Se sostiene constantemente que el Perú es un país institucionalmente deficiente. Ciertamente, el célebre historiador José Agustín de la Puente Candamo lo reconocía, al manifestar que a lo largo del proceso de construcción de la nación peruana, no hemos apreciado lo que significa la estabilidad.

Por Rollin Thorne Davenport

En efecto, sin la consolidación de instituciones políticas y económicas sólidas que sean predecibles en el tiempo, lograr un nivel de desarrollo significativo es imposible. Pero, ¿por qué son tan necesarias las instituciones para alcanzar un desarrollo nacional a largo plazo?

En su importante obra Why Nations Fail, los reconocidos economistas Daron Acemoglu y James Robinson argumentan que las instituciones son fundamentales para determinar el éxito o fracaso de los países, en términos de niveles de prosperidad y pobreza. Según su análisis, estas tienen una capacidad significativa de influir en el comportamiento económico de los individuos en una sociedad. Esto se da, debido a que existe una correlación significativa entre indicadores económicos positivos y la consolidación de instituciones como, por ejemplo, una apropiada protección de los derechos de propiedad, un sistema de justicia predecible o una burocracia estatal eficiente cuya regulación se enfoque en la reducción de costos de transacción.

Sin embargo, hay también una distinción importante entre instituciones ‘formales’ e ‘informales’. En su obra El misterio del capital, el excandidato presidencial Hernando de Soto presenta un interesante ejemplo para ilustrar el funcionamiento institucional ‘informal’ en algunas zonas rurales del Perú. Según este, el reconocimiento de los linderos que delimitan la propiedad de las parcelas agrarias en el campo —en un contexto en el que no existen títulos de propiedad y hay un escaso sistema de información que los establezca— se da a través de los ladridos de los perros guardianes. El ladrido de un perro distinto determina que la propiedad, de facto, pertenece a otra persona y, de esta manera, se pueden delimitar los parámetros que determinan la propiedad de las parcelas.

instituciones

Este interesante ejemplo muestra cómo, a pesar de una carencia de instituciones ‘formales’, cierto grado de institucionalización ‘informal’ siempre existe. No obstante, para poder consolidar un nivel de desarrollo que sea sostenible en el largo plazo, es necesario fomentar un proceso de institucionalización ‘formal’ que incorpore también las normas y costumbres sociales que ya existen en el sector informal. Sin embargo, sin reglas de juego ‘formales’ claras y predecibles, lograr un grado de estabilidad institucional significativa resulta sumamente complejo.

En este sentido, el Perú sí es un país con instituciones deficientes. A pesar de ser una tarea titánica que está enraizada a la propia formación del Estado, se debe empezar a repensar el funcionamiento de algunas instituciones —principalmente políticas— para que operen en un marco que propague la simpleza, transparencia y claridad en beneficio de la estabilidad política del Perú. Si el país no se enfoca en transformar el trasfondo de sus instituciones como los cimientos de la sociedad, seguiremos sumidos en crisis en detrimento de la prosperidad económica de todos.

*El autor es actualmente asesor parlamentario en el Congreso de la República.

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