Joanne Rowling escribía los primeros manuscritos sobre un niño aprendiz de hechicería, mientras viajaba en un tren de Manchester a Londres, en 1990. Años después, lograría escribir la primera versión de Harry Potter y la piedra filosofal. Sin embargo, su vida no era nada prometedora: había nacido Jessica, su primera hija, estaba desempleada, vivía subsidiada por el Estado escocés y se encontraba escapando de un turbulento matrimonio.
Y aunque luego de mandar los primeros tres capítulos había conseguido un agente literario, Barry Cunningham, Harry Potter y la piedra filosofal sería rechazado por doce editoriales, que alegaban que un libro infantil con tantos personajes y una trama tan compleja no sería atractivo para los niños. La oportunidad llegaría recién con la editorial independiente Bloomsberry, aunque en realidad, su editor, Nigel Newton, no se sintió entusiasmado por el manuscrito y se lo dio a su hija de ocho años, Alice, quien quedó encantada y le pidió que lo publicara.
Este primer tiraje fue de tan solo 500 ejemplares, lo que indica que Newton tenía muy bajas expectativas para el libro. Sin embargo, meses después –a finales de 1997– ya se encontraba entre los más vendidos del Reino Unido. El libro entraría a la lista de The New York Times al año siguiente; y en 2012, la de Harry Potter se convertiría en la saga literaria más vendida de la historia.
GENERACIÓN ‘POTTERICA’
Como lo fue Star Wars a finales de los setenta, la fiebre de Harry Potter se convirtió en un fenómeno cultural en los 2000. La particularidad, sin embargo, es que se trata de una comunidad fanática nacida de la literatura infantil.
“El mundo de Harry Potter llegó en un momento en el que la juventud no solía leer mucho, pero con sus personajes es muy sencillo identificarse, pues, a pesar de ser magos, tienen experiencias y sentimientos reales”, cuenta Brenda Flores, presidenta de la Orden del Sol, la comunidad más grande de ‘pottericos’ en el Perú, en la que incluso conoció al padre de su hijo.
En realidad, este mundo mágico los ha acompañado en su transición de la niñez a la adultez, pues mientras crecían han ido esperando la continuación de la historia o las adaptaciones cinematográficas, además de estar siempre en contacto con otros fans. El mundo ‘potterico’ también se trata de lo que miles de fanáticos han construido a partir de su dedicación a la saga. Incluso se ha creado un “género” musical llamado Wizard Rock, en el que bandas –hay alrededor de cuatrocientos grupos de “Wrock” en el mundo– de todos los géneros, crean canciones sobre el mundo Potter. También está el quidditch, deporte ficticio que es una especie de baloncesto aéreo que se juega volando en escobas, pero que ahora es una disciplina no tradicional, adaptada desde 2005, que cuenta con selecciones y mundiales, y está regida por la International Quidditch Association (IQA).
HARRY POTTER A LA PERUANA
El Perú es también mencionado en el mundo mágico de Rowling. Por ejemplo, en los libros aparece la ciudad de Tarapoto como sede del equipo ficticio de quidditch, el Tarapoto Tree-Skimmers. Además, es mencionado en los libros el “polvo de oscuridad peruano”, una sustancia mágica que causa oscuridad instantánea, que los gemelos Weasley –hermanos de uno de los protagonistas– venden en su tienda de bromas.
Pero aquí en el Perú también se ha adaptado el quidditch a la realidad. Existen dos federaciones de este “deporte mágico” en el Perú. Una de ellas es la Federación Deportiva Peruana de Quidditch, que con su equipo “Los Black Basilisks” participan desde hace más de un año en los torneos internacionales de la IQA, y la Federación Peruana de Quidditch, la cual lo juega distinto, pues han acondicionado su propia versión. En 2008, junto a otros peruanos aficionados a Harry Potter, William Rojas adaptó el popular juego en una versión nacional. “Tratamos de respetar el juego del libro. Yo fabrico las escobas y pintamos las pelotas para que sea lo más similar al quidditch. Nos llamaron para integrarnos a la Asociación Internacional, pero ellos lo juegan distinto, y nosotros ya nos acostumbramos a nuestra versión”, cuenta William. “Muchos vienen primero a burlarse, pero luego entran a jugar y se quedan”, cuenta Indira Icochea, administradora de la federación. Y es que la mayor parte de los jugadores no son necesariamente fanáticos de la saga.
Sin embargo, para los ‘pottericos’, el motivo de fanatismo no es algo de qué avergonzarse: “Harry Potter es una parte de mí y me hace inmensamente feliz. He conocido a gente maravillosa y qué mejor que compartir todo lo ‘potterico’ que tienes dentro”, finaliza Indira.
Con una nueva saga cinematográfica realizándose en el mundo de Potter (“Animales fantásticos y dónde encontrarlos”) y las historias originales que difunde Rowling en su sitio “Pottermore”, el universo del “niño que vivió” sigue más vigente que nunca. Veinte años después del libro que lo inició todo, nuevas generaciones siguen descubriendo su magia.
Por Romina Badoino Mena
Publicado originalmente en la edición impresa de COSAS 620.