Ella misma lo reconoce. Ya sea sobre las tablas o frente a un lente, el trabajo corporal de la actriz Liliana Trujillo es bastante expresivo. Su rostro acentúa bastante los gestos, su voz es notoria y clara, y sus brazos suelen cobrar un protagonismo particular. Pero en Rosa Chumbe, la opera prima de Jonatan Relayze, esto casi no ocurre. En nuestra entrevista tampoco.
En la sala en la que conversamos, se muestra más bien calma y sencilla. Sus manos permanecen juntas mucho tiempo y, más allá de los silencios prolongados que pueden tener algunas de sus respuestas, su voz es bastante apacible. A todo esto, además, hay que agregarle una aparente sencillez que alguien no esperaría de una actriz premiada en distintos festivales internacionales.
¿Pesa el hecho de que la película se llame como el personaje?
Lo que pasa es que la película se llamaba ETRANSROSA. Yo tengo el guion, anillado y todo, que dice eso, que es Empresa de Transportes Rosa. No trabajé con el peso del nombre. Y aún así… Los títulos a veces responden más a una cuestión comercial, de marketing.
Tu personaje busca un tipo de milagro en la película…
Sí. Busca un tipo de respuesta, de consuelo.
¿Este personaje fue un tipo de milagro para ti, algo inesperado? Porque ganaste varios premios por él.
Sí, pero yo no sabía que Jonatan la iba a mover a nivel de festivales. Tú asumes el trabajo como la posibilidad de ejercitar tu oficio, de descubrir nuevas cosas para ti como actriz, ver tus herramientas, tus recursos, cómo resuelves las cosas. Todos los trabajos que asumes están dirigidos hacia eso, a perfeccionar una técnica.
Has dicho que no buscas reconocimiento…
Sí… Es que el reconocimiento te puede venir de muchas formas. Y no te asegura nada tampoco. A veces el reconocimiento lo tienen muchas personas que pueden no haber hecho nada especial.
¿Por eso te pareció que fue una broma el premio a Mejor Actriz en el BAFICI?
(Ríe) Sí. Es que no tenía expectativa alguna. Ahora sí. Ahora, si me dices qué expectativas tengo, tengo expectativas en relación al estreno, en cómo le va a ir, cómo va a ser recibida por la gente, si llega a tres, cuatro días, cada día va a contar. Porque es una propuesta interesante la de Relayze. Pero en ese momento no contemplaba esa posibilidad.
Es tu primer protagónico, ¿cómo ha sido la experiencia del papel?
Tienes la responsabilidad de ser la herramienta adecuada para que el director cuente su historia. Es un peso mucho más determinante. Los personajes de reparto, que son los que yo mayormente he hecho, son importantes también porque, si no, no avanza la historia, no la puedes narrar. Pero este personaje, digamos, es el hilo conductor, es el que lleva todo. Para mí era importantísimo ayudar a Relayze a narrar como él quería. Porque yo sabía que era un guion que había pasado por muchas modificaciones. Y si ha pasado por muchas modificaciones es porque él ha estado frente a su computadora mejorándolo. Es una obra de arte, es un proceso de creación que necesita ser respetado. Eso es lo que yo tenía en cuenta. Y a nivel profesional había que ver temas que yo sé que tengo que trabajar: soy de usar bastante la cara, el cuerpo, y este personaje es muy económico en ese sentido. Entonces la preocupación era también por pedirle a Relayze que me diga “baja, baja” para que el personaje tuviera lo que tenía que tener.
Y trajo frutos…
Sí pues, parece que la dirección estuvo ahí atenta. Esto de tener tanto tiempo el proyecto hizo que él como director sepa claramente qué es lo que quería en cada escena. Entonces podía decirte si algo le servía o no. Y él es muy preciso y muy tranquilo para dar esas indicaciones.
A los actores de reparto o actores secundarios, en inglés se les dice “supporting actors”. O sea “actores de apoyo”…
Sí… En particular, yo considero que los personajes de apoyo son contundentes: tienes poco tiempo para ser veraz. Entonces, si no la haces en las dos escenas o en la única escena que tienes… Es todo un reto. Tienes que hacer una buena construcción. Tienes que llegar con una propuesta sólida para que el personaje muestre lo que es y la historia avance. Cuántas veces he visto que películas en las que un personaje de reparto no dice con convicción el texto y todo se cae.
¿Y en alemán como se dice? Porque acabas de terminar de grabar una película alemana.
Nooo, a las justas aprendí a decir gracias. Danke. Pero después, no, no.
¿Y qué tal experiencia de El viaje de Naomi?
La protagonista es una actriz venezolana que estudió en Argentina. En mi caso, el director estuvo haciendo audiciones allá en Alemania con mujeres latinas. Y esto lo supe cuando ya estuve grabando allá. Entre escenas me decían “ah, yo también hice audición para ese papel”. Por fortuna él vio el reel de Rosa Chumbe en un festival y dijo “esta gordita puede ser”, entonces me llamó.
¿Y has sentido alguna diferencia al actuar en una película extranjera?
No. Las veces que he participado acá, la gente trabaja con el mismo profesionalismo, la misma disciplina, la misma entrega. La única diferencia son los recursos. Si se malogra una cámara a los quince minutos ya la tienes arreglada. En cambio, aquí, con masking tape, con chicle, con algo lo arreglas y sigues. Porque no hay presupuesto.
Tu personaje en la película tiene distintas adicciones. Para dedicarse a la actuación en Perú, ¿hay que tener algún tipo de adicción irracional al oficio?
Sí, sí. Hay que ser terca, perseverante, insistente. No es una carrera donde tú veas resultados rápidos ni permanencia en el trabajo. Aprendes, acá en Perú, a generarte tu propio trabajo. El ciclo pasado fui jefe de prácticas en Artes Escénicas, la profesora principal fue Alejandra Guerra, y me sorprendió ver la cantidad de alumnos. Mi sección era de 18 y había otra de 18. Cuando yo entré al TUC éramos doce y terminaron dos. Estaba gratamente sorprendida.
Siendo jefe de prácticas, ¿les dices lo sacrificado que es el oficio?
No, no. No se hace eso. Ya lo saben. (Y vuelve a reír)
¿Qué te facilitó tomar esta decisión de dedicarte a esto?
Podría decirte que me la facilitó mi esposo, Gustavo, que también es actor… Porque no es fácil. No es fácil buscar trabajo. Es de terca que una está ahí. ¿A mí qué me facilitó? No sé. Son las oportunidades que aparecen, tal vez la fortuna que está de tu lado, es justo que necesitan alguien de tus características y no las de otra persona, pero no significa que el otro actor o la otra actriz no tenga el talento necesario. Hasta ahora no sé. No sé qué es eso tan afortunado que puede ocurrir y que ojalá pueda ser para todos. Pero… no sé. No sé.
Por Omar Mejía Yóplac