La escritora Katya Adaui publicó este año Aquí hay icebergs, un libro de cuentos que ha tenido buena aceptación tanto de la crítica como de los lectores. Conversamos con la autora sobre las historias detrás de su nueva publicación.
Por André Agurto // Fotos: Cortesía de Penguin Random House
“Escribo como respiro”, admite la escritora Katya Adaui. Detrás de esa vocación existencial, hay simpleza. “Me encantan las frases cortas. No hablo con frases largas porque me falta el aire”, dice. Y hace una pausa. “Hablo cortito. Digo algo, pongo el punto. Un punto caprichoso. Donde no debería ir. Escribo como respiro”.
De vida contenida y familias disfuncionales está hecho su último libro. Aquí hay icebergs le ha valido a Adaui elogios de la crítica y de los lectores (la primera edición está a punto de agotarse y la segunda está en camino).
Comenzó a escribir estos cuentos en Argentina, lugar al que viajó para estudiar una Maestría en Escritura Creativa. “Los dos años que estuve allá escribía todos los días durante 12 horas. Era un exceso”.
Ese “exceso” produjo estos 12 cuentos que ahondan en uno de los temas que Adaui ha tratado de diversas maneras desde su primer libro. “Para mí, la familia es un lugar de luz y oscuridad, al igual que la escritura”. A través de Aquí hay icerbergs, se propone iluminar esas zonas en tinieblas, donde existen madres crueles, gemelos que prefieren la eutanasia, hijas con complejo de Electra.
La escritora admite haber pertenecido a una familia disfuncional. En este libro, hay cosas que ha inventado, otras que ha escuchado, pero también algunas de las que ha sido testigo.
¿Qué separa su realidad de la ficción? “Hay cuentos sobre mi madre en los que se nota que sí es mi madre. Ella los leía, pero no se enojaba. Me decía: ‘¿Ves? Te he dado material para escribir’. Había en ella una jactancia un poco perversa”, comenta entre risas.
Sin embargo, también tenía “destellos de amor que, cuando ocurrían, no había mejor lugar en el mundo que ser hija de ella”, apunta.
O ese humor negro que la caracterizaba. Cuando publicó su primer libro, Un accidente llamado familia, el escritor Alonso Cueto se encargó de presentarlo. Cuando el evento terminó, su madre se acercó al autor de La amante del rey y le susurró al oído: “Lo que tú no sabes y nadie sabe es que Katya fue un accidente”.
Lenguaje
Si bien Aquí hay icebergs profundiza en temas universales como la familia y las relaciones, Adaui propone una nueva mirada desde el lenguaje. En ese gran detalle radica la evolución que ha tenido su carrera desde Un accidente llamado familia hasta ahora. “En ese primer libro, estaba más preocupada por impresionar, por decir algo novedoso”, recuerda.
Ahora, sin embargo, se ha permitido jugar con las palabras, con los tiempos y la estructura de los relatos. “Si ya está todo dicho, ¿qué hay de peculiar en esto? Lo que tiene valor es mi voz, la manera en que lo narro. Eso es lo que lo hace único, singular”, indica.
Aquí hay icebergs es, de acuerdo a la autora, el libro que buscaba escribir. “Lo he soñado así, diariamente. Pero ya lo publiqué. Es de otros. Ahora tengo que seguir buscando”.