Mucho antes de siquiera el nacimiento de la autora, existieron dos jóvenes llamados Harry Potter. En el cementerio de Commonwealth en la ciudad israelí de Ramle, yace el cuerpo de un joven que falleció durante la batalla de Hebrón en 1939. Por otro lado, en el patio trasero de la iglesia de San Lorenzo en Yorkshire, Inglaterra, también existe una tumba con el nombre Harry Potter grabado en la lápida. Lo más curioso, es que uno de los reverendos de dicha iglesia se llamaba Richard Rowling.