Un nuevo documental de Netflix explora la vida y la obra de una de las escritoras más icónicas de las últimas décadas. Con sus agudas observaciones y su frugal, inteligente y delicado estilo, Joan Didion ha retratado la cultura contemporánea de Estados Unidos y, en una inesperada curva en su destino, sus propias pérdidas y tristezas.
Por Manuel Santelices
Joan Didion: The Center Will Not Hold, dirigido por su sobrino, Griffin Dunne, y producido por su sobrina Anabelle Dunne, llegó recientemente a Netflix para revelar nuevos aspectos de la vida y personalidad de la escritora. Sentada en los blancos sillones de su departamento neoyorquino, Didion habla en pantalla exactamente como escribe: con tres frases puede decir todo lo que quiere. Y luego viene un silencio que, según el realizador, es parte tan importante de su vocabulario como sus palabras.
Ambiciosos social y profesionalmente, Joan y su marido llegaron a Los Ángeles conociendo a solo un puñado de personas. La más importante, sin duda, era Dominick Dunne, hermano de John, que luego alcanzó la fama como escritor de Vanity Fair –su reporteo del caso de O.J. Simpson consolidó su carrera–, pero que por entonces no era más que un productor de televisión de segundo orden, con una gran mansión en las colinas de Hollywood y un alcoholismo galopante que prácticamente lo llevó a la ruina.
Aunque Didion nació en California, a las afueras de Sacramento, su experiencia era más cercana al lejano oeste que al glamour del cine. Encandilada a veces con las luces de Hollywood, no dejó nunca que estas la cegaran, y sus dos primeros libros de ensayo, Slouching Towards Bethelem y The White Album, mostraron gran cantidad de contradicciones y paradojas que la lanzaron al vacío de la modernidad y sus tentaciones. Su tercer libro, Play It as It Lays (“Según venga el juego”, en su traducción al español) –una novela ambientada en ese nuevo Hollywood que cuenta la historia de una actriz en decadencia internada en un sanatorio mental– es un reflejo de estos cambios.
El año trágico
En 1966 los Dunne adoptaron a una niña recién nacida, Quintana Roo Dunne, y una década después la familia se instaló en Nueva York, donde continuaron por largo tiempo con una existencia marcada por el brillo literario y el privilegio social.
Ya inmersos en el siglo XXI, el 2003 fue el año en que empezó la etapa más dura en la vida de Didion; al mismo tiempo, sería la etapa que le daría el material para su prosa más admirada. En diciembre de ese año Quintana fue internada de urgencia en el hospital Beth Israel de Manhattan, víctima de una septicemia producida por una neumonía infecciosa. La joven, que había contraído matrimonio solo cinco meses antes, fue sometida a un coma inducido y los doctores temieron por su vida.
Por si fuera poco, en vísperas del Año Nuevo de 2004, Joan y John volvieron de su departamento después de un día en el hospital con su hija. Se sentaron a comer y, de pronto, John se llevó una mano al pecho, la otra la extendió en el aire y se desplomó de su silla, inconsciente. Su muerte por un infarto fue tan repentina e inesperada, que, por un momento, Joan pensó que él estaba bromeando. La escritora suspendió los funerales de su marido durante un mes, para que la hija de ambos pudiera asistir. Pero a una breve recuperación siguió una nueva crisis, y Quintana murió de pancreatitis en agosto de 2005.
La escritora relata su experiencia en The Year of Magical Thinking (“El año del pensamiento mágico”), un libro de 2005 que puede ser definido como un volumen de memorias, pero también como un mapa para lidiar con el dolor de la enfermedad de su hija y la repentina muerte de su esposo (la muerte de Quintana sucedió cuando el libro ya había sido publicado).
Lejos de haber quedado hundida en la tragedia, la carrera de Didion, y en cierto modo su vida, ha tenido un nuevo impulso en los años recientes. Después de ganar el National Book Award en 2005, The Year of Magical Thinking fue convertido en una obra de teatro, y logró enorme éxito en Broadway con Vanessa Redgrave en el papel protagónico. Luego, la autora recibió la Medalla a la Contribución Distinguida a las Letras de la National Book Foundation, honores en las universidades de Yale y Harvard; y en 2013, el presidente Barack Obama le entregó la Medalla Nacional de las Artes y las Letras.
Su estilo –pocas escritoras podrían posar con más aplomo para una cámara que ella– sedujo a una nueva generación de admiradores cuando apareció en una campaña para la marca francesa Céline, ocultando su frágil rostro detrás de unos enormes anteojos oscuros. “De todas las películas en las que he participado, ninguna ha creado tanta expectativa como esta”, reconoció Griffin Dunne (“After Hours”, “I Love Dick”, “House of Lies”) en una entrevista reciente. “Creo que la gente siente un genuino interés por Joan”.