“La primera reforma agraria (PRA), lejos de brindarle oportunidades a los agricultores y campesinos, los empobreció más y arruinó la productividad agraria en el país.”
Por Andrés Romaña, director de Lucidez
El presidente de la República, Pedro Castillo, anunció el lanzamiento de la “segunda reforma agraria”, en el quincuagésimo tercer aniversario del golpe de estado perpetrado por Juan Velasco Alvarado contra el presidente Fernando Belaúnde. Aquel anuncio vino acompañado de frases que demuestran que en el gobierno no solo no habrá moderación, sino que el radicalismo del presidente y sus ministros recién comienza.
La primera reforma agraria (PRA), lejos de brindarle oportunidades a los agricultores y campesinos, los empobreció más y arruinó la productividad agraria en el país. Aquello no significa que no se cometieron abusos; sin embargo, pretender romantizar la PRA, que se basó en el robo de propiedades y sumió en la absoluta pobreza campesinos, es un insulto a la verdad. Pero aquello no parece ser de importancia para el gobierno, ya que se relanzará un proyecto fracasado que busca generar falsas expectativas y así intentar camuflar el total desgobierno y caos en los que se encuentra sumido el país.
Entonces, lo preocupante no es solo que se intente revivir un fracaso del pasado, sino también que se realice en el aniversario de un golpe de estado que abrió paso a un gobierno totalitario, que suprimió la libertad de prensa, masacró a estudiantes y que deportó y encarceló a opositores. Sin embargo, la izquierda se regocija el 3 de octubre al recordar una dictadura de izquierda, mientras que, con la misma desfachatez, fingen indignación al recordar el 5 de abril.
Por ello, aquella izquierda arcaica, autoritaria e hipócrita, que ahora está en el poder, debe ser recordada por todos los peruanos en todas las futuras elecciones, debido a que, cuando este gobierno culmine estrepitosamente, con escándalos de corrupción, autoritarismo y aumento en los índices de pobreza, quienes hoy lo apoyan y pidieron votar por el presidente Castillo, al igual que lo hicieron con Villarán, Humala y Vizcarra, asegurarán que fueron “engañados” y no se responsabilizarán del hoyo al que irresponsablemente enviaron al país. Son ellos a quienes se tienen que recordar, porque en cinco años pedirán votos mientras prometen solucionar el problema que ellos causaron.
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