En los inicios de la democracia chilena hubo episodios manchados de sangre. Y detrás de ellos se gestaron historias trágicas que muchas veces no encontraron un discurso que las represente. Esto es lo que rescata Hilda Peña, obra escrita por la chilena Isidora Stevenson, que será presentada este jueves 9 y el viernes 9 de marzo a las 7 p. m. en el CCPUCP con Paula Zuñiga en el papel principal. A propósito de esto conversamos con Aliocha de la Sotta, directora responsable de esta potente e imperdible puesta en escena.

«Hilda Peña» fue premiada en la Muestra Nacional de Dramaturgia de Chile en 2014.

¿Qué sentiste la primera vez que tuviste el texto de Hilda Peña en tus manos?
Lo quise montar de inmediato. El texto habla de un hecho que sucedió concretamente acá en Chile en los inicios de la democracia. Y recordé ese momento y me pareció totalmente estremecedor el texto. La voz de esa mujer y ese discurso me dieron ganas de montarla inmediatamente. 

¿Qué te conmovió además de la crudeza? ¿Que esté basado en un hecho real?
Me detuve en el discurso de Hilda Peña, la voz de esta mujer a la que nunca hemos escuchado y nunca hemos visto, porque es una mujer NN, una mujer desconocida, un paria de la sociedad chilena, un paria de esta democracia. Ese discurso, esa voz de alguien que realmente no entendió lo que ahí sucedió y se tiene que ver enfrentada a la muerte desde una mirada muy humana, más que política. Pero al estar envuelta en un caso de política, se vuelve un hecho tremendo y es necesario ponerlo en escena.

¿Es por eso que se habla de que Hilda Peña es una historia nacional femenina?
Lo que pasa es que de alguna manera existen muchos relatos de una mujer que perdió a su hijo en la lucha contra la dictadura. Tenemos el caso de las Madres de la Plaza de Mayo, a las mujeres de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Chile. Y en este caso Hilda Peña es una mujer que no pertenece a ninguno de esos ámbitos, es una mujer de la calle, con otro tipo de sabiduría y no tanto conocimiento. Es una historia subterránea, diría yo, de una mujer cualquiera. Eso es lo que la vuelve única. Que de alguna manera ella, sin entender lo que estaba en juego, es capaz de nombrar cosas con respecto a la muerte, a la igualdad y la justicia, de una forma que no encontramos en otras mujeres.

«Cuando me convocaron para dirigir la obra, yo acepté encantada», afirma Aliocha de la Sotta.

¿Eso eso lo que la vuelve universal? Tener una verdad que trasciende la historia chilena…
Absolutamente. En el fondo es el discurso de una mujer que clama por la vida de su hijo, y esto es totalmente transversal. Siento que es una obra enteramente latinoamericana. Siento que todas las mujeres podemos ser esa Hilda Peña.

¿Qué cosas pensaste, en cuanto a puesta en escena, cuando decidiste montar la obra? ¿Cómo quisiste representar esta fuerza y contundencia que tiene el texto?
Pensé en la muerte, en la tumba. A través del trabajo de la iluminación quisimos mostrarle al espectador cómo ve Hilda Peña. Se muestra un cuerpo fragmentado, hecho pedazos, se cuenta un relato parcial de los hechos. La iluminación fue fundamental y también dejar al texto que tome fuerza en la actriz. Creo que otra de las cosas que volvió tan importante el montaje en Chile fue la interpretación de Paula [Zuñiga].

¿Cómo fue la elección de Paula y cómo ha sido trabajar con ella? Porque imagino que es una obra que reta a trabajar muchísimo.
La verdad es que yo pensé al tiro en ella (ríe). Porque vi que era un monólogo, una mujer, una peluquera que se enfrenta a este mundo que desconoce, que tiene una relación particular con este joven. Porque ella lo recogió de la calle, ella nunca había querido ser madre. Y lo hizo para ayudar a un niño de la calle, y luego se ve con este dolor de la madre. Hay una paradoja muy interesante. Entonces yo pensé en Paula para esto. La llamé y ella al tiro me dijo que sí.

En 2015, Paula Zuñiga se llevó el premio a Mejor Actriz de Teatro otorgado por el Círculo de Críticos del Arte.

Has dicho tú que la actualidad chilena es un momento importante para tratar el tema del que habla Hilda Peña…
Sí, me parece que hay muchos cabos sueltos en esta democracia nuestra. Hay mucha vida también en el texto, mucha vida que es cuestionada a través del relato de la muerte. Siento que lo que pasa ahí es una especie de rebeldía que da ganas de levantar este tipo de discurso y este tipo de mujeres y mirarlas con otros ojos.

Además actualmente hay muchos movimientos femeninos en toda Latinoamérica. Hay una relación con ese contexto también.
Me parece que darle la voz en escena a una mujer, ya ese solo acto del habla, es importante. Porque nosotras solemos estar silenciadas o puestas en los discurso de consumo. Acá es realzar esa mirada femenina y eso por supuesto que lo vuelve reivindicativo y representativo.

Además es una obra escrita por una mujer, dirigida por una mujer y protagonizada por una mujer…
¡Y diseñada por una mujer! ¡Y producida por otra mujer! (ríe de nuevo) Estamos súper contentas de estar en Perú. Súper contentas.

Por Omar Mejía Yóplac