“El arte es una carrera tan amplia y tan flexible, que no hay conocimiento que se desperdicie. Puedes saber algo tan estúpido como que si metes un globo inflado en una nevera, se desinfla y cuando lo sacas se vuelve a inflar; y puede ser absolutamente útil”, me cuenta Jorge Maita. A falta de globo, inflamos un guante quirúrgico y lo adentramos en su refrigeradora.
Graduado de la facultad de arte de la PUCP, Jorge ha tenido una muestra individual en la sala Raúl Porras Barrenechea, del Centro Cultural Ricardo Palma, y un par de exhibiciones colectivas tanto en Lima como en Italia, todo bajo un tema recurrente: la identidad nacional. Entre memes, comida e historia del Perú, conversamos sobre su trabajo pasado y futuro.
¿Existe una identidad nacional?
Existen rasgos en común que nos conectan. Como lo que han querido armar con la comida, que es una forma superficial de identidad. No busco una definición, pero sí caminos para entender lo que nos pasa como nación. Y para eso es necesario hacer un repaso de la historia, desde lo prehispánico hasta la república, pasando por el colonialismo. Cuando yo estudiaba, al momento de ver los presidentes tocábamos muy de pasada el primer gobierno aprista y el de Fujimori. ¿Cómo generar una memoria si pasamos hitos sin mirarlos dos veces?
Estás enfocado en la Guerra del Pacífico.
Estudié en un colegio de marinos, y crecí viendo a mi papá a veces yendo a trabajar en uniforme; igual con los papás de mis amigos. Ya tenía metida en la cabeza esta idea de poder a través del uniforme. La Guerra del Pacífico me llama la atención porque es el episodio que más héroes nacionales nos ha dado y que, al mismo tiempo, perdimos.
¿Por qué existen estos héroes?
Tenemos al personaje heroico en el altar porque encarna una serie de valores de los que se habla con los niños y que se esperan replicar en las personas, pero son valores que no han terminado de calar. Al final, el héroe existe pero no nos identificamos con él porque no lo conocemos realmente. Así como no conocemos su guerra, sus circunstancias o por qué perdimos.
¿Cómo desarrollas la parte plástica de estas ideas?
Normalmente trabajo en dos frentes. Por un lado tengo un tema, todavía de forma muy ligera en mente. Luego voy haciendo bocetos, empiezan las inquietudes plásticas. En el hacer, veo los huecos en la parte de contenido, entonces investigo más. Luego vuelvo a la plástica y así sucesivamente hasta que estoy seguro y comienza la producción. Así salió mezclar Guerra del Pacífico y papiroflexia.
Cuéntame de esa exposición.
Fue mi primera individual, en la que tú me ayudaste con Andrea, mi hermana, a doblar papeles. La idea era explicar, modificando imágenes a través del doblado/teselado, cómo se construye la historia del Perú. Cuadros que se usan en los libros de historia, imágenes que todos conocemos, pero que terminan desfigurando hechos y personajes por la superficialidad con las que son tratadas.
Te recuerdo doblando papeles como algunas personas tejen. Todo el día y sin pausas.
Historia Teselada (mayo, 2015) surge a raíz del Concurso de Arte Contemporáneo Joven de la Municipalidad de Miraflores. La sala de exposición Raúl Porras Barrenechea es preocupantemente grande y encontrar formas de amarrar ese recorrido se me hizo difícil. El curador fue Nicolás Tarnawiecki. Calculamos unas veinte piezas para llenar el local. Cuatro meses antes yo tenía seis. Fue un reto. Un “a ver si llegas”, y si no llegas, “a ver qué haces”.
¿Cómo fue la experiencia?
Dura pero genial. El apoyo familiar es vital. Andrea llegaba después del trabajo con comida, o a ayudarme a doblar. Después de la inauguración sientes que salió un peso de encima tuyo, estás volando. Tomas y no hay resaca. Luego viene la autocrítica, ver qué faltó, qué pudo ser mejor. También aprender sobre el público. La misma muestra perdía valor cuando expuse en Italia, porque el tema era profundamente local.
¿Cómo ves ese ritmo de producción?
Todavía existe esa impresión del genio pintor solo, encerrado en su estudio esperando la inspiración. Pero siento que el artista es una especie de fábrica. En la medida en la que pueda producir más, tendrá más posibilidades de exhibiciones y ventas. La situación idónea es si tiene un equipo. Es una práctica que se da desde el renacimiento, cuando los maestros tenían aprendices replicando su estilo, y ellos corregían.
¿Que no todo salga de la mano del artista?
El arte está en la idea. El producto lo puede hacer cualquiera. Un buen pintor es simplemente alguien que practica. Es el cuento de Raymond Manco e Irven Ávila, se trata más de práctica constante que de talento. Cuando tengo esos ritmos de producción, tengo amigos que me apoyan, y yo hago lo mismo con ellos. La asistencia de artista es beneficiosa para todos. De estudiantes lo asumimos como pequeñas prácticas.
Porque no hay empresa que pida pintores.
Claro.
¿Se puede vivir del arte acá?
No me gustaría hacerlo. No es un hobbie, pero cuando tienes que producir para poder vivir, tu trabajo se compromete. Es más difícil hacer lo que te da la gana, mantener tus ideas. Prefiero vivir de soluciones alternativas. Hago ilustración digital, que es genial al explorar cómo transformar toda la teoría en pintura que te han enseñado a pixeles. Con unos amigos, y bajo el tentativo nombre de Chacalians, tenemos un grupo de asistencia de artistas. Hacer el estilo que te pidan es un ejercicio, sales de tu estilo, no te encierras.
Háblame de los memes.
Un ejercicio visual y creativo que responde a nuestra actual velocidad de consumo visual. Una condensación increíble de información en dos frases y una foto. Dañemos mi imagen de «artista serio»: es lo único que ves en mis redes sociales. Para hacer memes, tienes que corroborar tu información, sino eres solo un troll. Además tiene que ser gracioso, acertado y efectivo.
Las haces y has sido una.
Por una foto que me tomé para las bodas de plata de mis papás. Fue un regalo y broma familiar que llegó a Memes Arte PUCP.
¿Qué se viene?
Historia Teselada nació de un curso de origami al que me metí. Ahora el mismo papel me está llevando hacia una mayor tridimensionalidad. Sé que continuaré con la historia nacional, y con cartón. Este material como vehículo de lo que es comercio, junto a esta locura del estado sobre el peruano emprendedor y el progreso.
Terminada esta entrevista, descubrimos que lo del globo en la heladera era un mito urbano más.
Por Alejandra Nieto