Cuando recién se estrenó La última tarde, parecía haber un consenso con respecto a la importancia que tendría su primer fin de semana de exhibición para asegurar su permanencia, al menos una semana más, en las salas de cine. Ahora, por suerte y para sorpresa de algunos, se encuentra ya en su cuarta semana. Hablamos acerca de esto con Joel Calero, su director, que además nos reveló el papel que sus actores, Katerina D’Onofrio y Lucho Cáceres, tuvieron en la edición final del guion de la película.
La última tarde acaba de llegar a su cuarta semana en los cines, ¿cómo te sientes con eso?
Me satisface que la película haya tenido tanta resonancia, sobre todo en medio más artísticos, más intelectuales, más académicos. Que haya puesto en visibilidad una serie de temas como el de la reconciliación. Estoy muy contento. Pasar a una cuarta semana con una película como esta es espectacular.
¿No te lo esperabas?
Honestamente, no tanto. Sí sabía que la película tenía un potencial. Porque creo que el estilo de mi película es un estilo cercano al público. Y a través de ese estilo cercano, en una narrativa clásica, trato de contar una historia más singular y más interesante. Entonces, asumiendo eso, sí esperaba que la película pudiera estar sobre los 15 mil espectadores. Porque inicialmente los distribuidores pensaban que solo haríamos 15 mil, o algo así, y estamos cerca de los 35 mil. Yo siempre tuve la fe de que la película podía hacer más. Pero, claro, eso también dependió de la intensa campaña básicamente centrada en el boca a boca. La película fue reseñada por muchos líderes de opinión. Eso es lo que ha levantado la película.
Lo que se ha ido compartiendo en las redes sociales ha tenido un rol bastante crucial.
Sí, sí, fundamentalmente. Si te pones a pensar, películas de este corte –más personal, más artístico–, películas como Sigo siendo, como La última tarde, como Magallanes, se han sostenido básicamente por el boca a boca, por la recomendación de influenciadores, de gente que escribe.
¿Ayudó que se proyecte en el Festival de Cine de Lima y que muchos de ellos la hayan visto antes de que se estrene comercialmente acá?
Eso tiene como dos versiones. Por ejemplo, en el Festival de Cine de Lima recibió prensa porque tenía el premio a mejor actor y el premio del público, y muchos decían que lo óptimo sería estrenarla ahí mismo, en caliente. Pero no se pudo por cuestiones de distribución, no había salas disponibles. Así que exhibimos casi un año después. Pero eso también fue interesante porque permitió que durante ese año la película recorriera festivales y le fuera muy bien con algunos premios que sonaron mucho, como el premio a mejor director en [el Festival Internacional de Cine de] Guadalajara, que hizo que Salvador del Solar hiciera unas felicitaciones públicas, o que Katerina D’onofrio sea mejor actriz en [el Festival de Cine de] Punta del Este. Eso también hizo que en este circuito que existe en los espectadores limeños, que quiere ver un cine un poco más singular e interesante, se despierte la atención. Eso permitió que el boca a boca creciera. Yo sí te digo que pensé que de la segunda semana no pasábamos. Cuando llegamos a la tercera me sorprendió. Y ahora con la cuarta, más todavía.
El éxito que está teniendo una película tan personal como esta, ¿abrirá más puertas y posibilidades? Ahora por ejemplo estás planeando una película otra vez con Lucho Cáceres.
No lo sé, honestamente. Tal vez sí. Con las películas más personales –como otra que ya tengo, que se llama La piel más temida– no creo que sea mayor cosa. El guion ya está escrito, el año pasado ganamos una beca para reescribirla en Madrid con los mismos profesores con los que hice La última tarde, pero tengo que aplicar a los concursos de producción en el Perú, en Ibermedia, y puede ser un poco largo. En lo inmediato sí puede ser. Vamos a filmar una comedia, una película comercial, con Lucho Cáceres. Hemos escrito los dos, vamos a dirigir los dos. Es una película distinta… Tengo la impresión de que en el cine peruano existen por lo menos dos tipos de cine: uno como La última tarde, de festivales, más personal, más artístico, en el que hablamos de éxito y hablamos de 35 mil espectadores; y otro comercial en el que la película a la que peor le va lleva mínimo 200 mil y las que tienen mejor difusión llegan al millón.
Y con Lucho tienen la intención de hacer una película como la de este segundo tipo…
Tenemos el interés de hacer una comedia y de hacerlo tratando de poner todo el mismo rigor que hemos puesto a La última tarde, que es una película hecha con mucha dedicación y mucho amor por el cine. Entonces queremos poner eso mismo para una película comercial. Porque sí creemos que el cine de comedia, el cine comercial, no tiene por qué ser cine malo. Y si nos ponemos autocríticos, el cine comercial peruano está muy lejos del cine comercial argentino o español. Hay mucho terreno por mejorar. Nosotros queremos hacer una comedia lo mejor hecha posible.
¿Y de qué va a tratar la comedia?
Tenemos el guion ya en la cuarta o quinta versión. La películas se llama Solteros inmaduros. Va a haber dos protagónicos: Christian Thorsen y Lucho Cáceres. Al personaje de Christian lo han abandonado y está deprimido. Por lo tanto sus amigos de promoción organizan una reunión para levantarle el ánimo. Y ahí aparece un tipo al que no veían hace mucho tiempo, que es el personaje de Lucho. Este es un pícaro, y al ver que su amigo está en una muy buena posición económica y con la casa sola porque lo han abandonado, finge la misma enfermedad que Stephen Hawking y se instala ahí, y al hacerlo alborota toda la vida del personaje de Christian.
Ese va a ser tu tercer trabajo con Lucho, ¿cómo se ha ido desarrollando tu química con él? Porque han ido trabajando proyectos muy distintos.
Nuestra relación, como siempre digo, está alcanzando un momento de madurez, pero somos como una pareja de esposos con unas peleas funestas y con unas reconciliaciones igualmente amorosas. El trabajo fluye. Porque además ya no somos solo director y actor, somos coguionistas. Entonces hemos descubierto que nos complementamos muy bien. Además, hemos hecho películas que nos han exigido mucho trabajo, y en ese trabajo hemos peleado y nos hemos dado cuenta que tenemos, en algunos puntos, visiones comunes del cine. Todo es muy paritario ahora. El guion tiene tanto de él como de mí.
De hecho Lucho, junto a Katerina, intervino en la edición final del guion de La última tarde.
Sí, ellos y mi asistente de dirección. Porque esa es una manera en la que yo trabajo. A mí me gusta que el actor se apropie de su texto, que lo modifique, no en la intención pero sí en las palabras. Y justamente trabajando eso es que se ha desarrollado este muy buen vínculo colaborativo con Lucho. Porque no solamente es que cambie las palabras, también hace propuestas. Lucho es un guionista. Por supuesto, la gente lo va a ver siempre como un actor, pero él es un guionista.
https://www.youtube.com/watch?v=LJuHyJB0M-E&t=1s
Por Omar Mejía Yóplac