Los príncipes Akishino estuvieron en Lima de visita oficial para celebrar el 140 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre el Perú y Japón. El príncipe agradeció a nuestro país por haber acogido a tantos inmigrantes japoneses.

Por José María López de Letona

La japonesa es la monarquía hereditaria más antigua del mundo, y sus miembros están rodeados de un halo de misterio. La Corona Imperial reconoce la legitimidad de 125 monarcas consecutivos desde el ascenso del Emperador Jimmu el 11 de febrero de 660 a.C. hasta el actual Emperador, Akihito.

La semana pasada, Sus Altezas Imperiales, los príncipes Akishino (Fumihito, el segundo hijo del emperador, y su esposa, la princesa Kiko) visitaron el Perú para celebrar el 140 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Inauguración del Centro Cultural Peruano Japonés, el 12 de mayo de 1967. En la foto, el presidente Fernando Belaunde y el príncipe heredero Akihito.

El lunes 27 de enero por la mañana participaron de una ofrenda floral ante el monumento conmemorativo de la inmigración japonesa al Perú en el Campo de Marte. A las dos y media de la tarde llegaron al Centro Cultural Peruano Japonés para reunirse con miembros destacados de la comunidad nikkei, donde fueron recibidos por niños del Colegio Peruano Japonés, quienes ondeaban banderas peruanas y del Japón. Primero bajó del auto el príncipe, seguido de la princesa.

Entre muchas reverencias, los niños los saludaban diciendo “konichiwa, konichiwa (¡hola, hola!)”, mientras los príncipes se acercaron, sonrientes, a varios de ellos. Posteriormente se realizó la reunión con la comunidad nikkei en Lima. El presidente de la Asociación Peruano Japonesa, Jorge Akira, habló de cómo el inicio de las relaciones diplomáticas permitió que, entre 1899 y 1941, más de 36 mil inmigrantes japoneses vinieran al Perú y lo convirtieran en su hogar.

Por su parte, el Príncipe Akishino comentó que tenía una gran alegría por visitar el primer país Latinoamericano que estableció relaciones diplomáticas con Japón. “Siento una profunda emoción de poder estar en el Centro Cultural Peruano Japonés, en cuya inauguración, en 1967, participaron mis padres, Sus Majestades los Emperadores, en su visita oficial al Perú cuando aún eran príncipes herederos”.

Mujeres y niños en Cañete, en 1924. El 3 de abril de 1899 llegaron los primeros inmigrantes japoneses a bordo del barco Sakura Maru.

También recordó la ofrenda floral que habían hecho horas antes al monumento conmemorativo del centenario de la inmigración. “Los inmigrantes y sus descendientes, los nikkei, son un puente entre Japón y Perú. Los descendientes de los primeros japoneses son también peruanos, y como tales, luchan de la mano con todos ustedes para seguir sacando a su país adelante”.

A las seis de la tarde, el presidente Ollanta Humala, acompañado de su esposa, Nadine Heredia, recibió a los príncipes en Palacio de Gobierno, donde fueron condecorados con la Orden El Sol del Perú en el grado de Gran Cruz. Durante el encuentro, Humala destacó el hecho de que el Perú es el primer país receptor de cooperación del Japón en América Latina.

Matrimonio del actual príncipe heredero Naruhito con la princesa Masako, en junio de 1993.

Su Alteza Imperial, el príncipe Fumihito, de 48 años, es el segundo en la línea de sucesión al trono. Recibió el título de Príncipe Akishino tras su matrimonio con Kiko Kawashima en 1988. Los príncipes Akishino tienen tres hijos. El menor y único varón, el Príncipe Hisahito, ocupa el tercer lugar en la sucesión al trono, ya que la Princesa Aiko, hija del príncipe heredero Naruhito y su esposa, Masako, no tiene derechos sucesorios por ser mujer.

El protocolo que rodea a la familia imperial es muy estricto, y a los presentes se les dio indicaciones de abstenerse de adelantar el paso, cruzar por delante o de caminar detrás de los príncipes. Tampoco se permitió grabar conversaciones, hacer preguntas, extender las manos ni colocar micrófonos delante de Sus Altezas.

Pese a que todas las Casas Reales tienen un protocolo más o menos rígido, el japonés lo es de modo especial, sumado a que, a diferencia de otras monarquías, la princesa camina detrás y no al costado del príncipe.

La entonces princesa heredera Michiko en su viaje oficial a Lima, en 1967.

El protocolo dicta, además, que no se debe dirigir la palabra a un miembro de la familia imperial a no ser que ellos lo hagan primero. Tampoco se les debe tocar ni extenderles la mano (tanto para estrecharles la suya como para entregarles algún objeto), ni tomarles fotos con el celular.

No obstante, suelen relajar estas reglas y se adaptan a las costumbres del extranjero, tanto que, en la audiencia en Lima, la princesa le extendió su mano al Presidente Humala luego de que el príncipe estrechara la mano de la primera dama. Protocolo aparte, fue una visita cálida y memorable de un país amigo con una de las mayores colonias japonesas en Latinoamérica.