Las obras de ampliación del sistema de transporte público en el Centro Histórico de Lima no solo deben contemplar la preservación de nuestro patrimonio en su actual estado, sino también la posibilidad de recuperar por completo el paisaje urbano de lugares tan emblemáticos como el Paseo Colón y el entorno del actual MALI. El gerente de Prolima lo explica mejor en este artículo.
Por Luis Martín Bogdanovich (*)
Con la aprobación del plan maestro del Centro Histórico de Lima en diciembre del año pasado, se estableció la necesidad de contar con un estudio de impacto al patrimonio (EIP) y una propuesta de mitigación del impacto traducida en un proyecto de inserción urbana que recupere las características primigenias de los espacios públicos que se vean afectados por una obra de infraestructura vial.
El Centro Histórico de Lima es un área de la metrópoli, delimitada y declarada como Patrimonio Cultural de la Nación en 1972 e inscrita en la lista del patrimonio mundial de la Unesco en 1991, con la finalidad de recibir un tratamiento normativo extraordinario que facilite la conservación, recuperación y salvaguarda de sus valores patrimoniales. Por lo tanto, todas las intervenciones que se realicen en el Centro Histórico de Lima deben apuntar a recuperar estos valores asociados a su paisaje urbano histórico.
El Paseo Colón, inaugurado en 1898, ha sufrido en las últimas décadas transformaciones y vejaciones urbanísticas y arquitectónicas producto de la ausencia de un instrumento de planificación que tuviera una visión y unos lineamientos claros para su intervención como espacio patrimonial. No obstante, en su calidad de ambiente urbano monumental, concentra, junto con el Parque de la Exposición y la plaza Bolognesi, un conjunto de valores cuya identificación se recoge en el plan maestro del CHL, los cuales deben ser considerados al momento de proyectar cualquier obra de infraestructura sobre o bajo la superficie.
La línea 2 y la conservación del centro histórico
En los últimos días se ha hablado mucho sobre la construcción de la Línea 2 del Metro de Lima y las posibles afectaciones que traería a su paso por el centro de la ciudad. Sin embargo, esta afectación se daría solo en caso de que el proyecto se realizara sin un estudio de impacto al patrimonio y, lo que es más importante, la consecuente propuesta de mitigación de este impacto traducida en un proyecto de inserción urbana que recupere los valores patrimoniales de la zona.
Conociendo la situación de degradación de los ambientes urbanos monumentales del área en cuestión, habría que ver esta obra de infraestructura vial como una oportunidad para recuperarlos con sus características primigenias. Tal como lo señala la Norma A.140 del Reglamento Nacional de Edificaciones, los espacios públicos cuya fisonomía y elementos poseen valor urbanístico en conjunto, como escala y volumetría, deben conservarse y recuperarse si se hubieran perdido parcialmente.
Según los estudios previos de la obra realizados por el BID, se conoce que el flujo peatonal en el Paseo Colón y Wilson se incrementará en alrededor de 54.000 peatones en hora punta de la mañana en contraste a lo que actualmente soporta la vía (8100 peatones). De acuerdo con el estudio mencionado, es posible que, donde antes transitaban cinco personas por metro cuadrado de vereda por minuto, con la apertura de la Estación Central esta cifra se elevará a 32 personas por metro cuadrado de vereda por minuto. Tales cifras son indicadores de que, efectivamente, las veredas del entorno de la futura Estación Central no están preparadas para soportar tal flujo peatonal, por lo que se hace necesario ampliar el área peatonal en concordancia con las nuevas dinámicas que se desarrollarán en el área de intervención, siguiendo los lineamientos de recuperación del Paseo Colón, conforme lo establece la normativa especial para zonas monumentales.
Debido a la construcción de la estación, varios inmuebles de valor quedarán expuestos a una obra a tajo abierto. Por ello, se deben intervenir las fachadas de estos, con el fin de consolidar aquellos elementos que se puedan ver perjudicados durante la ejecución de la obra, sobre todo durante la etapa de excavaciones, en la que el movimiento de tierra y el desplazamiento de maquinaria pesada podrían provocar desprendimientos de los edificios. Es importante señalar que algunos de los inmuebles afectados tienen condición de inhabitabilidad. En tal caso, los trabajos de prevención y consolidación deben realizarse por lo menos en la fachada.
Las obras por realizarse en el CHL deben ser de carácter integral. Además del proyecto de inserción urbana, se deben incluir también proyectos de restauración de fachadas de los inmuebles que se encuentran en el área patrimonial intervenida, sobre todo en aquellos casos en que los inmuebles estén en mal estado de conservación.
Finalmente, todo ello deberá tenerse en consideración a fin de garantizar no solo que estas obras importantes y necesarias se realicen sin afectar la condición patrimonial del Centro Histórico de Lima, sino que, por el contrario, contribuyan a realzar su Valor Universal Excepcional.
El palacio de la exposición y el museo de arte de Lima
El Palacio de la Exposición, quizá el mejor ejemplo de la arquitectura ecléctica limeña, fue edificado junto con el Parque de la Exposición, con el objetivo principal de servir de centro de exhibición de los productos naturales del país, así como de maquinarias, plantas y objetos importados, en el marco de la Exposición Internacional de Lima de 1872. El edificio alberga desde 1961 al Museo de Arte de Lima, una de las instituciones culturales más importantes del país y, sin lugar a dudas, la colección de arte peruano en exhibición más completa.
Sería deseable que la Estación Central de la Línea 2 del Metro considerara el próximo desarrollo del Proyecto de la Nueva Ala de Arte Contemporáneo del Museo de Arte de Lima (MALI). Este proyecto tiene expediente técnico y consiste en un nuevo edificio subterráneo de 6000 m2 en un terreno ubicado junto al Palacio de la Exposición. El proyecto contempla galerías dedicadas a la exposición permanente de las colecciones de arte contemporáneo, una biblioteca habilitada para 40.000 libros, aulas para cursos, un nuevo café, espacios para talleres y almacenes, y una plaza pública, que idealmente deberá estar conectada a la Estación Central.
El incumplimiento de las recomendaciones de la Unesco representa una falta a los compromisos asumidos como Estado parte de la Convención del Patrimonio Mundial de 1972. En consecuencia, mientras el Perú siga adscrito a ella, se deberán presentar los EIP y el proyecto de inserción urbano en el marco de lo enunciado líneas arriba.
Las escultura y los elementos ornamentales del paseo Colón
El modelo de ciudad desarrollado desde la creación del Parque de las Exposición en 1872 hasta la consolidación del Paseo Colón hacia 1930 tuvo como uno de sus elementos constitutivos más importantes la dotación de esculturas y mobiliario ornamental. Por lo tanto, al momento de proyectar la recuperación de este espacio urbano, se deberá prestar especial atención a la reposición de las esculturas existentes en sus ubicaciones originales. Esta propuesta deberá incluir, además de la reposición de las esculturas de Colón, las cuatro estaciones y los jarrones de mármol, la restitución de la escultura de Flora y Pomona de la fundición Val D’Osne y los leones de mármol, ubicados actualmente frente al Palacio de Justicia, entre otros.
De igual manera, deberá contener la instalación y la recuperación de mobiliario urbano perdido, como jarrones de mármol o fierro, postes, faroles y bancas de madera y fierro con el diseño correspondiente a este espacio, en el marco de lo regulado por el Reglamento Único de Administración del Centro Histórico de Lima y en consonancia con las recomendaciones de la Carta de Venecia.
El metro de Quito, una experiencia a tener en cuenta
Si bien el asunto que nos ocupa es algo nuevo en el Perú, merece la pena revisar el Proyecto de la Línea de Metro en Quito, como referente latinoamericano, debido a las consideraciones que se tomaron con respecto al impacto al patrimonio y las medidas adoptadas para mitigarlo y reducirlo.
El proyecto del Metro de Quito comenzó a mediados del año 2010 y fue entregado al consorcio del Metro de Madrid, empresa a la que se encargó la tarea de planificar el proyecto para ejecutarse en una ciudad que, como otras capitales latinoamericanas, posee en su centro histórico un patrimonio cultural con Valor Universal Excepcional, inscrito en la lista del patrimonio mundial de la Unesco.
Para el desarrollo de dicho proyecto, se desarrollaron estudios en todos los niveles de competencias y se evaluaron todos los impactos posibles sobre la ciudad y la forma en que la viven sus habitantes. Por tales motivos, las obras de construcción comenzaron a partir del año 2017, luego de haber presentado todos los estudios y que la comuna aprobara todos los planes de trabajo que forman dicho proyecto.
Actualmente se viene ejecutando la segunda etapa del proyecto del Metro de Quito, que comprende la construcción del tramo denominado Línea 1, que incluye aproximadamente 22 kilómetros de recorrido totalmente subterráneo y que consta de 15 estaciones principales y 5 estaciones denominadas “de reserva”, que serán implementadas como contingencia en caso de que la demanda del servicio supere las expectativas. El proyecto permitirá recorrer la ciudad de sur a norte en 35 minutos y, además, está previsto que se conecte con otros sistemas de transporte con estaciones intermodales estratégicas. Se prevé que la construcción de la Línea 1 se culminará el próximo año.
Para la ejecución del Metro de Quito, se realizó el estudio de impacto patrimonial y se contó con la asesoría del Metro de Roma. El EIP realizado para este proyecto es considerado uno de los mejor elaborados a nivel regional. La solución para la estación bajo la plazuela de San Francisco fue adquirir una casona, de modo que el ingreso y la salida de la estación estuvieran dentro, sin afectar en lo más mínimo las calidades del espacio público. Nuestra solución a las salidas de emergencia y los ductos de ventilación, entre otros, irán por la misma línea.