Se trata del musical de Broadway que retrata la lucha entre dos divas del mundo de la cosmetología: Helena Rubinstein y Elizabeth Arden, mujeres que gobernaron el mercado de la belleza estadounidense durante la mitad del siglo XX.

War Paint

Las actrices que le dan vida a Rubinstein y Arden son Patti Lupone y Christine Ebersole, respectivamente. Ambas dos veces ganadoras del Premio Tony, unen sus talentos para retratar a dos pioneras del mercado cosmético, iconos que construyeron imperios inspirados en la belleza, en un mundo empresarial gobernado por hombres. De los creadores de Grey Gardens y el director de Rent y Next to Normal, War Paint nos cuenta la extraordinaria historia de estas rivales que definieron la belleza en los años 30, revolucionando la forma que el mundo miraba a las mujeres. 

War Paint no solo relata la confrontación que vivieron estas dos damas, sino que también cuestiona los valores sociales de un sistema que obliga a las mujeres a ocultar sus “imperfecciones”. Sin embargo, no es el debate sociológico lo que mantiene a la audiencia atenta. La impecable producción y dirección de arte de la obra hace que los espectadores regresen en el tiempo. Mientras que una puesta en escena espectacular es testigo de como Lupone y Ebersole se lucen con una actuación e interpretación musical extraordinaria. 

war paintDos vidas paralelas

Desde una edad muy temprana, Helena y Elizabeth tuvieron interés en la belleza femenina, por lo que buscaron la manera de crear productos que mejoraran la salud de la piel.  Cada una fue investigando, viajando e innovando hasta posicionarse tempranamente en esta nueva industria que prometía dos grandes emporios de belleza.

Ambas eran inmigrantes que llegaron a Estados Unidos con un sueño a realizar. Abrieron sus primeras tiendas en Nueva York, incluso antes de que las mujeres tengan derecho al voto. Se puede decir que ellas cambiaron la perspectiva del maquillaje, volviéndolo un accesorio común al que toda mujer puede recurrir, no solo las actrices. 

Eran enemigas declaradas. Se hacían la vida imposible, mandándose mensajes envenenados acerca de su éxito paralelo. Sin embargo, llegaron a compartir numerosos espacios sociales y era evidente lo mucho en común que tenían. Es probable que tanto odio haya escondido el perfecto reflejo que era una de la otra.  

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