Vivimos tiempos de cambios vertiginosos, en los que el orden global, tal como lo conocíamos, está transformándose drástica y constantemente. Uno de los grandes agentes de este cambio es internet, con toda su globalidad y capacidad de penetración a nivel mundial. Como bien dice Eduardo Villanueva, experto en nuevos medios que se encuentra preparando un libro sobre la naturaleza de la política y el Estado en los tiempos de comunicación digital, “vivimos un momento confuso que se ve agravado por las condiciones de acción política y económica que permite internet”.

A diferencia de países como Corea del Norte, China o Rusia –regímenes cerrados, autoritarios– las democracias liberales tienden a ser más frágiles ante los posibles ataques digitales porque la apertura es una condición inherente a la red. “Estados Unidos y Europa aún no tienen demasiado claro cómo enfrentar estos cambios, por más que lo intentan”, añade Villanueva. ¿No era acaso previsible que el mundo evolucionaría hasta llegar al momento en el que estamos? El experto sostiene que sí, pero que estos cambios se han producido probablemente más pronto de lo esperado.

digital

El virus WannaCry afectó a computadoras de más de 170 países.

De hecho, uno de los grandes problemas que enfrentó Donald Trump ni bien asumió la presidencia de los Estados Unidos tiene que ver con la injerencia del gobierno ruso a través del espionaje digital, lo que, siempre según Villanueva, “no es necesariamente culpa de Trump. Lo digital crea un espacio mediante el cual la infraestructura puede ser descontrolada”, y, por lo tanto, muy difícil de fiscalizar.

WannaCry

¿Qué fue exactamente lo que pasó el 14 de mayo, cuando trescientas mil computadoras en todo el mundo, desde el Perú hasta Japón, pasando por Rusia y Europa occidental, no tenían acceso a sus propios archivos? “WannaCry es un ransomware, lo cual significa que el software capitaliza una vulnerabilidad –en este caso, presente en equipos cuyos software eran anteriores a Windows 10– para estar en posesión de tus datos (sin control completo) y ejecutar dos opciones: o das el dinero y desencriptan tus datos, o los datos se eliminan”, señala Giancarlo M. Sandoval, hacker peruano y PhD en Medios y Estudios Culturales en Birkbeck, University of London, Inglaterra.

El mensaje que aparecía en las pantallas de las computadoras afectadas era bastante claro: “Hemos encriptado tus archivos. Si quieres verlos de nuevo, tienes que pagar una suma de dinero en bitcoins”. El bitcoin es una “moneda digital” –para ponerlo en palabras simples– que sirve para realizar transacciones casi irrastreables en la web. De hecho, según Eduardo Villanueva, “hay empresas que ya te dejan pagar en bitcoin”.

“¿Se trata de un nuevo concepto de guerra? No se sabe, aunque claramente sí es un nuevo tipo de conflicto”, señala Eduardo Villanueva.

¿De dónde vino el ataque? Es difícil saberlo. Las investigaciones del gobierno estadounidense y de la Unión Europea indican que la herramienta que se utilizó para penetrar las computadoras, llamada EternalBlue, solo podía desarrollarla la National Security Agency (NSA), que es “una suerte de CIA, pero que se especializa en inteligencia de señales y no de personas”, como menciona Villanueva. De ser cierta esta hipótesis, se confirmaría que la NSA también tendría vulnerabilidades inadmisibles –que fueron explotadas hace un mes o más–, dada la naturaleza de la organización, que se encarga justamente de impedir esta suerte de ataques.

De acuerdo con Villanueva, suele suceder que este tipo de delitos surjan como ataques menores que se les pueden ir de las manos a los hackers. “Hay otra hipótesis, y es que esto lo comenzó alguien sin darse cuenta de la escala que iba a alcanzar, y eso se refleja en el hecho de que al intentar pagarles no hubo respuestas inmediatas, porque probablemente se asustaron”. Sandoval no está de acuerdo con esta hipótesis: “Es verdad que a veces hay casos que sí se les van de las manos a los hackers, lo cual se ha ilustrado en películas y series. Pero también es cierto que esa concepción del hacker como un niño con problemas es errónea y subestima a quien realiza ese trabajo”.

“La especulación de que fue algo que se escapó de las manos resta mérito a las personas que hubo detrás, cuando el efecto fue tan grande que las compañías empezaron a comprar bitcoin para poder pagar el rescate”, agrega Sandoval. De hecho, hasta el momento, de acuerdo con la página en la que se encuentra la “wallet” en la que se han hecho los depósitos en bitcoin, WannaCry había recaudado, hasta el 26 de mayo, casi 120 mil dólares.

Por Dan Lerner

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