Reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación desde 2003, esta festividad costumbrista y sincrética es una de las más auténticas de nuestro país e importante en la cultura ayacuchana.

Por Belén Medina Pizarro | Fotos: José Antonio Velarde Díaz

Del 1 al 5 de marzo, Huamanga se transforma en el foco de la música, el júbilo y la tradición. El Carnaval de Ayacucho domina la ciudad e invade las calles y plazas con sus comparsas y danzas típicas en una celebración que une la cultura andina con la tradición española. Días antes del inicio de la Cuaresma, los ciudadanos y las entidades ayacuchanas se organizan para celebrar esta festividad junto con el Ño Carnavalón y las comparsas. Sin duda, este carnaval se ha convertido en un gran atractivo turístico para el país, por lo que conversamos con Arlett Eguiluz Rivera, responsable de la Gestión de la Marca Ayacucho y turismo; del Patronato de Pikimachay, organización que ha colaborado con el comité multisectorial para la promoción y poner en valor el carnaval ayacuchano

El Carnaval de Ayacucho es una de las fiestas costumbristas más representativas, previa a Semana Santa.

¿En qué consiste el Carnaval de Ayacucho?

Declarado como Patrimonio Cultural de la Nación el 4 de diciembre de 2003 , el Carnaval de Ayacucho, también conocido como Carnaval Huamanguino, comienza días antes del inicio de la Cuaresma y se caracteriza por ser una celebración única y llena de música, bailes y cantos. Por cuatro días, las calles y plazas de Ayacucho se convierten en una fiesta itinerante, donde las diversas comparsas, música en quechua, coloridos trajes folclóricos recubren la ciudad.

Siendo una festividad que surgió a partir de la unión de la cultura andina y la española, este carnaval ha ganado tanta popularidad y cariño a través de los años que han pasado a ser una actividad en la que las instituciones públicas y privadas participan. En el Centro Histórico de Huamanga, inicia la celebración con la llegada de carros alegóricos, que son liderados por el Ño Carnavalón, un muñeco que encarna el espíritu del carnaval. Eguiluz nos explica que para el inicio del carnaval, la Municipalidad y otras entidades organizan en el centro una ceremonia en la que empiezan los bailes y el pasacalle de las comparsas con sus carros alegóricos, además de presentar ante un jurado a las candidatas a Reina del Carnaval.

«En esta festividad resalta, asimismo, el concurso de los cánticos que cada una de las comparsas interpreta y que presentan en ellos originales letras.»

Durante los siguientes días predominan el júbilo y baile de las comparsas, hasta el final del carnaval, que coincide con el Miércoles de Cenizas. Al final de la festividad, el personaje del Ño Carnavalón es sentenciado en la Plaza Mayor de Ayacucho.

El Ño Carnavalón de los carnavales de 2024. (Crédito: Andina)

Las comparsas toman la ciudad

«La fiesta del Carnaval de Ayacucho tiene que ver con el canto y el baile», especificó Arlett Eguiluz.  Y es que más de 100 comparsas y 50’000 bailarines participan en este desfile. Tradicionalmente, los grupos de baile eran conformados por familias de barrios vestidas con trajes típicos que salían por la plaza y calles cantando carnavales. Eventualmente, estos grupos evolucionaron y se originaron las grandes comparsas.

Caracterizadas por sus vestimentas folclóricas y composiciones jocosas, las comparsas se han convertido en un elemento clave de la cultura ayacuchana al punto de que las instituciones públicas y entidades privadas crearon sus propios grupos. Estos son compuestos por, mínimo, 200 a 300 personas, comenta Eguiluz, mientras que hay otras mucho más numerosas, como «Huamanga Tunante» y «Cangallo Corazón».

Las fechas del carnaval son entre febrero y marzo, pero cambian y dependen del calendario litúrgico.

La historia detrás

Como se ha mencionado, el Carnaval de Ayacucho es una festividad que surge a partir de la unión de la tradición andina y la española. Eguiluz explica que, por un lado, los carnavales huamanguinos son un culto a la vida y a la fertilidad de la tierra y los seres vivos. Algunas teorías indican que el origen de esta celebración a la Madre Tierra tiene un origen preincaico. Por el otro lado, la expresión carnavalesca, que representa la influencia española, se une a esta festividad previa y, así surgieron los carnavales ayacuchanos,

«Durante la época del carnaval, todo el pueblo ayacuchano se vuelve uno en el espíritu del carnaval y sale por las calles en grupos de trajes coloridos. Si bien antes salían solamente aquellos que pertenecían al ámbito rural, quienes eran observados por la urbe, ahora también los pobladores de la ciudad se unen al colorido de este festejo.»

Desde el Patronato de Pikimachay se valoran y promueven las fiestas tradicionales y costumbristas ayacuchanas.

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