La geometría es el punto de encuentro donde convergen y dialogan las obras de Michelle Prazak (Perú) y Robert Ferrer (España). Ambos se valen de formas y colores en pintura y escultura, respectivamente, para llegar al espectador.  Los dos artistas, además, comparten desde hoy un espacio en la Galería Impakto en una exposición bipersonal. A esta se le ha llamado, con justa precisión, “Geometría suspendida”.

Cuestión de sentidos

Cuando tomó su primer curso de arte, antes de terminar el colegio, Michelle Prazak descubrió su vocación. Su decisión, de alguna manera, rompió una tradición familiar: cuatro generaciones antes de ella habían adoptado a la medicina como carrera. Pero la decisión ya estaba tomada.

Entonces viajó a Europa, donde ha hecho maestrías y postgrados en Artes Plásticas y Pedagogía. En 2011 volvió a Lima, donde ahora vive dedicada totalmente a su obra. Sus piezas, donde predominan los lienzos irregulares, los colores sólidos y las formas superpuestas, juegan con la percepción del espectador. “Todos apreciamos la realidad de distintas maneras. Por lo tanto, no existe una sola”, expresa.

A Prazak le gusta que el público se enfrente al lienzo y cuestione sus propias percepciones sobre tiempo, espacio y movimiento. “No pretendo dar respuestas, sino generar preguntas en la audiencia”, apunta.

Depuración de concepto

La obra de Robert Ferrer ha sido expuesta en galerías de París, Madrid, Miami, Arnhem, Bogotá, entre otras ciudades. Su historial de exposiciones tiene un pie en Europa y el otro en América Latina. Esta vez, es el quinto año consecutivo que expone en Lima.  

Una de las cosas que más me llama la atención con los artistas de aquí son los materiales que emplean, que están más vinculado a algo natural, a las tonalidades de la tierra”, indica.

Su obra, por el contrario, se compone de piezas de aluminio y derivados. Materiales industriales, como él prefiere llamarlos. “Me siento un escultor y uso este tipo de materiales porque me interesa modificarlos, son más fáciles de trasladar y más duraderos”, afirma.

Los utiliza para representar puertas o ventanas que se abren hacia mundos invisibles. “El arte abstracto no es una manera de comunicar una impresión propia”, aclara. “Mi trabajo da una serie de guías para que el espectador sepa leerla, pero al final él o ella tiene que formularse una visión propia”, agrega.

También la geometría es parte fundamental de sus piezas, al igual que en Prazak. “La geometría es una depuración de concepto”, indica. “Siempre es un resumen del resumen del resumen. Al final, se trata de cómo poder contar lo mismo con menos recursos, simplificando las cosas”.   

Texto y fotos por André Agurto