Cada minuto se suben a YouTube más de 300 horas de video, muchas de las cuales son producidas enteramente por niños. Conversamos con Laura León, investigadora de la Universidad de Lima, sobre este fenómeno.

Por Julio César Mateus / Ilustración de Rodrigo La Hoz /Foto: Elías Alfageme

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La mayoría de los niños youtubers del país son gamers, fashion vloggers, stand up comedians, unboxers y vloggers que plasman su vida cotidiana en sus videos, según la investigación de Laura León.

La era de los más pequeños esperando su programa favorito de TV corresponde a un mundo casi extinto. Con YouTube, el segundo buscador más grande del mundo, ellos han encontrado un espacio de información y expresión inigualable (y un lucrativo negocio, en algunos casos). Aquí los niños prueban juguetes, cuentan historias, explican cómo resolver problemas o reflexionan sobre temas globales. Son protagonistas. Hoy no solo quieren ser médicos, bomberos o astronautas, sino también youtubers. Laura León es una investigadora especializada en cultura digital que hace dos años inició un estudio sobre este movimiento en Lima.

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Laura es una de las fundadoras de Crecer en Red (www.crecerenred.pe), asociación civil creada para promover oportunidades en el uso de medios digitales para niños y adolescentes.

¿Qué sabías de los youtubers antes de interesarte en el tema?

Cuando empecé, en el 2016, no se escuchaba mucho del tema en el país, pero a lo largo de este tiempo he ido conociendo más y más niños y adolescentes peruanos que son youtubers, y, sobre todo, padres angustiados que me comentan que sus hijos quieren ser youtubers. También he visto crecer las ofertas de talleres para ser youtubers, dirigidos a este segmento.

¿En qué consistió tu investigación?

En el primer año de investigación hice una etnografía digital con cuatro niños de entre siete y once años, observando los procesos de creación de video, conociendo sus opiniones y percepciones sobre qué es ser youtuber. En el segundo, nos dedicamos a desarrollar un análisis de contenido de los videos creados por niños y adolescentes, centrándonos más en el mensaje: qué dicen los adolescentes de su vida cotidiana a través de los videos.

¿Cómo son los niños youtubers peruanos?

En la investigación encontramos gamers (enfocados en los videojuegos), fashion vloggers (en la moda), stand up comedians (que hacen rutinas de comedias), unboxers (quienes desempacan juguetes u otros productos) o simplemente vloggers que plasman su vida cotidiana en sus videos. A través de ellos desarrollan la autoexpresión, participación en la vida cultural, creatividad y competencias de creación audiovisual. Pero no todos los niños que se vinculan a YouTube son creadores de videos. La mayor cantidad de niños solo consumen estos contenidos, y muchas veces de manera intensiva. He notado que lo que los niños ven en YouTube no es adecuado para su edad, es contenido adolescente. Mientras que en la televisión se busca regular el contenido por horarios (por ejemplo, el de protección al menor), en internet el contenido es indiscriminado.

¿Qué te sorprendió de los youtubers cuando los fuiste conociendo?

Creo que plantean una mirada diferente de la niñez tradicional. Cuando pensamos en los niños, la imagen que aparece es la de sujetos pasivos, vulnerables, que necesitan protección, que son guiados por los adultos y aprenden de ellos. Los youtubers, en cambio, nos muestran niños protagonistas, personas activas en un mundo diferente –el digital– que tienen voz propia, que comunican desde sus propios intereses y experiencias, que buscan ser escuchados y que impactan y cambian el entorno en el que viven.

Al punto de que muchos de ellos se vuelven famosos, ¿no?

Sí. De hecho, conocí en la investigación a una niña de once años que en ese momento recibió su primer cheque de YouTube, y a quien otros niños reconocían en centros comerciales: una pequeña celebridad. Además, recibía ofertas para promocionar marcas y productos del extranjero. No todos los niños youtubers llegan a este nivel, sin embargo, a través de esta historia, los papás podemos reflexionar acerca de si en nuestro estilo de crianza y cultura familiar queremos a niños que persigan la fama e ingresos de este tipo.

Exponerse públicamente a través de videos supone varios riesgos. ¿Cómo los enfrentan?

Muchas veces se exponen a una audiencia agresiva que hace comentarios ofensivos a los videos. Y los niños y adolescentes pueden ser vulnerables a esta violencia. Los medios digitales no crean problemas nuevos, solo amplifican los ya existentes. Otro riesgo es el uso excesivo. Es muy tentador para los adolescentes estar conectados permanentemente, pero no es lo más saludable. Tener límites en la conectividad y diversidad de actividades es necesario, y ellos también lo perciben así.

¿Cuál es el rol de los padres en este escenario?

Tanto para los youtubers como para los niños consumidores de YouTube, el rol de los padres es de gran importancia. En tres de los cuatro casos de niños youtubers que conocí de cerca, los padres fueron los que apoyaron para que los niños aprendan técnicas de edición, a veces mientras lo hacían al mismo tiempo padre e hijo. Luego de tener las destrezas básicas, los niños profundizan y mejoran las técnicas de producción audiovisual a través de tutoriales de internet o amigos que tienen otros programas o dispositivos. Pero el rol del padre no termina ahí. En general, es de acompañamiento permanente, promoviendo un vínculo más con su hijo. Por ejemplo, ellos también limitan su propio uso de los medios digitales cuando perciben que el tiempo dedicado a estos es excesivo. Para los niños que solo consumen, los papás tienen la responsabilidad de guiar el consumo hacia contenidos adecuados para la edad de sus hijos.

¿Cómo sugieres a los padres que aborden este fenómeno?

Creo que es necesario aproximarnos a los temas de niñez y adolescencia y medios digitales de manera balanceada. Los medios digitales son parte del mundo contemporáneo y no podemos negar las oportunidades que representan, especialmente para los niños y adolescentes, en términos de aprendizaje, socialización y entretenimiento, sin dejar de estar atentos a posibles riesgos y situaciones problemáticas según su edad, experiencias, características personales y percepciones.