Llegó a su fin la edición número 70 del “festival de festivales” en Cannes y las reacciones que ha generado el anuncio del palmarés del jurado presidido por el director español Pedro Almodóvar han sido muy variadas, incluso contradictorias. Por un lado, todos celebraron el triunfo de Sofia Coppola como mejor directora, no solo por los méritos indiscutibles de su película Beguiled –que también le valió un premio especial a Nicole Kidman-, sino también porque se trata de la segunda mujer que obtiene ese galardón en siete décadas de historia del certamen, tras la lejanísima victoria de la realizadora soviética Yuliya Solntseva en 1961 por The Chronicle of Flaming Years. El camino es aún largo para consolidar la presencia femenina en lo más alto del palmarés galo, ya que solo una mujer ha conseguido la Palma de Oro a la mejor película de Cannes: Jane Campion, por The Piano, en 1993.
De hecho, el mismo domingo 28, tras la ceremonia de clausura, algunas de las integrantes del jurado internacional divulgaron un enérgico alegato para fomentar una mayor presencia femenina en la industria del cine. La actriz estadounidense Jessica Chastain, por ejemplo, aseguró que la competición oficial de esta edición le hizo constatar que la manera en que las mujeres quedan retratadas en la gran pantalla “es bastante perturbadora, salvo algunas excepciones”. “Espero que con más cineastas haya más mujeres de las que conozco en mi día a día, más proactivas, que no reaccionan solo a los hombres alrededor de ellas, sino que tienen su propio punto de vista”, añadió.
La ganadora de la Palma de Oro, la tragicomedia sueca The Square, del director Ruben Östlund, no figuraba entre las favoritas de buena parte de la crítica y la prensa internacional, que en su momento optó por aplaudir otros largometrajes más bien lúdicos y “artísticos” como Good Time, de los hermanos Safdie; Hikari, de Naomi Kawase; The Day After, de Hong Sang-soo; o Wonderstruck, de Todd Haynes, entre otros.
El jurado internacional, además de tener al director de ¡Átame! como presidente, estuvo integrado por la ya mencionada Jessica Chastain, Will Smith, Paolo Sorrentino, Fang Bingbing, Maren Ade, Agnès Jaoui, Park Chan-Wook y Gabriel Yared. Tras un proceso de deliberación que, según Almodóvar, “no fue sangriento”, el jurado decidió conceder los premios a las mejores actuaciones del certamen a Diane Kruger (In The Fade) y Joaquin Phoenix (You Were Never Really Here); el premio al mejor guion “ex aequo” a Yorgos Lanthimos, por The Killing of a Sacred Deer, y Lynne Ramsay, por You Were Never Really Here; la Palma de Oro al mejor cortometraje Xiao cheng er Yue (A Gentle Night), de Qiu Yang; y el premio Cámara de Oro a la mejor ópera prima a Jeune Femme, de Léonor Serraille.
Los galardones especiales de este año fueron 120 battements par minute, de Robin Campillo (Gran Premio del Jurado); Nelyubov (Loveless), de Andrey Zvyagintsev (Premio del Jurado) y Katto (The Ceiling), de Teppo Airaksinen (Mención especial).
Cannes vs. Netflix
Más allá de las desavenencias generadas por los nombres del palmarés (algo muy habitual en este tipo de competencias, en las que resulta muy complicado alcanzar consensos), una controversia que dominó los doce días del encuentro fílmico fue el anuncio inicial de que en la sección oficial habría dos películas producidas por la plataforma Netflix y que no se estrenarían en salas (“Okja”, de Bong Joon Ho; y “The Meyerowitz Stories”, de Noah Baumbach).
El mismo día de la inauguración, Almodóvar dejó clara su posición con una declaración en la que defendía la magia del cine en salas y aseguraba que sería “una enorme paradoja” que la ganadora de esta no pueda ser vista en una gran pantalla. Tras la controversia, el festival se vio obligado a modificar sus reglas de forma que, desde el próximo año, las cintas que compitan por la Palma de Oro deberán ser estrenadas necesariamente en las salas francesas.
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