Un día como hoy, el 18 de julio de 1899, nació en un hogar humilde de Barrios Altos (actual cuadra 14 del Jr. Junín), el más grande compositor del criollismo, Felipe Pinglo Alva, conocido como el Bardo Inmortal, y autor de obras icónicas como El Plebeyo, El Huerto de Mi Amada, Amelia, entre tantas otras obras que construyeron la base del vals peruano.

Por Alejandra Grau

Julio Felipe Federico Pinglo Alva nació hace 121 años en el distrito de Barrios Altos, en la Calle del Prado, en la actual cuadra 14 del Jr. Junín. Hijo del normalista Felipe Pinglo Meneses y de María Florinda Alva, quien murió días después de dar a luz. La pobreza en la que vivió y las enseñanzas de su padre y sus tías, fueron formándole como niño instruido pero con sentimiento social.

Felipe Pinglo, aniversario del bardo inmortal

Empezó sus estudios en la Escuela Fiscal de los Naranjos, regentada por su tío Alejandro Pinglo, para luego cursar la secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe. Con sus propinas adquirió más tarde un rondín e intuitivamente aprendió a repetir en el instrumento musical las interpretaciones de las bandas militares ofrecidas en las retretas, en las plazas públicas de su tradicional barrio.

Primeros pininos

En 1916, Felipe Pinglo comenzó sus labores en la imprenta El Gráfico y en una compañía de gas. También fue futbolista por afición en los clubes El Naranjo, “Alfonso Ugarte” y fue comentarista de este deporte mediante artículos en algunas revistas limeñas.

Cuando Pinglo empezó a componer y frecuentar a los músicos criollos de entonces, hizo de la Calle Mercedarias, en el actual Jr. Ancash, su lugar de concentración e inspiración. Allí solía reunirse para hacer música con Samuel Joya Neri, Obdulio Menacho, José y Eugenio Díaz, Guillermo D’Acosta, Paco Vilela, Juan Ríos, Pedro Espinel, Jorge Gonzáles, Ernesto “El chino” Soto y muchos otros criollos. Este grupo es conocido como la “Generación Pinglo”.

Uno de los detalles poco conocidos de Pinglo es su colaboración en la formación de una de las cuadrillas más representativas de la hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas, la cuadrilla 11 “Los íntimos” como se les denomina por sus orígenes humildes.

El nuevo vals criollo

Felipe Pinglo tocaba la guitarra a la inversa, porque era zurdo. No cambiaba la encordadura del instrumento, razón que algunos entendidos han considerado importante en el descubrimiento de nuevas tonalidades logradas por él, apreciables en su abundante producción musical.

Luis Enrique Pinglo

Con los primeros entusiasmos sentimentales de sus años mozos desarrolló su espontánea habilidad para el canto y la composición musical. Pronto conquistó simpatía y aprecio en las reuniones de barrios que se hacían acompañadas de música criolla. Afinando así su inspiración, brota su primera composición, el vals «Amelia» ejecutado en 1917. Desde allí al compás de su guitarra afloraron unas 300 composiciones aproximadamente, muchas de ellas de contenido autobiográfico, impregnadas del acento melancólico, sugeridas por el ambiente bohemio, las angustias debido a su males físicos; así como también composiciones que son protestas ante las injusticias sociales. Cabe destacar que Pinglo fusionó el estilo previo del vals limeño con armonías provenientes de otros géneros, como el tango argentino, así como incursionó en la composición de ritmos internacionales de moda, como el one-step.

El Plebeyo

Entre sus composiciones más celebradas sin duda alguna el vals ‘El plebeyo’ es el que marcó historia. Fue estrenada en 1931 en el teatro Alfonso XIII del Callao por su amigo, el también compositor y cantante, Alcides Carreño.

Existen dos historias sobre el origen de este vals: La primera adjudicaba el drama a Luis Enrique Rivas, un tejedor de canasta que vivía en la parte baja del Cerro San Cristóbal. Otra versión, la más fidedigna y en la que concordaron muchos amigos del compositor, es que el drama de Luis Enrique fue el propio drama vivido por Pinglo entre 1921 y 1923, cuando se alejó de los Barrios Altos para hacer vida bohemia en La Victoria. Dicen que allí se enamoró de Gianina, bellísima hija de 17 años del industrial italiano Zuccarello. El compositor era correspondido, motivo por el cual los padres de la niña la enviaron a Italia, a vivir con sus abuelos en Florencia.

‘El plebeyo’ planteó un drama social porque Luis Enrique, el personaje principal, era el plebeyo que amaba a una aristócrata pero su amor es condenado por la sociedad:

Mi sangre aunque plebeya también tiñe de rojo
El alma en que se anida mi incomparable amor
Ella de noble cuna y yo humilde plebeyo
No es distinta la sangre ni es otro el corazón
“.

Esta preocupación por los más débiles llevó a que algunas de sus canciones fueran vetadas en 1939, a tres años de su muerte, por el gobierno de Óscar R. Benavides que las acusaron de atentar contra el “orden, paz y trabajo” y prohibieron a las emisoras el transmitirlas.

Pinglo falleció el 13 de mayo de 1936 cuando tenía solo 37 años. Sin embargo su prolífica carrera nos dejó con decenas de decenas de clásicos de la música criolla. Sus restos descansan en el cementerio Presbítero Maestro, pero su espíritu vive en el corazón de todos los que aman la música criolla.

5 Canciones que deberías escuchar en el aniversario 121 años de Felipe Pinglo Alva:

El Plebeyo, por los Morochucos

De Vuelta al Barrio, Felipe Pinglo, por Alfredo Leturia

Hermelinda, por Carmencita Pinglo

La Oración del Labriego, por María Jesús Vasquez

El espejo de mi vida, por Roberto Tello

El Huerto de mi Amada, por Juan de Dios Rojas y Victor Herrera