La noche del diez de noviembre los amantes de la música y la poesía recibieron una noticia profundamente triste. Leonard Cohen, uno de los mejores cantautores del mundo, había fallecido a los 82 años en su casa de Los Ángeles. Como todos los músicos, él mismo puso la banda sonora para el duelo. No era para menos. Sólo hace tres semanas lanzó un nuevo álbum, You Want It Darker, que los fanáticos aclamaron. Y la crítica también. Como siempre.
El gesto de despedirse
Leonard Cohen no sólo es reconocido por su innegable talento y su profesa espiritualidad. El canadiense que llegó a vivir 82 años fue también un referente de las buenas maneras. Por eso su última producción parecía un gesto de despedida. La canción que abre el disco, de hecho, repite en varias ocasiones «I’m ready, my Lord». Y, aunque nadie quisiera asumirlo, este fue un tema recurrente en las entrevistas que dio para hablar de su reciente trabajo. En una de ellas incluso llegó a decir que estaba preparado para morir. Sin embargo, ante la respuesta preocupada de su público, el trovador volvió a presentarse en otra entrevista pocos días después. Esa vez se excusó aclarando que a veces era demasiado dramático y que antes de partir le gustaría «terminar unas cosas». Con asuntos terminados o no, Leonard partió. Y ha sido inevitable regresar a You Want It Darker y sentir que sus canciones son nueve maneras distintas de decir adiós.
Leonard Cohen y la poesía
La literatura no fue un terreno inexplorado para el canadiense. Y no sólo por sus canciones. A lo largo de su carrera, Cohen, además de discos, también publicó novelas y libros de poemas. Por toda esa labor artística, en 2011 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. En la ceremonia, como era de esperarse, aprovechó la ocasión para demostrar no sólo su talento narrativo, sino también su humildad y su modestia.
«Los premios de poesía siempre me han resultado algo equívocos», dijo. «La poesía viene de un lugar que nadie comanda y nadie conquista. Por eso me siento casi como un charlatán al aceptar un premio por una actividad que no domino. En otras palabras, si pusiera de dónde vienen las buenas canciones, las haría más seguido.»
En el mismo discurso, además de contar la historia sobre el español que le dio clases de guitarra, también mencionó a Federico García Lorca. Gracias al poeta, confesó, él fue capaz de encontrar su propia voz literaria. «Con el paso de los años comprendí que esta voz incluía instrucciones. ¿Cuáles eran estas instrucciones? Nunca lamentarse con displicencia. Y que si uno va a expresar las gran e inevitable caída que nos espera a todos, tiene que ser hecho dentro de los estrictos límites de la dignidad y la belleza.»
Poesía en diez canciones
«Hay una grieta en todas las cosas, así es como entra la luz«. «Llévame bailando hacia tu belleza con un violín ardiendo». Esos son sólo dos ejemplos de la potencia literaria que Cohen era capaz de impregnar a sus canciones. Para recordarlo (o conocerlo), hemos seleccionado diez de sus mejores canciones. Empezamos por una de las que más veces fue versionada (Hallelujah) y acabamos con un tema de su último disco, en cuya letra dice «sólo uno de nosotros era real, y ese era yo» (Treaty).
Por Omar Mejía Yóplac