COSAS conversó con Gonzalo Li, presidente del Comité de Subasta del MALI sobre el enfoque para esta edición: establecer un vínculo entre artistas de tradición regional o artesanos y artistas y diseñadores contemporáneos. Asimismo, el Museo de Arte de Lima busca entusiasmar a las nuevas generaciones para iniciarse en el coleccionismo.

Por Rodrigo Shang

Desde el 2021 actúas formalmente como presidente del Comité de Subasta del MALI, ¿qué cambios has implementado?

Esta es la tercera subasta en la que actúo formalmente como presidente. Las anteriores fueron, una en versión digital y silenciosa en junio 2021 y la otra presencial en diciembre 2021. Si bien las subastas del MALI tienen siempre un amplio arco temático que integra a las artes aplicadas y de tradición regional junto a artistas contemporáneos y modernos, siempre buscamos una dosis de innovación que nos permita llegar a un público más amplio y joven, curioso por coleccionar.

El año pasado introdujimos portafolios para nuevos coleccionistas en junio y el primer NFT fue subastado en una subasta de arte en el Perú en diciembre. La subasta XXVII, a celebrarse este 4 de junio, viene acompañada de un espacio que lanzamos el 24 de mayo en Casacor, donde el público interesado en arte y diseño podrá visitar “El Espacio del Coleccionista”, decorado con piezas de artistas que participan en nuestra subasta.

«Objetos sobre una mesa en un cuarto forrado en piel de cocodrilo», Valentina Maggiolo, 2022.

Entendemos que se busca abrir el espectro de las piezas a subastar y explorar el arte popular a través de colaboraciones entre artesanos, artistas, arquitectos, diseñadores de moda y otros rubros creativos. ¿Cuál es la idea detrás de esto?

La idea detrás de las colaboraciones entre los artistas y diseñadores es explorar un concepto que llamo: “La Contemporaneidad de la Tradición”. Y es que el mejor legado que puede dejar esta subasta es establecer un vínculo entre artistas de tradición regional y artistas o diseñadores contemporáneos. Es una mirada a distintas regiones del Perú, para encontrar nuevas formas de convivencia entre las maravillosas técnicas ancestrales

y la vida contemporánea, señalando posibilidades de colaboración. Junto a los curadores, identificamos a artistas de tradición regional que tengan la apertura de trabajar conceptos más audaces a los formatos que normalmente trabajan.

«Sombreros», Apu-Rimak, 1940-1955.

Luego, invitamos a algunos artistas contemporáneos y diseñadores a mirar estas prácticas y así surgieron distintas ideas, las cuales fueron presentadas en el comité de curadores

y el comité de preselección para ir afinando los detalles de cada lote. Estoy muy agradecido con los artistas y diseñadores que han colaborado con esta iniciativa, muchos de ellos donando su tiempo y sus obras para este evento de recaudación para la operatividad del MALI.

¿Cómo se eligen las piezas?

El proceso consiste en recibir las propuestas que los curadores de cada subasta proponen, las cuales son evaluadas en el comité de preselección según la temática de cada subasta, en este caso, es una subasta de Arte y Diseño. Finalmente, las obras preseleccionadas son recibidas en el taller del MALI para evaluar su calidad, estado de conservación y enmarcado o soporte adecuado según sea el caso, para luego ser fotografiadas e incluidas en el catálogo junto a un texto curatorial que describe. su relevancia. Todo ello se logra gracias al tiempo ad honorem de los miembros del Comité de Subasta que yo presido: Armando Andrade, Ginette Lumbroso, Lucia de la Puente, Jimena González, Inés Temple, Talía Durand, Isabel Miró Quesada, Julio Noriega y Paulo Dam. A ellos se suma Natalia Delgado, profesional a cargo de la producción y coordinación de cada subasta.

¿Cuáles son las piezas más importantes que se van a subastar?

Tenemos una sesión muy especial denominada “Homenaje al Poncho Peruano” donde contaremos con un poncho de la colección de Esther Ventura, elaborado durante los años 1940’s, junto a otros creados por diseñadores de modas y artistas, que exploran de manera innovadora técnicas regionales del Perú. Entre ellos están los ponchos diseñados especialmente para esta subasta por Ana Guiulfo, Lucía Cuba, Camila Pareja-Lecaros, Isabel Miró Quesada, DNI, Armando Andrade De Lucio, Flor y Mariana Baertl.

En la sesión llamada “Pioneros del diseño” tenemos dos témperas de Apu-Rimak y una de Julia Codesido que son ideales para cualquier colección con interés en el diseño y la geometría. Un pañuelo diseñado por Elena de Izcue para la Casa Worth de París de finales de los años 1920’s que es realmente una joya.

Nacimiento decorado con diseños kené, Lily Sandoval Panduro.

También tenemos la pareja de Sillas “1626” que ha sido trabajada durante 24 meses por el Arquitecto Pascual Celis, entre Perú y Colombia para ser lanzada exclusivamente en la subasta XXVII; fabricadas en olivo recuperado, bronce y tapiz de telar de cintura de 100% algodón pima. Otra obra muy especial es el tríptico donado por la artista colombiana Susana Mejía que explora hace más de 10 años la extracción del color de plantas originarias de la triple frontera amazónica entre Perú, Colombia y Brasil.

Ilustraciones para el poema «Rima de año nuevo», Rafael Fraguero,Julio Málaga Grenet, 1910.

Su proyecto Color Amazonía, consiste en un herbario y dos ejercicios de color en papel de algodón, la artista es recientemente parte de la colección contemporánea del Banco de la República de Colombia. La obra más costosa de esta subasta es un estilógrafo sobre papel de algodón en el 2021 de José Vera Matos la cual tiene un precio base de US$11,000 y es muy simbólica para esta subasta por el vínculo que genera entre imagen, poesía y diseño.

Entiendo que en esta subasta buscaron un ticket más bajo para las piezas de arte, ¿a qué se debe esto? 

En esta subasta tendremos un total de 60 lotes de los cuales el 76% se encuentra a un precio base menor a los US$3,000 y un 20% entre los US$3,000 y los US$8,000. Únicamente tendremos 2 lotes que están por encima de los US$8,000.

Con esta estrategia buscamos reforzar el espíritu benéfico de la subasta del MALI, donde cada puja por encima del precio base, se traduce en una donación efectiva a favor del MALI, institución cultural privada sin fines de lucro.

«Zorro tallado cabeza móvil», Flaviano Gonzáles Rojas.

Hemos logrado llegar a este ticket gracias a que tenemos piezas de diseño especialmente comisionadas, piezas históricas de formato más pequeño, junto a lotes de artistas que llegan por sus galerías con precios especiales y otros que han llegado como donación. Como siempre tenemos una selección de piezas de tradiciones regionales que hemos buscado directamente de los artesanos, agenciando los traslados con nuestro equipo de producción y en algunos casos comisionándolas a específicamente, de la mano de Soledad Mujica, directora de Patrimonio Inmaterial del Ministerio de Cultura.

Se han generado además por primera vez dos espacios para mostrar las obras en físico previo a la subasta. En Casacor tenemos el Espacio del Coleccionista y, otras piezas se muestran en La Torre 8 del Centro Empresarial de San Isidro donde tendrá lugar la subasta, haciendo un cambio a la sede original que siempre ha sido en el MALI.

¿Qué se ha buscado con estos nuevos espacios?

Llegar a un público más amplio y más joven, captar su interés en el coleccionismo, entusiasmarlos por mirar las tradiciones regionales y sus infinitas posibilidades de convivencia con otras expresiones artísticas y espacios contemporáneos.

¿Cuál es el aforo?, ¿qué requisitos debe tener uno para participar de la subasta?

El aforo presencial es 200 personas. Para participar es requisito registrarse con un número de paleta por un monto de US$60 c/u. También tendremos paletas digitales para participar vía zoom de US$30.00. Se podrán visualizar los lotes de la subasta durante los días previos. Para adquirir entradas, visualizar los lotes y mayor información hay que escribir al correo subasta@mali.pe .

¿A qué se designa el dinero recaudado?

Todo lo recaudado va para la operatividad anual del MALI, principalmente el mantenimiento y cuidado de su colección, sus archivos y el edificio en sí, el Palacio de la Exposición que este año ha cumplido 150 años.

Sharon Lerner es la nueva directora del MALI, ¿cómo ha sido trabajar con ella?

Sharon es una profesional muy capaz y tiene a su cargo el equipo de curadores de esta subasta. Mantenemos una comunicación constante y fluida, es enriquecedor para mí como presidente del comité de subasta tenerla en el equipo. Junto a Sharon además de trabajar el catálogo de subasta, hemos coordinado juntos el espacio de Casacor y he contado con su apoyo y el del equipo del MALI para el montaje.

¿Qué podemos esperar del MALI en lo que resta del 2022 y a futuro?

El MALI viene planeando la muestra INCAS para el 2023 y en lo que resta del 2022, continuará con la implementación de las salas de la colección en la segunda planta y con muestras contemporáneas y modernas en las salas temporales. Estamos además, desde el Consejo Directivo que preside Alberto Rebaza T., invitando a nuevos miembros a formar parte del Patronato. Existe una relación fuerte con Colombia que buscamos reforzar trabajando alianzas con la Colección de Arte del Banco de la República de Colombia, ellos están interesados en llevar muestras del MALI y nosotros de apoyarlos para difundir el gran acervo cultural que el MALI preserva.

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