La derecha no debe dejarse entusiasmar por la crítica a la izquierda o al gobierno de Castillo que hizo Dina Boluarte en los primeros minutos de su discurso presidencial. En estas épocas de campaña, cualquier aplauso a la presidenta más impopular de la historia, le juega en contra.
Por Isabel Miró Quesada
Dina Boluarte abrió su discurso con una crítica necesaria al legado de Pedro Castillo. En esos primeros minutos, Boluarte explicó su sacrificio que la llevó «por el profundo amor a nuestra patria, a renunciar a continuar un proyecto político que conducía al Perú a una polarización insana, “¿Qué hubiera sucedido de lo contrario?», se preguntó retóricamente. «El país estaría sumido en un vacío de poder, con elecciones en medio de la violencia y con un poder autoritario e improvisado elaborando una nueva Constitución para convertirnos en un país fallido como Cuba, Venezuela, Bolivia».
Eso fue suficiente, parece, para que la derecha aplauda: “estuvo bien el mensaje”, fue el balance. Pero no seamos incautos, no nos podemos dar el lujo, porque nos lanzan tres frases anti Castillo, de dar la imagen de que compartimos los valores de este régimen, que ha sido, en el mejor de los casos, un bodrio esquizofrénico, y en el peor, la encarnación de la promesa de Perú Libre: una suerte de vacío de estado en el que todo lo ilegal prospera y todos los ilegales ven multiplicarse sus feudos.
Estemos absolutamente claros: este gobierno no ha sido ni liberal ni de derecha: Que lo diga, si no, el exministro de Economía José Salardi, quien intentó aplicar medidas genuinamente liberales y fue expectorado a la primera. Que lo diga Velarde, que rompe ante la desesperación su perfil bajo para salir a alertar del despilfarro fiscal. Que lo diga quien tiene sentido común, y ve cómo hace quince días se vuelve a dar un salvataje de casi 500 millones de Petroperu, ¿Nos olvidamos que le entregó la cabeza de Rómulo Mucho a la mineria ilegal? ¿Nos olvidamos que cuando el canciller osó enfrentar a Maduro lo sacó Dina chistando?
Y sin embargo la izquierda, qué astuta es en tomar distancia, como lo ha hecho desde el primer día en que Dina asumió la presidencia y pidieron su vacancia. En los primeros minutos del discurso ya Wilson Quispe se levantaba con un cartel que decía “El pueblo no se rinde” y abandonaba el Pleno; Ruth Luque, Jaime Quito y Roberto Sánchez alzaban carteles con mensajes “Dina el pueblo te repudia” o “Presidente Pedro Castillo libertad”. ¿Queda alguna duda de que esa izquierda radical es la oposición? ¿Y eso qué hace al resto?
El presidente de Ipsos, Alfredo Torres, ha dicho que “el espacio de líder de la oposición, hoy, está vacío”. Y tiene razón: quien no haga una abierta campaña de oposición al gobierno y al Congreso de turno no tendrá oportunidades electorales.
No hay que ser bobos. Hay que tomar distancia. Porque quien cargue con el pasivo del gobierno más impopular de la historia del Perú (entre 1% y 0% de aprobación según algunas encuestas) tendrá muchísimas dificultades para ganar las próximas elecciones.
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