Apariciones sorprendentes, retornos inesperados pero triunfales, lanzamientos locales que nos llenan de optimismo: en términos musicales, el 2017 fue un año realmente memorable. Aquí les contamos por qué.
Por Raúl Cachay A.
El ámbito local nos regaló numerosos motivos para sentirnos felices y optimistas durante el 2017. De hecho, no sería descabellado decir que ha sido uno de los mejores años del siglo XXI en la escena musical peruana. Quizás el mejor de todos. Y perdonen el entusiasmo, pero no solo se trata de lanzamientos memorables (nuestra lista consigna solamente veinte, pero se quedaron fuera muchos otros, como los de Astronaut Project, Mi Jardín Secreto, Olaya Sound System, Vilchez Huamán, Nicolás Duarte, Autobús, Luis Loz, Pounda & No Modico y más), sino de una escena independiente que parece haber alcanzado un estado de crecimiento permanente, con nuevos espacios de difusión (sería mezquino negar la influencia positiva de una plataforma multimedios como la que ofrece Movistar Música, más allá de las críticas o las dudas que pudieran generar los criterios de su programación), conciertos, ferias de discos y festivales que atraen cada vez a más asistentes y, por supuesto, una continua aparición de nuevos y novísimos talentos.
De hecho, la inmensa mayoría de lanzamientos que figuran en nuestra lista nacional son primeros o segundos discos. Y, aunque hacemos el mea culpa respectivo porque el centralismo limeño es una de esas enfermedades colectivas de las que aparentemente nunca nos curaremos y que también se expresa en la notoria ausencia de artistas del interior en el listado, tenemos a los cuzqueños de Sonora Patronal y los trujillanos de Ancestro para dar la contra. Y el peruano migrante, el que se vio forzado a dejar el país para buscar suerte en otras latitudes por necesidad u obligación, tiene a un representante excepcional en A.CHAL, un artista de R&B alternativo radicado en Los Ángeles que hace tiempo se desmarcó de las comparaciones y paralelos con The Weeknd y otros cantantes similares para desarrollar un fascinante estilo propio, que se manifiesta de forma contundente en su más reciente mixtape. ¿Debemos considerarlo un lanzamiento nacional, tomando en cuenta que fue editado en Estados Unidos y sus canciones son casi todas interpretadas en inglés? A mí me basta con saber que nació aquí y que la impronta de nuestra cultura sigue recorriendo sus venas, como él mismo lo ha dicho en varias entrevistas.
Finalmente, todos los honores para los dos discos que ocupan los primeros puestos de nuestra lista nacional: ambos, “Zamba puta”, de La Lá; y “Nueva ola”, de Santa García (nombre artístico del cantautor peruano radicado en Buenos Aires Roberto Espinoza, de apenas 21 años), son delicadas, breves y poéticas piezas de orfebrería musical en los que la modernidad y la tradición se retroalimentan para dar como resultado algo nuevo y hermoso: música que reconforta y que interpela, canciones que se abandonan al lirismo sin caer en alardes intelectuales o sentimentalismos chantajistas, canciones atemporales y magníficas que finalmente nos harán recordar con gratitud un año que, como todos, estuvo lleno de altas y bajas, alegrías y tristezas, separaciones y reencuentros… A empezar de nuevo en enero.