Se organizaron sin demasiado tiempo previo para una exposición que dura solo un fin de semana. El nombre de Colectivo Contrarreloj es tan particular como preciso. Conversamos con Shirley Mejía, una de sus integrantes, a propósito de Bajo la alfombra, la muestra grupal que se inaugura este jueves 6 y va hasta el domingo 9 de julio en Casa Pausa.
¿Cuándo y cómo nace Colectivo Contrarreloj?
Colectivo Contrarreloj nace por una necesidad de crear y generar contenido en base a temas que nos involucran como artistas. Lo creamos en abril de este año. Nos juntamos en una casa y expusimos nuestras distintas disciplinas y conversamos sobre la propuesta de realizar un colectivo además de una exposición juntos.
Es un nombre que transmite urgencia. ¿Es por algún tipo de urgencia artística?
El nombre del colectivo nace del formato que utilizamos para producir la exposición. Entre todos acordamos un mismo tema para explorarlo en distintos medios según cada artista y luego, en base a eso, nos colocamos una fecha límite para presentar nuestras piezas. De igual manera, creo que para todos representa también una urgencia por hablar desde el arte de los distintos problemas de nuestra sociedad al igual que una urgencia por compartir algo personal más allá de los trabajos que hacemos para nuestros clientes como comunicadores.
Son multidisciplinarios, ¿cómo se curan, influyen o retroalimentan entre ustedes como colectivo?
De hecho el proceso se torna rico dada la experiencia que tiene cada uno dentro de lo que ha aprendido ya trabajando, como aquello propio del medio en el que fue formado. Tres de nosotros venimos de la Facultad de Arte y Diseño PUCP por lo que tenemos un proceso diferente al momento de enfrentar una pieza. Igualmente muchos de nosotros trabajamos como ilustradores, lo que significa otro enfoque completamente distinto a lo que se considera arte. Lo que sí creo es que, como comunicadores, hemos tratado de alejarnos de las “múltiples interpretaciones” que pueda tener una pieza artística, para dar un mensaje único y directo con cada obra.
¿Cuánto hay que apostar para decidir dedicarse al arte?
Es más que nada una cuestión de pasión. De hecho, al ser una muestra completamente autogestionada apostamos el todo por amor al arte más que por una ganancia. El colectivo y la muestra nos sirven como plataforma a los 6 para impulsarnos dentro de nuestra “carrera artística” a la par que continuamos con nuestra vida laboral regular. Una vez terminada esta corta temporada, planeamos presentar la muestra en más galerías y centros culturales que quieran acogernos; pero nuestra labor como artistas continuará independientemente de eso. Hay que querer y creer en lo que se hace para salir adelante, pero, sobre todas las cosas, nunca dejar de producir.
¿Qué cosas se ponen en juego?
Yo creo que con cada pieza, al menos en esta muestra, queremos generar un impacto que a su vez genera la incomodidad propia de un tema “bajo la alfombra”. Tal vez muchos no coincidan con nosotros por tener diferentes creencias o puntos de vista pero eso es parte de hablar con tu propia voz dentro del arte. Creemos que es necesario para nuestra sociedad que exista este pensamiento crítico, porque generamos de esta manera una reflexión interna acerca de lo que es correcto y lo que no. Igual los invitamos a todos a conversar con nosotros sobre nuestras piezas.
¿Cuál es el espíritu de Bajo la alfombra?
Cuando comenzamos a elegir el tema que definiría la muestra, dijimos que tenía que ser algo que nos uniera y de lo que quisiéramos hablar. Un tema con el cual nos sintiéramos identificados. Salieron varias ideas, y todas tenían en común que eran temas incómodos o sensibles de tocar. Desde allí, todo empezó a cuajar. “Bajo la alfombra”, el nombre de nuestra primera muestra como colectivo, surge a partir de la metáfora de colocar lo que no nos gusta o tenemos miedo de decir, desde la objetivización del cuerpo femenino y la creación de estereotipos en torno a él, la violencia contra la mujer, el sexismo en la crianza infantil, los crímenes sexuales de la iglesia católica así como la negación por parte de la misma a reconocer la diversidad y el género. Es la sociedad y sus problemas. La suciedad debajo de esta alfombra/país/mundo que se oculta, pero que al fin y al cabo sigue allí, acumulándose. Decidimos que teníamos que hacer algo al respecto.
Por Omar Mejía Yóplac