Un hallazgo arqueológico en el Valle de Supe revela nuevos secretos de organización, astronomía y religiosidad sobre la civilización más antigua de América
Por: Redacción COSAS
A tan solo un kilómetro de la Ciudad Sagrada de Caral, un equipo de arqueólogos, liderado por la reconocida Ruth Shady, descubrió un edificio piramidal en Chupacigarro, un centro urbano que comparte su historia con la ciudad de Caral. Este descubrimiento arrojó nuevas perspectivas sobre el desarrollo de una de las culturas más avanzadas de la América prehispánica.

Un grupo de arqueólogos hallaron una pirámide que permitirá develar más secretos de la civilización Caral, la más antigua de América, ubicado en el Valle de Supe, Barranca.
La pirámide fue identificada durante una fase de expansión de las investigaciones arqueológicas en Chupacigarro, específicamente en el «Sector F«. Según el Ministerio de Cultura, la estructura estaba oculta bajo la vegetación de huarangos secos y maleza. Tras remover estos arbustos, los arqueólogos pudieron observar las muros de piedra que conforman tres plataformas superpuestas, una característica arquitectónica típica de las antiguas civilizaciones de la región.
«Las recientes exploraciones arqueológicas permitieron identificar este nuevo edificio, que estaba cubierto por un pequeño conjunto de árboles de huarangos secos y maleza. Al retirar estos arbustos, se visualizaron los muros de piedras que conforman, por lo menos, tres plataformas superpuestas», detalló el Ministerio de Cultura en su informe.

Arqueólogos hallaron indicios de un muro piramidal en el «Sector F» que estaba cubierto entre arbustos y árboles.
Entre las características destacadas de la estructura se encuentran las grandes piedras, conocidas como ‘huancas‘, que sirven para señalar las esquinas del edificio cuadrangular. Además, una escalera central permitía acceder a la cima de la pirámide, lo que sugiere un diseño funcional y simbólico de gran relevancia para los pobladores de la zona.
Chupacigarro: un centro urbano en el sistema de Caral
Chupacigarro, situado en una pequeña quebrada, forma parte de un complejo sistema de asentamientos de la civilización Caral, que floreció entre los años 3000 y 1800 a.C. La quebrada, que servía como una vía natural de comunicación con la costa, albergaba 12 estructuras públicas o ceremoniales. Estos edificios estaban distribuidos en pequeñas colinas, alrededor de un espacio central, lo que indica una planificación urbana avanzada.
El descubrimiento de este edificio piramidal complementa el entendimiento sobre la organización de Chupacigarro, que, según el Ministerio de Cultura, fue un asentamiento estratégico. «El asentamiento no era visible desde el valle, por lo que debe haber formado parte de una extensión de la Ciudad Sagrada de Caral, quizás vinculado con una función más privada o religiosa«, afirmó la entidad en su comunicado.

Chupacigarro es parte de un sistema de asentamientos con 12 estructuras ceremoniales y públicas distribuidas en colinas, cada una con características y funciones diversas.
El misterio del geoglifo
Uno de los hallazgos más enigmáticos en Chupacigarro es un geoglifo de 62 metros de largo por 30 metros de ancho, visible solo desde un punto estratégico en la ciudad. La figura muestra una cara orientada al este, con el ojo cerrado, la boca abierta, y lo que parece ser una representación de «sangre» que fluye de la cabeza, un símbolo que podría estar relacionado con creencias astronómicas o religiosas.
Los arqueólogos Rocío Aramburú y Marcos Machacuay, quienes forman parte del equipo de investigación, sugieren que el geoglifo podría haber tenido un propósito astronómico, aunque aún no se han encontrado evidencias materiales que corroboren esta teoría. «La relación entre Chupacigarro y otras manifestaciones gráficas prehispánicas continúa siendo materia de estudio», comentaron los expertos.

El geoglifo, que representa una cabeza de perfil, es considerado una manifestación gráfica de la tradición prehispánica norteña de Sechín.
El descubrimiento de este edificio piramidal es solo una parte del complejo rompecabezas que los arqueólogos están armando en la zona. Las investigaciones en Chupacigarro y Caral continúan, con la esperanza de arrojar más detalles sobre la vida social, económica y religiosa de esta civilización que marcó el inicio de las sociedades complejas en América. La Zona Arqueológica Caral, declarada Patrimonio de la Humanidad en 2009, sigue siendo un referente mundial para el estudio de las civilizaciones antiguas.
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