Ha pasado un año desde que Pedro Castillo asumió la presidencia del Perú. Luego de una contienda electoral caracterizada por una excesiva incertidumbre, la oferta política de Perú Libre finalmente salió ganadora. No obstante, después de un año de gobierno, el desempeño de Pedro Castillo al mando del país no sólo tiene logros muy efímeros que destacar, sino que está sumido en una situación empañada por escandalosos casos de corrupción en su entorno y una falta de liderazgo que carcome la viabilidad del gobierno a diario.
Por Rollin Thorne Davenport
Como es propio de su historia, el Perú es el país de las oportunidades perdidas. Sin embargo, el último año representa un retroceso singular con relación a la confianza que tiene la ciudadanía en las instituciones públicas. Por este motivo, no sorprende que a julio de este año, un 74% desapruebe la actual gestión del presidente Castillo, de acuerdo a una encuesta publicada por Ipsos. En la capital, la desaprobación aumenta a 87%, una cifra pírrica para un gobierno que se denomina a sí mismo como el ‘gobierno del pueblo’.
Rotación ministerial
No obstante, una cualidad sumamente preocupante que ha definido hasta hoy la administración de Pedro Castillo es la constante rotación de ministros. Para un gobierno que lleva tan solo un año de gestión, haber juramentado a cuatro presidentes del Consejo de Ministros y un total de 59 ministros —siendo la cartera del Interior la más perjudicada con siete cambios— es completamente inaceptable. Si lo que se busca es impulsar reformas para abordar los problemas estructurales del país, es indispensable que el Ejecutivo no solo convoque cuadros con capacidad y liderazgo, sino que sean políticamente sostenibles en el mediano plazo. La administración de Pedro Castillo, desafortunadamente, ha hecho todo lo contrario.
Esta alta rotación ministerial tiene un efecto potente en la capacidad de gestión del Estado. Por ejemplo, no sorprende que alrededor de 2,000 proyectos de inversión pública con recursos asignados no hayan ejecutado un sol en lo que va del año. Más aún, de los 15 proyectos de inversión con un presupuesto mayor a S/. 100 millones —los que representan alrededor del 15% del total del presupuesto en obras del gobierno nacional—, 10 registran una ejecución por debajo del 50%, según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas. En este sentido, es urgente que el Ejecutivo consolide liderazgos más sostenibles al frente de las carteras ministeriales pare reducir el déficit de gestión que existe en detrimento del bienestar nacional, en particular de las regiones del país con altas brechas de infraestructura.
Castillo y su silencio
Asimismo, otra lamentable singularidad que ha caracterizado el comportamiento de Pedro Castillo en este año de gestión es su hermetismo y pobre disposición de comunicación con la prensa. El presidente, desde que juramentó al cargo en julio del año pasado, ha brindado tan solo cuatro entrevistas a medios locales y dos a medios internacionales. Esto es poco transparente y perjudica la consolidación de instituciones políticas que estén en sintonía y constante relación con las necesidades de la población, en particular en torno a un contexto de incertidumbre política y económica como el actual.
Resulta urgente que el Ejecutivo renuncie a propuestas populistas y se enfoque en consolidar liderazgos más estables en las carteras ministeriales. Asimismo, es vital que el propio presidente responda ante la Fiscalía y la prensa por los serios cuestionamientos que se le imputan, en torno a las cinco investigaciones fiscales que tiene en curso. Si el Ejecutivo no enmienda el rumbo, la crisis política se continuará agravando y contribuirá a la disfuncionalidad que ya caracteriza al Estado peruano.
*El autor es actualmente asesor parlamentario en el Congreso de la República.
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