Desde que estrenó Dunkirk (2017) en Londres, el pasado 13 de julio -a nuestro país llegó recién el 21-, Christopher Nolan se ha llevado la ovación y el disgusto de la crítica en cantidades similares. Por un lado, hay quienes sostienen que es la mejor película en lo que va del 2017 -como el crítico de cine de Entertainment Weekly, Chris Nashawaty-, mientras que otros señalan que es una película con grandes vacíos históricos.
Francia es uno de los países más molestos con el último lanzamiento de Nolan, ya que la película está filmada desde el ángulo de las tropas británicas, ignorando la importancia de los franceses para el éxito de la Operación Dínamo. Incluso, el diario parisino Le Monde le dedicó un artículo a la película -firmado por el militar e historiador Jérôme Lespinois-, donde se señalaba que 40.000 soldados franceses que perdieron la vida en aquella evacuación francesa fueron olvidados por completo en el film inglés.
Más allá de las posturas encontradas que envuelven a Dunquerke, el estilo y la técnica de la película no han dejado de ser celebrados. Lejos de ser una película bélica más sobre la Segunda Guerra Mundial, el enfoque narrativo de Nolan acerca la película a una esfera cinematográfica atípica donde tres escenarios se entrelazan entre sí -el aire, el mar y la playa- para contar una sola historia: la operación donde se buscó evacuar a las tropas aliadas en el territorio francés tras la invasión de la Alemania nazi.
A propósito de la llegada de la película a las carteleras de Lima, conversamos con Alberto Castro, editor general de En Cinta, quien comparte con nosotros 5 razones para no perderse la última película de Christopher Nolan.
La historia bélica
«Lo que me gusta de la presentación histórica de este suceso de la Segunda Guerra Mundial es que hay un acercamiento casi documental de registro de la cotidianidad en el campo de batalla. Estamos acostumbrados a los grandes héroes y complejos planes que se desarrollan en las películas de guerra, pero aquí se privilegia la acción y reacción más básica: la supervivencia en un ambiente hostil y en esa asfixia de estar rodeado por el enemigo», resalta Castro.
La música de Hans Zimmer
«Lo interesante del tratamiento sonoro es que Zimmer juega con dos sensaciones: primero, compone sonoramente una música que nos remite tanto a los latidos del corazón como al tic tac de un reloj o una bomba de tiempo. Esto realza esa sensación de vida o muerte que atraviesa a los personajes, así como el poco tiempo que tienen para zafarse de los obstáculos. Por otro lado, la banda sonora siempre va in crescendo, como si en cualquier momento fuera a suceder algo devastador, incluso cuando no sucede nada. Sin embargo, también debo decir que hay momentos sobremusicalizados y que Zimmer pudo jugar un poco más con el silencio en momentos de reposo», explica el especialista.
La técnica visual
Castro nos comparte un dato curioso de la película: «Nolan no quiso usar soldados digitales y hay fotos en el rodaje en la playa en las que se ve que se imprimieron soldados de madera para rellenar las tomas grandes. Es todo un artesano».
El comeback de Nolan
«Hace varios años que siento que Nolan está de capa caída y atrapado en ideas ambiciosas. Con esta película regresa más maduro y controlado, siendo Dunkirk una de sus mejores películas junto a The Dark Knight y Memento», afirma Castro.
El mensaje final
Para Castro, Nolan persigue un lema en todas sus películas: la importancia de la comunidad. «Hay un mensaje potente en ese monólogo final que revela cómo importa más el colectivo de individuos que los sucesos individuales o heroicos, y cómo la guerra afecta al mundo. Es el conflicto eterno en el que vive el mundo que afecta a toda la sociedad, y no solo a los grandes agentes, políticos o soldados.»
Por: María Alejandra López