Alberto Barbera revela cómo consiguió que el festival italiano se convirtiese en el mejor lugar en el que estrenar un filme y cómo se las ingenió para congregar a tantas superestrellas en el Lido.
Entrevista sindicada de Vanity Fair.
La programación del Festival de Cine de Venecia 2024 es una de la más rutilantes que hemos visto en años en un festival de estas características. Se espera que Lady Gaga (Joker: Folie à Deux), George Clooney y Brad Pitt (Wolfs), Nicole Kidman (Babygirl), Angelina Jolie (Maria), Julianne Moore (La habitación de al lado) y Cate Blanchett (Observada) recorran la alfombra roja del Lido entre el 28 de agosto y el 7 de septiembre.
Alberto Barbera, director artístico del festival, es el hombre responsable de conseguir que el Festival de Cine de Venecia 2024 sea la plataforma de lanzamiento más deseada de todos los estudios de cara a los Oscar. Cuando tomó posesión del cargo, en 2012 (ya lo había desempeñado de 1998 a 2001), Venecia no tenía el prestigio que ostenta hoy en día. Pero en los últimos años ha conseguido que el festival se convierta en una glamurosa escapada en la que docenas de películas comienzan su andadura a los Oscar.
Hemos hablado con él antes del comienzo de la edición de este año sobre cómo consiguió volver a encauzar el festival, la rivalidad entre festivales y cómo lidiarán con el hecho de que tanto Brad Pitt como Angelina Jolie pisarán su alfombra roja (entre muchas otras cosas).
Se suele hablar de la competición entre los festivales de cine de otoño (Venecia, Telluride y Toronto) para conseguir los estrenos mundiales más importantes. ¿Cree que esto está empeorando o yendo a mejor?
Era peor hace unos años. En 2012 la mayoría de las películas estadounidenses preferían ir a Toronto a venir a Venecia porque, por supuesto, Venecia es más cara. Toronto es mucho más barata y fácil para ellos. En la mayoría de los casos los grandes estudios se decantaban por esa opción. Así que no fue fácil convencerlos a todos para que volviesen a Venecia. En 2012 no huno películas de estudios en Venecia.
El año siguiente inauguramos el festival con Gravity. Ganó el Oscar y aquello fue el comienzo de un cambio en la relación con los estudios. Después de aquello, cada año tuvimos una o más películas que acababan en los Oscar, como Birdman, Spotlight, La La Land, La forma del agua o Joker. Así que por supuesto que ahora es fácil conseguir traer una película, porque los estudios y los estadounidense comprendieron que pueden utilizar la plataforma de Venecia para lanzar las películas internacionalmente, gracias a toda la prensa que tenemos aquí. Casi no la hay en Toronto, más allá de la especializada. Nosotros tenemos en torno a 3.000 representantes de medios de todo el mundo, así que aquí pueden promocionarla de manera adecuada, empezar su gira promocional en Venecia.
¿Cuánto tiene en cuenta el equilibrio entre las películas comerciales y aquellas que podrían acabar en los Oscar a la hora de programar el festival?
No me gusta la idea de invitar a una película comercial si la película no tiene, por así decirlo, un enfoque personal del contenido. Tiene que estar orientada con algún interés específico desde el punto de vista del cineasta, y desde el punto de vista de la producción. Hay muchas películas más personales a las que prefiero dar la oportunidad de ser seleccionada que a una simplemente comercial.
Bueno, ya has mencionado a Lady Gaga. Creo que ese es el ejemplo perfecto de un momento muy especial. ¿Recuerdas la alfombra roja de Ha nacido una estrella? Fue mágica porque llevaba un vestido precioso de plumas blancas y demás y empezó a llover, pero ella no quiso irse de la alfombra roja. Se quedó ahí dejando que le sacaran fotos, firmando autógrafos y demás. Y estaba completamente empapada. Bradley Cooper estaba fuera conmigo, hablando sobre la película y las expectativas en torno a ella. Y luego, Gaga salió de la oficina temblando y él le dijo “oh, no entiendo por qué. Deberías estar acostumbrada a esto, con tantos conciertos y cientos de miles de personas esperándote”.
Y ella respondió: “Sí, claro que sí, pero esta es mi primera vez en una película”. Así que temblaba de los nervios, pero la respuesta de la crítica y de los espectadores fue fantástica. Fue una velada hermosa para todo el mundo.
Este año estará de vuelta con Joker: Folie À Deux. La primera de las dos generó opiniones encontradas cuando se estrenó en Venecia. ¿Cree que la secuela obtendrá una reacción similar?
Pero en realidad sucede menos de lo que se espera. El mayor problema que tenemos es con los hoteles, porque solo tenemos un cinco estrellas en el Lido, el Excelsior. A todo el mundo le encantaría estar allí, pero es imposible conseguir habitación para todos, así que tenemos que convencer a la gente para que se aloje en otros hoteles. Pero más allá de este problema logístico que tenemos cada año, no hay tantos problemas o crisis relacionados con la participación de estrellas en Venecia.
Sí, por supuesto. Angelina asistirá el primer día, el jueves 29, y se marchará justo después con Pablo Larraín [el director de Maria] para presentarla en Telluride. Brad llegará a Venecia el sábado. Es imposible que se crucen en el Lido.
Las hay, desde luego. Por ejemplo, en la sección oficial tenemos únicamente a 12 cineastas que ya han presentado sus proyectos en Venecia. Todos los demás debutan en la categoría y también habrá cineastas jóvenes. Una de las cintas que creo que más sorprenderán es The Brutalist, de Brady Corbet, una película increíble. Es muy larga: dura tres horas y 35 minutos. La rodaron en 70mm. Es un filme fantástico. Muy osado, muy ambicioso y muy personal.
Hace poco eliminó su cuenta Twitter y afirmó que se debía a las declaraciones de Elon Musk. ¿Fue por algo en concreto de lo que haya hecho recientemente?Me molestó muchísimo cuando decidió cambiar el nombre de la plataforma de Twitter a X, algo que no me gustó nada. Pero últimamente, todas las posturas que ha adoptado Musk no solo son vergonzosas, sino también realmente peligrosas. Twitter se está convirtiendo en una herramienta para unos intereses políticos que no me gustan en absoluto. Antes solía ser un espacio libre en el que discutir, debatir y demás. Ahora se está convirtiendo en otra cosa, así que ya no me gusta la idea de formar parte de ello.
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