La reciente ganadora beca Artus recibirá fondos para realizar una residencia en la fundación Delfina en Londres.
Por Belén Medina Pizarro
El arte de Verovcha tiene una visión holística de la tierra. Con sus obras, la artista busca demostrar que la creencia de que los humanos estamos separados del resto de la naturaleza es solo una ilusión. Se interesa por las formas y expresiones de todos los seres vivos y presenta una nueva manera de representar figuras más allá de lo antropomorfo.
Su proyecto artístico no se quedó únicamente en las galerías, pues también tiene una marca de tejidos para el hogar llamada Kutichi, que traducido del quechua significa “Volver”. En esta entrevista exclusiva con COSAS, Verovcha nos cuenta los detalles de su proceso creativo y su experiencia como ganadora de la Beca Artus Delfina 2024.
¿Cómo te iniciaste en el mundo del arte?
Desde niña estaba siempre dibujando e inventándome cosas. Me gustaba mucho jugar con muñecas, creo que ahí quizás comenzó el interés en el cuerpo y cómo este expresa y guarda memoria. Siempre fui súper imaginativa y soñadora. La primera exhibición que tuve fue cuando regresé de estudiar en Nueva York, en el 2018. Fue una instalación de tierra en la galería Efímera. Esta instalación es una de las piezas más grandes de la serie que se llama Matrices Tierra, que vengo haciendo ya desde el 2016. Estas son activaciones en el suelo, donde coloco rocas y hojas que encuentro en diferentes lugares del mundo. Estas piezas son como una práctica más ritual y meditativa.
¿Cómo es tu proceso artístico?
Mi obra busca concebir al cuerpo desde una geometría tántrica, como me gusta llamarlo. El cuerpo se vuelve un vehículo que supera la falsa sensación de división entre el ser y la totalidad. Me interesa cómo el cuerpo es un pliegue de algo mucho más grande. Es un cambio de conciencia bastante grande, por eso, mi obra aprehende estas ideas.
¿Con qué materiales y superficies te gusta trabajar?
Me gusta bastante trabajar sobre tela y papel. Siempre lo hice con pintura y con color, que es lo que más me gusta. Primero es la pintura y, luego, me gusta trabajar encima con crayón, entonces ahí se crea textura y contraste entre los colores. Al final, va el bordado, que yo considero como lo poroso en mi trabajo. Es lo que le da esta sensación de fertilidad a la obra.
¿Cómo fue el proceso de tu exhibición INTERSIENDO?
Surgió en conversación con la curadora, en las visitas de taller virtual que estábamos haciendo. A ella le interesaba cómo es que el lenguaje de las matrices tierra está en mis piezas de taller. Yo, en ese momento, nunca había considerado traer estas piezas dentro del espacio blanco de la galería. Es como traer a la Tierra dentro del espacio blanco de la galería. Y así es como surge esta instalación que estuvo en el segundo piso de Intersiendo. Se llamaba Matriz Continuo, que son 12 fotos de las matrices tierra. Estas fotos las pinché con una aguja hacia una papa y las puse como en círculo y estaban todas encima de un telar de Kutichi, que es esta marca de ropa de hogar que fundé aquí en los Andes.
Has mencionado el tema de la fertilidad ¿por qué es algo que te cautiva?
Creo que es algo que nos define, es nuestra naturaleza. Sin eso, dejamos de existir. Es desde ahí en donde también está el puente entre lo humano con lo no humano, en lo fértil. Decimos ahí está la reproducción, está dentro de mí como cuerpo humano, pero también está en la flor con la abeja.
¿Cuáles son tus principales inspiraciones a la hora de crear tu arte?
Robin Wall Kimmerer es una escritora indígena nativa americana que habla sobre la conciencia de las plantas y como las plantas son nuestros maestros. Estaba dando el ejemplo sobre la flor aster, que en sus pétalos es morada y amarilla a la vez. Y estos dos colores, que en verdad son opuestos, tienen un contraste más alto. Entonces, es a través de su inteligencia botánica que logran reproducirse, porque atraen más al polinizador. A mí me encanta encontrar este tipo de inteligencias botánicas en la naturaleza.
¿Qué te animó a postular a la beca para la fundación Delfina?
Para mí, fue internacionalizar mi trabajo. Y Siento que a mis 30 años es un súper buen momento para tomar vuelo. Nunca he estado en Londres y me parece importante también salir para ganar una nueva perspectiva de lo que estoy haciendo aquí. A veces cuando uno lo ve de lejos, lo ve distinto. Además, también me interesa ver cómo es que se percibe mi obra allá.
¿Cuál y cómo fue el proyecto con el que postulaste a la beca Artus?
Mi proyecto en realidad se basa en esta idea de disolverse con la tierra. Creo que se ve mucho más explícito en el trabajo de las Matrices Tierra y ahí es donde nace mi interés en visitar el santuario de Avebury Stones, que es este el círculo de rocas.
Me interesa en Delfina para infusionarme con este sitio, investigar sobre la mística de este lugar también y preguntarme ¿en qué momento es que olvidamos que somos parte de eso? ¿Cuándo es que dejamos de hacer ritual?
¿Qué fue lo que te interesó de este santuario de Avebury’
Para mí el santuario es como las Matrices Tierra en su máximo potencia. Me interesaba también este contraste entre salir de los Andes, en donde también estamos rodeados de piedra, a esta ciudad urbanísticamente increíble. Entonces, me interesó entender la historia del santuario, porque también me interesa el momento neolítico cuando se eleva Avebury, pues es cuando como humanos nos convertimos de nómades a sedentarios.
¿Por qué crees en general que el ritual sigue siendo tan importante?
Creo que el ritual es lo que nos hace presentes. Un ritual puede ser meterse a Instagram todas las mañanas, pero yo creo que me refiero más al ritual en conexión con la naturaleza. Y creo que de ahí es también este interés con las rocas de Avebury.
¿Qué es lo que esperas una vez inicies tu residencia en Delfina?
Me parece súper importante el network de diferentes curadores y artistas con los que voy a poder abrirme y crecer. También, las ganas de nuevas perspectivas en mi trabajo, ver mi trabajo aquí en Perú desde allá.
¿Cuál proyecto buscas desarrollar durante tu estadía?
Me interesa preguntarme y fusionarme dentro de este espacio ritual de Avebury. Quiero ir más de una vez, sé que hay muchísimo por absorber y preguntarme.
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