Luego de su paso por el Museo Reina Sofía de Madrid, donde cosechó elogios de la crítica y la prensa especializada, la exposición “Redes de vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930” ha llegado al Museo de Arte de Lima para sumergirnos en el universo cosmopolita y diverso de las vanguardias latinoamericanas en un tiempo de particular ebullición expresiva.

Por Raúl Cachay A. / Foto: Elías Alfageme

La exposición “Redes de vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930”, un proyecto conjunto del Blanton Museum of Art de Austin y el Museo de Arte de Lima, ofrece una oportunidad irrepetible para entender a cabalidad y admirar en su exacta dimensión el genio proteico de José Carlos Mariátegui a través de “Amauta”, la revista que fundó y que se publicó entre 1926 y 1930.

“Es, probablemente, una de las muestras más importantes sobre el arte latinoamericano de los años veinte del siglo pasado que se hayan preparado hasta la fecha”, explica Natalia Majluf, una de las responsables de la curaduría de la exposición junto con la estadounidense Beverly Adams. “Fue un momento crítico y cuya producción artística fue muy distinta a las de los años inmediatamente anteriores y posteriores. Es una mirada muy enfocada, pero al mismo tiempo sumamente abierta. Y lo que permite ese enfoque es ‘Amauta’. Partiendo de la revista, tenemos un enfoque claramente posicionado, una perspectiva de autor, que es la de José Carlos Mariátegui; una clara definición de misión, que es la unión de la política y el arte; y, por último, una mirada regional impresionante. Esta es una exposición que, además, permite insertar al Perú en una narrativa regional. No solo demuestra que la plástica peruana de ese tiempo merece ser vista nuevamente, sino que el propio proyecto estético y político de Mariátegui contribuyó a definir el arte de América Latina en los años veinte”.

 

Las curadoras de “Redes de vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930” son Beverly Adams, quien hace poco fue designada como nueva curadora de arte latinoamericano del Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, cargo que empezará a ocupar en setiembre próximo; y Natalia Majluf, exdirectora del MALI.

La muestra ha sido dividida en dos salas. En la primera, se aborda el inicio del proyecto vanguardista de Mariátegui y sus primeras ideas de la vanguardia que, si bien no son apolíticas, como explican las curadoras, aún no tenían una definición partidaria clara. La segunda fase de “Amauta”, que se produce luego de la ruptura entre Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre, es mucho más programática. La revista entonces se define como socialista y defiende un proyecto indigenista. La segunda sala de “Redes de vanguardia” ha sido dedicada a esta etapa, cuando “Amauta” se alineó de una manera más abierta y decidida con la renovada aspiración de su fundador por crear el primer partido socialista del país. Una prueba de ello la podemos encontrar en la célebre editorial de su número 17, que conmemoraba el tercer aniversario de la revista: “No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una misión digna de una generación nueva”.

El  primer ejemplar de la revista “Amauta” apareció en setiembre de 1926.

“Hay una evolución en Mariátegui, es cierto, pero tampoco creo que haya experimentado un tránsito de un vanguardismo cosmopolita a un indigenismo nacionalista. Un recorrido por esta muestra demuestra con claridad que eso no ocurrió”, asegura Majluf. “Pero sí hay una evolución hacia un proyecto vinculado a los esfuerzos que JCM venía haciendo para la formación de un partido socialista en el Perú, luego de su ruptura con Víctor Raúl Haya de la Torre y el APRA”.
“Algo que nos interesaba destacar con la muestra es que, si bien JCM es muy conocido por sus ideas políticas y por sus textos de crítica literaria (algunos afirman, incluso, que podría tratarse del primer crítico literario de América Latina), también fue un importante crítico de arte. Y eso es algo que no se suele mencionar cuando se discute sobre el legado de Mariátegui. Él se convirtió en una suerte de nexo entre Europa y América Latina”, añade Adams.

El trabajo

La exposición está estrechamente relacionada con los contenidos originales de la revista. Muchas de las fotografías, piezas y cuadros que se pueden apreciar en “Redes de vanguardia” aparecieron en las páginas de la revista. Así, se pueden admirar originales de José Sabogal, Julia Codesido, los mexicanos Diego Rivera y Gabriel Fernández Ledesma, el guatemalteco Carlos Mérida, entre muchos otros, además de genuinas joyas bibliográficas como la primera edición de “5 metros de poemas”, de Carlos Oquendo de Amat, aquella que debía abrirse “como quien pela una fruta”, que fue publicada por Mariátegui en 1927; o un ejemplar de los “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana” con una dedicatoria del autor para José Sabogal. Reunir todo este material, como recuerdan las curadoras de la muestra, demandó un complejo y prolongadísimo trabajo de investigación y recopilación en archivos y colecciones privadas de Argentina, México, Estados Unidos y el Perú. Todo, como suele ocurrir, con las proverbiales limitaciones económicas que acechan a los emprendimientos culturales en nuestro país.

“Creo que la muestra abrió los ojos a mucha gente en España. Las audiencias internacionales se sorprenden frente a la riqueza y la complejidad que tuvo la década de los veinte en este país. Una de las intenciones de esta muestra es la de reinsertar al Perú en el discurso y la narrativa de los años veinte”, asegura Beverly Adams.

Así lo detalla Majluf: “Este ha sido un proyecto enorme y complejo. Ha tenido varias etapas y facetas. Para la muestra en el Reina Sofía tuvimos el apoyo tanto de Promperú como del Ministerio de Cultura, que fueron muy importantes para hacer posible su presencia en España. Pero aquí en Lima nos ha sido sumamente difícil conseguir los recursos. No siempre se tiene conciencia de las dificultades por las que atraviesan las instituciones peruanas para concretar este tipo de proyectos. Ahora, además del respaldo de otros auspiciadores, hemos contado con el apoyo de dos contribuyentes muy importantes: Proyecto AMIL, de Juan Carlos Verme, y la Diane & Bruce Halle Foundation de Arizona”.

Un movimiento, un espíritu

Las expectativas que generó “Amauta” en su momento se fueron propagando por la región incluso desde antes de la aparición de su primer ejemplar, en setiembre de 1926. Si uno revisa el primer tomo de la “Correspondencia” de José Carlos Mariátegui, publicada originalmente en 1984, se topará con referencias a la inminente publicación de la revista en muchas de las misivas que su director recibió en los meses previos a su lanzamiento.

Luego, en cartas posteriores, personajes esenciales como Luis E. Valcárcel, Honorio Delgado, Gamaliel Churata, Miguel de Unamuno –quien termina su misiva de noviembre del mismo 1926 con un deseo casi premonitorio para “Amauta”: “(que tenga) vida fecunda aunque sea corta –revista que envejece, degenera–”– o César Vallejo, entre muchos otros, literalmente se deshacen en elogios hacia la flamante publicación. Fue, ciertamente, una revista revolucionaria y rupturista que, casi de inmediato, captó el interés de los más importantes e influyentes intelectuales y artistas de su tiempo.

Luego de su pascana en el MALI, la muestra viajará a Ciudad de México para ser montada en el Palacio de Bellas Artes y, finalmente, será expuesta en el Blanton Museum of Art de Austin, Texas, en Estados Unidos, a partir de febrero de 2020

“‘Amauta’ tenía una lectoría bastante amplia. Mariátegui no estaba limitado a un solo grupo intelectual. Su casa era un lugar de encuentro donde se reunía desde gente muy joven, como Martín Adán, que era prácticamente un adolescente, hasta intelectuales de una generación anterior, con perspectivas literarias y políticas absolutamente distintas. Xavier Abril, Jorge del Prado, Luis Alberto Sánchez, líderes sindicales… ‘Amauta’ se leía en Buenos Aires, en La Habana, Ciudad de México, París, Madrid o Nueva York. Hoy, que tenemos todo a nuestra disposición, no existe una revista o un proyecto de esas características”, afirma Majluf, a propósito de la compleja red internacional de contactos y corresponsales estructurada por Mariátegui y que le permitían a “Amauta” estar en sintonía perfecta con los nuevos movimientos y las tendencias que iban surgiendo en otras latitudes.

La muestra ha contado con la decisiva colaboración del Archivo José Carlos Mariátegui, que viene realizando un trabajo ejemplar en la preservación y la digitalización del copioso legado del fundador de “Amauta”.

“Esta revista, en el campo intelectual, no representa un grupo. Representa, más bien, un movimiento, un espíritu. En el Perú se siente desde hace algún tiempo una corriente, cada día más vigorosa y definida, de renovación”, se podía leer en la editorial de su primer número. Casi un siglo después, “Amauta” sigue siendo exactamente eso. La síntesis de un espíritu incomparable.