El capitán de navío Luis De la Sotta Quiroga, estaría sufriendo de tortura. El Defensor del Pueblo exhortó en enero al entonces canciller Óscar Maúrtua para que tome acciones por la salud del capitán.
Por Redacción COSAS
En enero de este año el Defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, solicitó información sobre el peruano venezolano que se encuentra detenido y habría sido torturado por el régimen de Nicolás Maduro, desde el año 2018.
Esta petición fue realizada con el fin de brindar asistencia al capitán Luis De la Sotta, que fue encerrado sin ningún tipo de juicio previo. El encierro lo cumple en la sede de la unidad en Boleíta, Caracas, perteneciente a la División General de Contrainteligencia Militar DGCIM. Los cargos que le imputa el Gobierno de Caracas, serían el de conspiración.
«El caso de De La Sotta Quiroga fue puesto en conocimiento de las autoridades competentes de la Cancillería peruana. Sin embargo, a la fecha, y pesar de la gravedad de los hechos, no se cuenta con información sobre las acciones tomadas ante dicha situación», señaló el Defensor del Pueblo en el Oficio N° 0008-2022-DP.
El Defensor del Pueblo, recordó al canciller que tiene dentro de sus principales funciones el formular, coordinar, ejecutar y evaluar la política de protección y asistencia a los nacionales en el exterior canalizado por la Dirección de Protección y Asistencia al Nacional en coordinación con los consulados. Ya son cuatro años de prisión y el peruano no recibe un juicio que verifica si es culpable o no.
La hermana declara
Molly de la Sotta, conversó con el diario El Comercio, donde cuenta el infierno que su hermano vive en Venezuela. El capitán de navío manifiesta que está encerrado injustamente y que cada día que pasa “es una tortura”.
Molly agrega que su hermano está encerrado junto a cinco personas en un cuarto de 3X2 metros y sin baño y que su hermano sufre de torturas. En una ocasión cuenta que a su hermano lo pusieron en el llamado “ataúd”, que es un cuarto de tortura de 60×60 donde es imposible agacharse y no se puede respirar.
En su última visita le llevó botellas de agua y bolsas donde los presos hacían sus necesidades. Aquí se enteró que Luis de la Sotta había sido llevado “El Tigrito” y “El cuarto de los locos”. Molly agregó: “Lo golpearon con maderas, le pasaron electricidad, lo asfixiaron con bolsas, le introdujeron polvos lacrimógenos, restringieron sus alimentos, el baño y las visitas, además de la comunicación con su abogado”.
Al momento Molly se encuentra luchando por la liberación y ayuda de su hermano. “Me han dejado sola. Estamos exigiendo su liberación y repatriación al Perú. En todo este tiempo ni el cónsul peruano en Venezuela ni siquiera lo ha visitado”, denunció.
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