Una sala circular pequeña, “pero no tan pequeñita”, aclara su fundador, Jorge Chiarella, acoge a 170 espectadores en la cuadra 21 del jirón Huiracocha en Jesús María. La distribución del auditorio, con los actores al centro, remite a los anfiteatros de la Antigua Grecia. Este espacio escénico es el punto de partida para la adaptación teatral de la novela Moby Dick, publicada por Herman Melville en 1851.

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¿Cómo funciona el espacio para narrar la historia?
Ha sido una experiencia muy linda, y un reto, porque da lugar a que juguemos juntos en el teatro, tanto actores como espectadores, en un espectáculo lúdico e imaginativo. El espacio se presta para que los parlamentos de las obras sean dirigidos al público, y en el caso de “Moby Dick” hay pequeños momentos así.
El narrador de la novela se llama Ismael, es el personaje que introduce la historia. Con pocos elementos, pero grandes actuaciones, las acciones se van sugiriendo: la lucha con las tormentas, cómo persiguen a la ballena, cómo levantan las velas. Es un juego que transporta a la niñez.

La novela se presta para múltiples interpretaciones y alegorías, ¿cuáles han sido las suyas?
Hay que recordar que el libro se escribió en la primera mitad del siglo XIX, y está basado en un hecho real. Melville investigó muchísimo y era un gran conocedor de la vida marítima y la industria ballenera. Toda esta descripción ocupó cientos de páginas y en la adaptación de Mateo Chiarella se han rescatado los momentos más importantes de los diálogos y la parte de las aventuras, sacándoles partido teatralmente, para disfrutar la historia como un espectáculo. Para mí, esta historia representa a la naturaleza y a las industrias de hoy que buscan sacarle partido. Pero también está el cómo ella se rebela con tormentas y olas de calor: reacciona a lo que el hombre le está haciendo.

En la novela de Melville el trasfondo es el negocio de la caza de ballenas.
Y las cazaban no solo para sacarles la carne, utilizaban el aceite para iluminarse, cada parte tenía un uso. La naturaleza en un momento se rebela y le saca la pierna al capitán Ahab, pero él igual vuelve a perseguirla, obsesionado con vengarse. Es un poco lo que está pasando hoy con las industrias: así el planeta se venga abajo, igual lo vamos a seguir explotando.

Desde Aranwa y el Teatro Ricardo Blume están consolidando el circuito teatral en Jesús María.
Aranwa es una institución cultural sin fines de lucro que produce artes escénicas. Ya tiene diez producciones hechas, y también una escuela. Hemos construido el teatro con la idea de dar a la comunidad del distrito una oportunidad de ver algo diferente, donde te diviertas y te emociones, te cuestiones y tengas ganas de seguir conversando con la obra.

La temporada de “Moby Dick” empieza el 7 de abril con funciones de jueves, viernes y lunes a las 8:00 p.m. Sábados y domingos, doble función a las 4:00 p.m. y a las 7:30 p.m. Los residentes de Jesús María tienen precio popular en cualquier función con solo mostrar el DNI. Las entradas están a la venta en Teleticket y en la boletería del teatro.

Por Caroline Mercado