Familias con cicatriz: Fathers and Daughters, un melodrama con Russell Crowe

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En 2001, Gabriele Muccino escribió y dirigió L’ultimo bacio, y nos convenció de que la commedia all’italiana y el melodrama clásico no estaban muertos, sino que corrían por sus venas. El éxito comercial y de crítica hizo que Hollywood lo reclutara. Fathers and Daughters –la cuarta cinta que realiza Muccino en la gran industria– ahonda en el vínculo de Jake Davis (Russell Crowe), escritor ganador de un Pulitzer, enfermo mental crónico y viudo, con su hija Katie (Kylie Rogers). La película muestra esa relación filial en los años ochenta, cuando Jake enviuda y Katie tiene solo 7 años, así como las secuelas de esa relación en la actualidad: Katie (Amanda Seyfried), escurridiza, frágil y autodestructiva.

“Me quedé deshecho al leer el guion”, confesó Crowe, quien hace quince años también encarnó a otro personaje con problemas mentales en A Beautiful Mind, cinta ganadora del Oscar a Mejor Película.

Actúan: Russell Crowe, Amanda Seyfried, Aaron Paul, Diane Kruger y Jane Fonda, entre otros.
Fecha de estreno: 14 de julio.

Selva tenebrosa: Maligno, nuevo estreno peruano

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La productora AV Films, creada de Cementerio general y Secreto Matusita, presenta una nueva pesadilla made in Perú: Maligno. Una sesión de brujería convoca al espíritu más siniestro de la selva y lo confina a un pasillo de hospital. Treinta años después, una chica (Fiorella Pennano) es poseída por esa fuerza oscura. Maligno trata sobre la lucha de una madre (Sofía Rocha) por recuperar la vida de su hija. “No me dio miedo filmar porque yo, en esta historia, termino siendo el mismo demonio… O sea, no me voy a asustar, sino que seré yo de quien se asusten”, dijo Pennano, quien debuta en un género que, hasta antes de esta película, le generaba aversión.

Actúan: Sofía Rocha, Fiorella Pennano, Gino Pesaressi, Gonzalo Molina y Fernando Bacilio, entre otros.
Fecha de estreno: 14 de julio.

El amigo estupendo: Ettore Scola recuerda a Fellini en Qué extraño llamarse Federico

El director italiano Ettore Scola (1931-2016) nos deja como última película un documental sobre su compañero de ruta y maestro: Federico Fellini. Lo de compañero de ruta no es ningún recurso sentimental. Fellini era insomne y, como se ve en Che strano chiamarsi Federico (Qué extraño llamarse Federico), encontró en el arte de conversar, reír y bromear con desconocidos la mejor manera de vivir su condición. En esas escapadas, Scola era su copiloto.

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Scola conoció a Fellini con el periódico satírico Marc’Aurelio. El director de Una giornata particolare era un niño dócil que le leía a su abuelo ciego, cuando se tropezó con los dibujos del cineasta, quien años después arrollaría al mundo con La dolce vita. Scola le seguiría los pasos y se convertiría en el historietista más joven de la misma redacción. En la película asistimos a sus reuniones, donde abundan chistes fallidos y golpes al ego, con la mordacidad de los mejores colegas. Los primeros pasos de Fellini en el cine fueron como escritor por encargo. Y los de Scola, también.

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La cinta traza paralelos entre los directores y también esboza sus diferencias. Durante los paseos nocturnos, Fellini ve una pareja besándose apasionada y tiernamente, mientras que Scola solo tiene ojos para un viejito que cruza la calle. No solo eran inspirados por asuntos distintos: a Fellini le obsesionaba el circo, la voluptuosidad y los ardientes de espíritu; a Scola, el impacto de la política y los cambios sociales en la intimidad de la gente común. También tenían maneras muy diferentes de imaginarlos y de ponerlos en escena. Otro momento: la madre de Mastroianni se acerca a ambos directores y le reclama a Scola, pues en sus películas su hijo nunca salía bello, mientras que en las de Fellini, sí. Con Fellini, Mastroianni hizo de hombre de mundo, seductor e hipersensible, mientras que, de la mano de Scola, no había glamour, pero sí la aventura de encarnar a un Casanova vampírico (La noche de Varennes) o a un periodista homosexual perseguido por los fascistas (Una giornata particolare). Scola quiso hacerle un tributo a su “hermano mayor” con secuencias maravillosas y retazos de su filmografía; hizo más: nos dejó un trozo de su corazón.

El Centro Cultural de la PUCP proyectará, del 13 al 31 de julio, un ciclo dedicado a Scola que comprende veintidós películas; entre ellas, la que aquí reseñamos. Aquí, la programación: www.centroculturalpucp.com.

Por Ana Carolina Quiñonez