El líder de Soda Stereo fue enterrado el 2014 en un sobrio nicho en el cementerio de La Chacarita, en Buenos Aires. Desde entonces, cientos de fans viajan mensualmente de todos lados para visitarlo, dejar flores, cartas y toda suerte de amuletos. El espacio donde reposan los restos de una de las últimas leyendas del rock en español, Gustavo Cerati, se ha vuelto un espacio de culto.
No cabe duda que Gustavo Cerati es un ícono para toda Latinoamérica. Pero a pesar de lo que significó su trayectoria musical (como voz y guitarra de la banda argentina Soda Stereo y como solista), no existen tantos espacios para recordarlo en su Buenos Aires natal.
Cuando falleció el 4 de septiembre de 2014, el golpe se sintió en toda Latinoamérica. Tras haber estado más de 4 años en coma, la noticia no sorprendió a nadie. A pesar de esto, miles de personas salieron a despedirlo en un cortejo fúnebre que cruzó la capital argentina. El recorrido a velocidad normal es de unos cuarenta minutos, pero, como muchos recuerdan, el último viaje de los restos de Cerati tomó varias horas debido a la cantidad de gente que fue a despedirlo.
Desde entonces, no han aparecido lugares en Buenos Aires para poder conectarse con el artista y su legado, a pesar del peso que su ciudad natal tiene en su obra. ‘La Ciudad de la Furia’, una de las canciones emblemáticas de Soda, es básicamente un poema de amor/odio a la capital argentina. A pesar de esto, no existen tours que vayan a lugares que marcaron su vida o su carrera. No hay una ‘ruta Cerati’. Solo existe el cementerio de La Chacarita.
Tras su muerte, los restos de Cerati se encuentran alojados en este cementerio. Se recuerda la polémica que se armó cuando los fans se enteraron que Cerati estaría dentro de un edificio, en un pabellón dentro del cementerio. Reclamaban que no habría espacio para homenajearlo. Para añadirle sal a la herida, en Chacarita existe ya un ‘panteón de los artistas’, donde figuras como Pugliese, Goyoneche, y Di Sarli, tienen monumentos. La gente, comprensiblemente, esperaba algo parecido. Pero la madre de Cerati lo quiso de otra manera.
Juntos somos como un templo
El cuerpo de Cerati se encuentra en un sobrio y sencillo nicho dentro de un panteón de La Chacarita, tal vez el mejor cuidado en este cementerio para la clase trabajadora. A pesar de ello, la ubicación del callejón donde está la estrella de rock no es tan especial.
Tal vez para refrendar esta situación, cientos de fans visitan con veneración este cementerio mensualmente. Ellos llegan a la tumba de Cerati y dejan flores, arreglos y toda suerte de amuletos. El alboroto es tal, que los empleados de La Chacarita mienten sobre la ubicación de su tumba. “Creo que está en La Recoleta”, suelen decir a algunos fanáticos. “A la familia no le gusta mucho que vengan a verlo. Viste que se ponen a fumar porros”, confiesa uno de ellos.
Según los guardias del cementerio, el 90% de sus visitantes llega con flores bajo el brazo. Los que no, suelen volver a la puerta para comprarlas. En un día normal llegan entre 50 y 100 fans. Los fines de semana el número puede triplicarse.
Estos guardias señalan que en general la mayoría de estos visitantes son respetuosos. Se paran frente al nicho en silencio, dejan su ‘tributo’ y se vuelven. Pero siempre hay alguno que rompe la norma. Algunos se ponen a tocar guitarra, otros lloran frente al nicho.
Curiosamente, a la tumba de Cerati llegan más latinoamericanos de otros países que argentinos. En primer lugar están los fans de Chile. También visitan La Chacarita desde Perú, México y Colombia. No hay mejor evidencia del alcance de su legado en todo el habla hispana.