró la duquesa de Cambridge cuando se le preguntó sobre su notoria participación año tras año en el torneo. Su hermana Pippa Middleton suele acompañarla, así como las princesas Eugenie y Beatrice, hijas del príncipe Andrew y Sarah Ferguson. Meghan Markle, por su lado, es una de las visitantes más ilustres en la historia reciente de Wimbledon. El año pasado asistió por primera vez como parte de la familia real. Y aunque este año se ausentó de la temporada de tenis favorita de los ingleses, se espera que continúe la larga tradición iniciada por la familia de su esposo, el príncipe Harry.

Los clásicos

El campeonato, al desarrollarse en Londres, alberga una gran asistencia británica. Anna Wintour, editora en jefe de la edición estadounidense de “Vogue”, y la actriz Emma Watson son dos de los rostros más recurrentes en el público. Keira Knightley, quien asiste al torneo desde hace más de diez años, también es una de las espectadoras de lujo de Wimbledon; así como Sienna Miller, quien es recordada especialmente por sus outfits, siempre sutiles y discretos, completamente acordes a la etiqueta que exige el certamen.

La actriz Keira Knightley junto a su esposo, James Righton, en la final femenina de 2014.

David y Victoria Beckham, por su lado, siempre atraen las miradas a su paso por Wimbledon a lo largo de los años, al igual que otros “caseritos” como los actores Eddie Redmayne, Tom Holland, Jude Law y Tom Hiddleston, quienes han asistido los últimos tres años. Y aunque, como es natural, las celebridades europeas son más numerosas, el torneo cada vez acoge a más rostros conocidos de todo el mundo, como la pareja estadounidense conformada por Jessica Biel y Justin Timberlake, por ejemplo, o el infaltable Bradley Cooper, quien no se pierde el campeonato desde hace ya varios años (en 2017 y 2018 asistió con Irina Shayk). Hasta Londres, por estas fechas, también ha volado la cantante Beyoncé junto a su esposo, el rapero Jay Z, para apoyar a su buena amiga, la tenista Serena Williams.

David y Victoria Beckham durante la final masculina de dobles de 2014.

Durante años, al culminar el campeonato, los invitados más ilustres de la temporada disfrutaban de una elegante fiesta organizada por la tenista Lady Domini Crosfield, gran amiga de la reina Elizabeth II. Lamentablemente, tras su fallecimiento en 1963, se perdió esta tradición, la cual hoy ha sido retomada por la Asociación de Tenis Femenino.

En el evento de este 2019, además de compartir un tiempo de confraternidad entre tenistas e invitados de otros rubros, se tuvo como objetivo inspirar a las jóvenes deportistas a finalizar las rivalidades, mensaje que responde a la influencia de la duquesa de Cambridge sobre el emblemático torneo. La historia, mientras tanto, se seguirá escribiendo en el gramado de sus canchas y en las butacas de sus ilustres tribunas.