El guionista, dramaturgo y realizador cinematográfico español David Serrano se ha encargado de transformar la novela de Mario Vargas Llosa en un montaje que se estrenará en mayo, bajo la dirección de Juan Carlos Fisher, en el Teatro Peruano Japonés. Serrano, responsable de éxitos en el circuito teatral madrileño y de películas tan taquilleras como “El otro lado de la cama” y “Días de fútbol”, dice sentir un orgullo inmenso por haber podido trabajar con el material “de uno de los mejores escritores de la historia”.
Por Raúl Cachay / Fotografía de Raquel Foinquinos
David Serrano llegó al Perú gracias a un proyecto sencillamente irresistible: transformar la novela “Pantaleón y las visitadoras”, un clásico absoluto de la literatura humorística en nuestro idioma, en una obra de teatro musical.
“Conocí a Juan Carlos Fisher hace un año, más o menos. Dirigí ‘Billy Elliott’ en Madrid, y él había hecho lo mismo con ese montaje en Lima. Un amigo en común nos puso en contacto. Nos hicimos amigos y, unos meses después, me dijo que tenía un proyecto para ofrecerme. Cuando me dijo que se trataba de una versión musical de ‘Pantaleón y las visitadoras’, me entusiasmé», dice.
«Es una de las novelas que más he disfrutado en mi vida. Le dije que sí, instantáneamente, sin tener que negociar nada. Este es, además, el primer musical que escribo con canciones compuestas especialmente para la obra. Incluso en las películas más ‘musicales’ que he escrito, como “El otro lado de la cama” o “Una hora más en Canarias”, se utilizaron canciones ya existentes. Esa también fue una motivación para involucrarme en este proyecto”, explica David, quien además de pasar por Lima, viajó durante unos días a Iquitos para “empaparse” de la lúbrica atmósfera amazónica del libro.
Conversando con el guionista
¿Cuáles fueron los principales desafíos que encontraste al enfrentarte con el texto de Vargas Llosa?
Lo que más me gusta de la novela de Vargas Llosa es la forma de expresarse que tiene Pantaleón. Los informes que escribe a sus superiores son desternillantes y los diálogos del libro son brillantes. Pero, claro, es una novela extremadamente complicada para adaptar porque no tiene situaciones o ‘escenas’ como tales, sino que son diálogos de varias escenas a la vez que se mezclan. Vargas Llosa es un maestro para utilizar esos recursos. No es una novela en la que se presenten distintas situaciones que puedas trasladar de una manera directa a la obra de teatro.
El primer reto, entonces, fue conseguir una estructura dramática y contar esa novela en 25 pasos o escenas, aproximadamente. Pero para mí el desafío más importante fue mantener el sentido del humor de la novela. Y creo que ha quedado muy bien. He sido muy fiel a lo que escribió Vargas Llosa y he respetado mucho sus diálogos, porque son imposibles de mejorar. Creo que hemos logrado mantener el espíritu de “Pantaleón y las visitadoras”.
¿Cómo fue el trabajo de la parte musical del montaje?
Para la composición de las canciones de la obra, contacté a tres músicos con los que ya he trabajado antes, Gaby Goldman, Joan Miquel Pérez y Alejandro Serrano, mi hermano. A Joan Miquel, que ha escrito ya dos musicales con canciones originales (“Pegados” y “Mierda de artista”) que son muy graciosos, le di los cuatro temas más cómicos de la obra. A Goldman, que es el director musical de “Billy Elliott” y “West Side Story” en España y también ha escrito algunos musicales originales en Argentina, le di la obertura, la canción del final y el ‘himno’ de las visitadoras, que tiene que ser un momento que haga sentir al espectador que está viendo “Los Miserables”.
Y a mi hermano, que es un músico más cercano al jazz y al pop, le pedimos las canciones que necesitaban un poco más de sensualidad y también las más ‘marchosas’, de fiesta. Julio Hernández, el director musical de la obra, se encargó de que los tres estilos musicales tuvieran unidad y, además, ‘peruanizó’ las canciones. Creo que ha sido una experiencia muy rica; ha sacado lo mejor de cada uno.
Vargas Llosa es un personaje que tiende a polarizar la opinión pública, tanto en el Perú como en España…
Tengo una sensación de orgullo y agradecimiento por la posibilidad de trabajar con un material tan bueno. Y más allá de que uno pueda estar de acuerdo o no con las posiciones políticas de un artista, creo que la obra tiene que estar absolutamente por encima de su vida privada y su vida social. Y también de sus ideas políticas, salvo que estemos hablando de una persona que defiende el nazismo o de un racista, algo que evidentemente no ocurre con Vargas Llosa. Honestamente, me da igual su parte pública o privada.
Afortunadamente, a Juan Carlos Fisher y a mí nos gusta el mismo tipo de teatro, lo mismos autores. Y a los dos nos apasionan los musicales. Entenderme con él ha sido un placer. Para mí, lo más bonito de todo este proceso ha sido ganar un amigo nuevo. Cuando llegas a los cuarentitantos años, ya no es tan fácil encontrar amigos nuevos. Para mí eso tiene mucho valor. Es una persona que tiene un conocimiento teatral apabullante. No conozco a nadie que sepa tanto, haya visto tanto y ame tanto al teatro como él. Por otro lado, en cuanto a los actores, el casting es realmente muy acertado, el reparto va a estar muy bien. Las lecturas me han gustado mucho.
De todas las obras musicales que has escrito o adaptado, ¿cuál es la que te hace sentir más orgulloso?
Es una respuesta difícil. Me siento muy orgulloso de lo que hemos conseguido con “Billy Elliot”, aunque desde hace algunos meses que me aparté del proyecto y he dejado a mi asistente de dirección para que se encargue del día a día. Yo llevaba ya un año y medio trabajando y preparando cada función con los niños. Pero sigue siendo un gran éxito. Llevamos ya más de 400 mil espectadores en España. Y quizás me quedaría con el montaje que hice en Argentina de “Más de cien mentiras”, el musical de Sabina. Hice esa obra primero en España y luego en Buenos Aires, pero le quité quince minutos y le añadí un cambio muy puntual en una escena, que me encanta como quedó.
Creo que a partir de ese momento empecé a ver el teatro de otra manera y a ser consciente de que podía intervenir de distintas formas en el texto y en la puesta en escena. Pero, como autor, creo que lo mejor que he escrito es la adaptación de “Pantaleón…”.