El fundador de Éxodo Teatro, que tuvo gran éxito con sus versiones de obras clásicas como «La vida es sueño» y «Otelo», volverá al Teatro Municipal en octubre con la obra «Hamlet»

Por: Diego Ochoa AcostaFotos:

Jean Pierre Gamarra es el fundador y director de Éxodo, compañía de teatro que ha logrado aclamados montajes de ópera y grandes adaptaciones contemporáneas de obras clásicas como La Vida es Sueño, Tartufo y Otelo. Estudió primero en Argentina y luego en Italia, y regresó a Lima decidido a hacer teatro en nuestro país.

Jean Pierre Gamarra, con una mirada que revaloriza el teatro clásico, sueña con una industria teatral en Perú.

El próximo 4 de octubre, el director peruano-croata regresará al Teatro Municipal de Lima para presentar su versión de «Hamlet», la obra del afamado William Shakespeare. En nuestra serie de preguntas, nos compartió su experiencia en el extranjero, su relación profesional con su hermana, Maria Grazia Gamarra y más.

¿Qué es lo más difícil de hacer teatro en Perú?

Luchar contra las políticas públicas.

¿Consideras que es rentable hacer teatro en Perú?

En general, la cultura no es rentable. La cultura necesita del apoyo no solo de la empresa privada, sino de personas que les interese ser mecenas y apoyar a que la cultura sobreviva.

¿Para ti cómo fue irte del país a estudiar fuera?

Estudié en Argentina y luego en Italia. Y creo que el hecho de ver teatro afuera, de ver las experiencias de compañeros de otros países, nos enriquece no solo como artistas, sino como personas.

¿Me podrías compartir un sueño que consideres que hayas cumplido?

Un sueño cumplido, tal vez es Éxodo Teatro, mi compañía. Es un sueño que tuve desde niño.

¿Y cuál consideras que es un sueño que te falta cumplir?

Tal vez un sueño mío no, pero un sueño de toda la industria teatral de este país es que pueda algún día existir alguna compañía nacional de teatro soportada por el Gobierno.

¿Qué consideras que es lo mejor de trabajar con tu hermana, la actriz Maria Grazia Gamarra?

Es fantástico. A veces uno puede pensar que, cuando existe un lazo familiar, pueden haber ciertos permisos, pero con ella no los hay. Creo que es de mis actores más educados en todo sentido, más responsables, más proactivos, y eso me entusiasma mucho. Ella en realidad fue la primera actriz a la que yo pude dirigir en mi vida cuando éramos niños.

¿A qué le tienes miedo?

En la vida real no tengo muchos miedos, pero tengo miedo a mis sueños, porque siempre sueño cosas catastróficas de los espectáculos.

¿Cómo nació Éxodo?

Bueno, Éxodo nace ante una necesidad, como ya decía, de no solo crear una compañía, sino de producir teatro en Lima; principalmente, teatro clásico, que era un tipo de teatro que no se solía hacer mucho aquí. Creo que los clásicos, además, no solo despiertan el pensamiento crítico del público, sino que cuentan con mucha historia. Son las bases de nuestro teatro, de lo que somos.

¿Cómo lograste esas puestas en escena tan sorprendentes? Normalmente, no las vemos muy seguido en nuestra ciudad.

Tengo la suerte de dedicarme también a la ópera, no sólo en Europa, sino también en Perú. Creo que la ópera me ha dado eso, además de la oportunidad que tengo de trabajar con Lorenzo Albani, que es un artista que también hace ópera.

¿Cómo te llevas con las redes sociales?

Siempre he sido un poco reacio a las redes sociales, pero era más por prejuicio que por alguna razón importante. Creo que son un medio importantísimo.

¿Cuál es tu posesión más preciada?

Creo que es mi grupo de actores y, al mismo tiempo, el público.

¿Quién es la persona que más admiras?

Admiro a mis padres. Creo que para un padre no es fácil que un hijo sea artista, principalmente para el padre de un millenial, porque los padres de las generaciones más jóvenes están un poco más curtidos. Pero creo que mis padres no estaban tan preparados y creo que hicieron lo mejor que pudieron para soportarme. No solo a mí, sino a mi hermana. Creo que ya un artista en la familia es difícil, me imagino que dos debe ser más complicado.

A diferencia de otras producciones, veo que siempre buscas darle oportunidad a nuevos talentos en tus obras.

Sí, creo que parte importante de cualquier grupo de trabajo, principalmente en el teatro, es conocer personas nuevas. Hice unas audiciones el año pasado y convoqué a dos actores jóvenes que han sido fantásticos, entre ellos Alejandro Tagle y Mafer Misagel, que trabajaron en Tartufo.

¿Qué no buscas en un actor?

Que sea terco, que se enamore de sus propias ideas. Yo mismo he aprendido a no enamorarme de las mías. Siempre digo que el amor es ciego, pero el teatro no puede ser ciego. El teatro tiene que ser objetivo.

¿Qué géneros musicales podemos encontrar en tu cuenta de Spotify?

Desde música clásica hasta música vernacular. Me nutro de todo.

¿Cómo amaneciste hoy?

Amanecí contento, amanecí con ganas de hablar con ustedes. Me encanta una secuencia así, porque me permite hablar de cosas que usualmente nadie me pregunta.

¿Cómo lidias con el estrés y la presión de dirigir una obra?

El teatro, o cualquier experiencia en vivo, es una tortura, porque, como sucede en vivo, tiene que prepararse mucho tiempo antes, y creo que los nervios que provoca el hecho de enfrentarse a un público en vivo son arrolladores y no terminan jamás. Yo los llevo muy mal, pero al mismo tiempo lo disfruto.

¿Cómo logras convertirte en un gran líder dirigiendo actores?

Ser un gran líder está no en la autoridad, sino en la compañía, en acompañar a mi equipo. Yo trato todo el tiempo de acompañarlos.

¿A qué momento de tu vida te gustaría volver por un momento?

Volvería a la secundaria, porque fue un momento de mucho sufrimiento como artista, en un colegio donde el arte no era tan importante, donde era un momento de adolescencia donde quieres ser artista, pero sientes que nadie te apoya. Me encantaría volver un poco para enfrentarme nuevamente a ese joven que se sentía perdido y abrazarlo, y decirle que todo va a estar bien.

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