El día previo a su detención, Alejandro Sánchez, paseó junto a su hijo. La Fiscalía halló a sus familiares muy nerviosos.
Por Sergio Herrera
Alejandro Sánchez Sánchez, el propietario de la casa de Sarratea y un miembro clave del círculo cercano del presidente Pedro Castillo, habría sido advertido mediante una llamada sobre su detención y por ello, escapó un día antes. Así, se convirtió en otro prófugo de la justicia ligado al presidente.
Según el dominical Cuarto Poder, agentes del Equipo Especial de la Policía ingresaron a la casa de Sarratea y también a la casa de Sánchez en Asia. Sin embargo, no se encontraba en ninguna de estas propiedades. Lo que sí hallaron fue a los familiares de Sánchez bastante nerviosos.
La rutina de Sánchez
Vestido con una gorra y mascarilla, Sánchez visitó el Centro de Lima para buscar un turrón de doña pepa. Luego, fue a comer a un chifa y finalmente, a un hotel con una mujer rubia de identidad desconocida. Así lo atestiguó el seguimiento policial. A veces vive en una quinta de Surquillo, donde visitaba a su hija menor de edad.
Luego de un mes y medio de vigilancia, la rutina rígida de Sánchez cambió de forma repentina el 10 de octubre. Esto fue un día antes de la detención programada del amigo presidencial. La última vez que fue visto por los agentes policiales compró en un grifo con su hijo, ingresó a su domicilio en Asia y finalmente, desapareció.
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